El trágico final de Luis Sánchez Cerro, el presidente de Perú que desató el conflicto con Colombia, reconoció el divorcio y las vacaciones de obreros

Una época de agitación política y social marcó el Perú de los años 30, con Luis Sánchez Cerro como figura central en medio de la turbulencia

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En la década de 1930, el Perú vivió un período de inestabilidad política tras el oncenio de Augusto B. Leguía, lo que llevó al surgimiento del Tercer Militarismo. Composición: Infobae
En la década de 1930, el Perú vivió un período de inestabilidad política tras el oncenio de Augusto B. Leguía, lo que llevó al surgimiento del Tercer Militarismo. Composición: Infobae

En la década de 1930, Perú se sumió en un periodo de agitación política y social conocido como el Tercer Militarismo. Durante estos años, el país estuvo regido por los gobiernos militares que era muy frecuente en esas épocas. Uno de los protagonistas destacados de esta turbulenta época fue Luis Sánchez Cerro.

Este periodo de la historia surgió como consecuencia de la inestabilidad política que había prevalecido en Perú durante las décadas anteriores. Augusto B. Leguía había ejercido el poder durante un prolongado período, conocido como el oncenio, que se extendió desde 1919 hasta 1930. Sin embargo, la creciente insatisfacción de la población, en particular de los obreros y estudiantes, finalmente explotó en manifestaciones y disturbios.

La caída de Leguía marcó el inicio de una nueva era en la política peruana. En un intento por restaurar la estabilidad, se estableció la Junta Nacional liderada por David Samanez Ocampo y Sobrino. Estos fueron los encargados de tomar la decisión crucial de convocar a elecciones generales para elegir al próximo líder del país.

Fue en estas elecciones que Luis Sánchez Cerro emergió como una figura clave. Había desempeñado un papel importante en la caída de Leguía y había ganado reconocimiento como líder militar. Su victoria en las elecciones lo llevó al poder, y su presidencia marcaría un período crucial en la historia peruana.

El militar ocupó el sillón presidencial en dos ocasiones. La primera vez fue entre 1930 y 1931, tras convertirse en líder de la Junta Militar de Gobierno, luego del golpe a Augusto B. Leguía; y la segunda vez fue a fines de 1931, como candidato de su partido Unión Revolucionaria, con el cual derrotó a Víctor Raúl Haya de la Torre, el candidato del Partido Aprista Peruano (APRA).

El primer atentado

Corría el 6 de marzo de 1931, y Sanchez Cerro se dirigía a la iglesia de Miraflores para asistir a la misa dominical, como era su costumbre. Sin embargo, aquel día, un joven militante aprista de tan solo 18 años, José Melgar, lo acechaba entre los peregrinos. Sin previo aviso, disparó, alcanzando al presidente en la espalda. La tragedia pudo haber sido aún mayor, si no fuera por la rápida intervención de la seguridad del presidente, el coronel Antonio Rodríguez, quien se interpuso cuando el atacante estaba a punto de efectuar un segundo disparo.

El caos se desató en el lugar, y el mayor Luis Solari hirió al atacante, quien intentó huir saltando por las bancas de la iglesia. Sin embargo, su escape fue frenado por un policía en un jardín cercano. Pero, ¿cómo fue que Sánchez Cerro sobrevivió a este atentado?

La respuesta a este enigma radica en un detalle. El presidente cargaba consigo un estuche de lentes, ubicado en la parte inferior de su espalda. Fue esta pequeña, pero providencial protección la que desvió el proyectil y, de esta forma, evitó que el disparo fuera mortal. Aunque Sánchez Cerro resultó herido en un pulmón, su vida no se terminó esa mañana de verano.

El autor del ataque, José Melgar, fue sentenciado a pena de muerte. Sin embargo, unos días antes de que se ejecutara la sentencia, el Colegio de Abogados y la Unión Católica del Perú se unieron en una marcha para clamar por la clemencia. Sorprendentemente, el presidente mostró un gesto de compasión y conmutó la pena de muerte por una condena de tan solo 20 años de prisión.

Fanatismo y trágica muerte

El 30 de abril de 1933, un trágico suceso conmocionó al Perú. Luis Miguel Sánchez Cerro, el presidente en funciones en ese momento, fue víctima de un atentado mortal. El joven Abelardo Mendoza Leyva, armado con una pistola, disparó varios tiros por la espalda al mandatario, que se encontraba a bordo de su auto descapotado. El ataque tuvo lugar en el Hipódromo de Santa Beatriz, hoy conocido como el Campo de Marte.

Los conflictos internos habían generado una intensa rivalidad entre los partidos políticos, y este clima tenso parecía haber desencadenado el trágico evento. La ocasión en la que el presidente fue atacado coincidió con una revisión de tropas movilizables que se preparaban para la guerra con Colombia.

Sánchez Cerro, gravemente herido, fue trasladado con urgencia al Hospital Italiano, ubicado en la avenida Abancay, en el centro de Lima. Sin embargo, la gravedad de sus heridas resultó insuperable, y después de una agonía que duró dos horas, el presidente falleció. Según los informes médicos, la causa de su muerte fue una bala que se alojó en su corazón, provocando una hemorragia interna irreparable.

