La avenida Abancay es una de las vías más emblemáticas de Lima, la capital del Perú, pues debido a su ubicación estratégica, desempeña un papel vital en el corazón de la ciudad.
Pero lo que pocos saben, es que desde sus inicios como vía principal, no solo tuvo uno, ni dos, sino muchos nombres antes de tomar finalmente la denominación de avenida Abancay en 1947, bajo el gobierno del presidente Manuel Odría.
Y es que cada una de sus primeras cuadras cuenta una historia diferente que con el paso del tiempo se ha ido olvidando de la memoria colectiva. Esto a pesar de su importancia al ser una de las principales vías de circulación en Lima.
Cada cuadra con su nombre
La avenida Abancay se encuentra en un área que ha sido testigo de importantes cambios a lo largo del tiempo. Antes de ser conocida como tal, cada una de sus 11 cuadras tenía un nombre distinto, reflejando la rica historia de la ciudad.
Algunas de estas cuadras llevaban el nombre de personajes destacados, mientras que otras hacían referencia a actividades comerciales o eventos históricos en la zona.
Por ejemplo, en sus inicios, la primera cuadra era conocida como “Juan de la Coba,” en honor a un personaje popular del siglo XVII que vivió en esa calle. La cuadra 2 llevaba el nombre de “Trapitos,” aunque no se conoce la razón detrás de este nombre.
Antes de convertirse en parte de la avenida Abancay, la cuadra 3 era llamada “Compás de la Concepción”, debido a que era la parte sin construir del convento de la Concepción y se consideraba una zona de compás.
La número 4 solía llevar el nombre de “Cascarilla”, en referencia a un local donde los religiosos jesuitas vendían la corteza antifebrífuga de la quina o cascarilla.
La quinta era conocida como “Santa María”, en honor a los Marqueses de Santa María de Pacoyán que vivieron en esa calle. Por su parte, la cuadra 6 llevaba el nombre de “Sagástegui”, aunque no existe un consenso sobre si debía ser “Sagasti” o “Zugasti.” Ambos apellidos existían en la zona, lo que dio lugar al nombre de la calle.
La séptima cuadra era llamada “Pileta de Santa Teresa,” en referencia a la iglesia homónima del Monasterio Carmelita de Santa Teresa. La octava solía llamarse “Hospicio de Cándamo”. Por último, la cuadra 9 llevaba el nombre de “Zepita”.
Antes de convertirse en la avenida Abancay, esta histórica vía también experimentó expansiones y cambios. Es por eso que con el programa de ampliación de calles en el siglo XX, se crearon nuevas cuadras a lo largo de la avenida.
La creación de la actual primera cuadra ocurrió al ampliarse el Jirón Abancay por el norte, a través del Convento de San Francisco. Además, con la creación del tramo este de la Av. Nicolás de Piérola, conocido como Colmena Izquierda, la calle Hospicio de Cándamo se dividió, dando origen a la actual cuadra 10 de la avenida.
Un paseo por la historia
Recorrer la avenida Abancay es ser testigo de la evolución de Lima a lo largo de los años. Comienza en el puente Ricardo Palma, que cruza el río Rímac. Las primeras cuadras de la avenida están caracterizadas por altos edificios que solían albergar oficinas, pero que en estos días se utilizan como depósitos y fábricas de productos textiles.
En la primera cuadra, abierta al público en 1940, todavía se pueden ver algunas construcciones originales del convento de San Francisco. En la actualidad, esta primera cuadra alberga el cuartel general de la policía motorizada. La segunda cuadra de la avenida se destaca por la Plaza Bolívar, que está completamente enrejada y detrás de la cual se encuentra el Congreso de la República.
En la cuadra cuatro también es notable porque alberga el edificio de la Biblioteca Nacional del Perú. En la cuadra cinco, se encuentra un edificio que antes albergaba al Ministerio de Economía y Finanzas y que fue construido durante el gobierno de Manuel A. Odría. Hoy en día, este edificio alberga varios juzgados de primera instancia y las fiscalías penales de nivel provincial y superior.
La séptima cuadra de la avenida Abancay es el hogar de uno de los edificios más altos de la ciudad, el Edificio Alzamora Valdez. Originalmente, se construyó para albergar al Ministerio de Educación, pero en la actualidad, alberga juzgados de diferente índole y a la sede principal de la Presidencia de la Corte Superior de Lima.
Frente a este edificio se encuentra una de las galerías más conocidas de todo Lima como El Hueco. Esta ‘fundó’ luego de una excavación realizada tras la demolición del edificio que ocupaba esos terrenos.
Algunos han señalado a este lugar como el lugar en el que comenzó el negocio de la piratería, la venta de productos de contrabando y medicinas adulteradas.
Por último, la octava cuadra de la avenida Abancay alberga el Parque Universitario, donde se encuentra la antigua Casona, que solía ser la sede de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. El resto de la avenida está salpicado de locales comerciales.