Una nueva tendencia está tomando nuestra ciudad y se ha convertido en la sensación del momento: los patitos amarillos kawaii. Aunque estos adorables patitos de hule hicieron su primera aparición en eventos gastronómicos hace unos meses, su popularidad continúa en ascenso. Esta tendencia es adoptada principalmente por los jóvenes peruanos, quienes los lucen con un resorte y un ganchito en la cabeza o en los hombros.
Sin embargo, lo más curioso es el vínculo que esta tendencia tiene con la cultura moche. La conexión parte del respeto de dicho animal y una cerámica que representa a un personaje con tocado de cabezas de aves, cuyos rasgos faciales muestran una impresionante calidad artística y detalle. Esta pieza fue un regalo de Rafael Larco Herrera a su hijo Rafael Larco Hoyle, marcando el inicio de una colección que hoy cuenta con casi 45 mil piezas en el museo. Esto revela que los moches ya utilizaban a los patos como una tendencia.
Sin duda, uno de los logros más impresionantes de los mochicas en el campo artístico es el huaco retrato. Esta cerámica alcanzó su máximo esplendor en cuanto a creatividad y sentido estético. Los mochicas se inspiraron en tres dimensiones: seres humanos, animales y plantas. Sin embargo, se destacó por exhibir escenas religiosas, mitológicas y de la vida cotidiana en su icónica iconografía pictórica.
Esta cerámica, limitada a dos colores, representaba combates, encuentros eróticos, funerales y sacrificios humanos, estableciéndose como una de las más finas entre las culturas precolombinas peruanas, incluso comparable a las obras griegas y otras de su época.
Los moches y su conexión con los patos
La cultura mochica, enraizada en el valle del río Moche y extendida por la costa norte del Perú, empezó su expansión hace 5 mil años aproximadamente. Estas comunidades prosperaron cerca de las desembocaduras de los ríos, aprovechando la vida fluvial y marina, y practicando una agricultura diversificada.
El arqueólogo Walter Alva destaca que las investigaciones revelan una estructura social compleja y jerarquizada en la sociedad mochica. El libro “Vida Cotidiana en el Antiguo Perú” de Hans Dietrich Disselhoff señala que, a pesar de que la agricultura era la fuente principal de subsistencia en las antiguas culturas peruanas, las evidencias arqueológicas resaltan la importancia de la fauna en su dieta.
Pictografías en vasijas de barro y representaciones de peces y animales de caza ilustran su papel esencial en la alimentación de la época, donde los cuyes eran criados por su delicioso sabor y la caza de venados con redes era tanto una fuente de alimento como un distinguido deporte según las representaciones cerámicas de la cultura Moche.
La cultura mochica se destacó por su asombroso arte, especialmente en la cerámica y la orfebrería, y por su ideología ritual. Para los mochicas, la materia utilizada en su creación artística tenía tanta importancia como la representación misma. Su destreza artística se refleja en la meticulosa representación de patos, aves que servían como enlaces entre el mundo celestial y terrenal a través de sus hábitats en las lagunas. Esta representación naturalista, con un giro hacia un lado, muestra el equilibrio y la perfección en cada pieza cerámica.
Patitos amarillos kawaii: precios y lugares de venta
Los patitos amarillos, que inicialmente tenían un precio cercano a S/ 1,50, han experimentado un aumento en su valor debido a la gran demanda. En la actualidad, es posible encontrar a un costo de S/ 2 o incluso S/ 3 en el Centro de Lima, donde es común ver a las personas luciéndolos mientras los adquieren.
En tiendas de esta zona, como las que se encuentran en el jirón Puno, es posible adquirirlos en cantidades considerables, incluso en cientos o millas. Por ejemplo, se ofrecen a precios al por mayor de S/170 por un grupo de cien patitos y S/1.500 por un millón de ellos.