Día del atentado contra Luis Sánchez Cerro a manos de un fanático aprista | Youube: A CLASES

¿Qué sucedió con su asesino?

El trágico episodio se desencadenó que tras la balacera el chofer del vehículo aceleró, arrojando a Abelardo Mendoza al suelo. En cuestión de segundos, la escolta presidencial y miembros de la Casa Militar abrieron fuego, acabando con su vida. Incluso, algunos soldados de la escolta emplearon lanzas en el ataque. La posterior autopsia reveló que el cuerpo de Mendoza sufrió veinte heridas de bala causadas por trece proyectiles y cuatro heridas de lanza que dañaron gravemente su pulmón, hígado e intestinos.

Sobre el atacante, se supo que era un militante del partido aprista, una organización que el presidente Sánchez Cerro había prohibido debido a sus actividades subversivas y a los constantes enfrentamientos que tuvo con su líder Víctor Raúl Haya de la Torre, quien había sido nombrado como ‘el presidente moral del Perú', luego de no reconocer la victoria del general en las elecciones de 1931.

Sin embargo, también se registraron disparos de origen desconocido que alcanzaron el vehículo presidencial, causando la muerte de un guardia civil y heridas a otros militares. Esto generó sospechas de que podría haber un complot detrás del atentado, aunque las investigaciones no lograron identificar a los posibles cómplices del asesino.

El arma utilizada por Mendoza, una pistola Browning, fue recogida por un individuo llamado Ángel Millán Ramos, quien trabajaba en la oficina de correos de Huancayo. Sin embargo, una testigo denunció su participación, lo que llevó a su captura e implicación en el asesinato.

Así informó la prensa el día del velorio de Sánchez Cerro. | Foto: Archivo El Comercio
Así informó la prensa el día del velorio de Sánchez Cerro. | Foto: Archivo El Comercio

¿Quién era Abelardo Mendoza Leyva?

El atacante, Abelardo Mendoza Leyva, era miembro del partido aprista, prohibido por Sánchez Cerro. Se sospechó de un posible complot detrás del asesinato. Créditos: Facebook
El atacante, Abelardo Mendoza Leyva, era miembro del partido aprista, prohibido por Sánchez Cerro. Se sospechó de un posible complot detrás del asesinato. Créditos: Facebook

Abelardo Mendoza Leyva era un joven estudiante de tan solo 19 años en ese momento, lo que lo convertía en menor de edad, según las leyes de la época. Se sabía que nació en Cerro de Pasco y que su vida se sostenía a través de trabajos temporales en la capital, en bares y restaurantes.

En 1931, se unió al partido del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), y el 4 de abril de 1933, apenas 26 días antes del asesinato, salió de prisión después de pasar casi un mes encarcelado por actividades partidarias.

Reconoció el divorcio

Durante el gobierno de Sánchez Cerro, se introdujeron cambios significativos en las leyes, incluyendo el matrimonio civil y el divorcio absoluto.
Durante el gobierno de Sánchez Cerro, se introdujeron cambios significativos en las leyes, incluyendo el matrimonio civil y el divorcio absoluto.

Durante el gobierno de Sánchez Cerro, se encontraban vigentes las normas del matrimonio religioso católico con efectos civiles. El Código Civil de 1852 establecía claramente la influencia del Concilio de Trento en la legislación peruana. En su artículo 156, el código afirmaba que “El matrimonio se celebra en la República con las formalidades establecidas por la Iglesia en el Concilio de Trento”, como se menciona en la investigación “El Bicentenario y el Derecho” de Benjamín Aguilar.

Sin embargo, con los Decretos de Leyes 6889 y 6890, promulgados el 8 de octubre de 1930, durante la presidencia del militar, se introdujo el matrimonio civil de manera separada. A partir de esa fecha, las parejas peruanas debían casarse en el Registro Civil para que su matrimonio tuviera efectos legales. Esto no significaba que el matrimonio religioso quedara obsoleto, pero ya no tenía implicaciones civiles.

Además, estos decretos leyes incorporaron la institución del divorcio absoluto, que permitía la disolución total del vínculo matrimonial. Antes de estos decretos, en Perú solo existía la separación legal para parejas casadas que se habían distanciado, lo que ponía fin al régimen de la sociedad de gananciales y suspendía la vida en común, pero no disolvía el vínculo matrimonial.

La ley de vacaciones

Durante los años de 1930 a 1939, el Perú vivió el tiempo del Tercer militarismo, donde hubo diferentes gobiernos militares, comenzando con Luis Sánchez Cerro.
Durante los años de 1930 a 1939, el Perú vivió el tiempo del Tercer militarismo, donde hubo diferentes gobiernos militares, comenzando con Luis Sánchez Cerro.

Sanchez Cerro, según la ley n.º 7505, promulgó que las empresas, talleres y negociaciones comerciales o industriales establecidas o que se establezcan en el país estarán obligadas a ocupar personal peruano en los servicios técnicos, administrativos y mano de obra en una proporción no menor del 80%.

En el artículo 3 señalaba que los empleados, obreros y los domésticos de tales empresas tendrán derecho anualmente a 15 días consecutivos de vacaciones que se fijarían consecutivos de vacaciones que se fijarían en la oportunidad de ellos tengan a bien designar.

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