En el vibrante escenario social de la ‘Ciudad de los Reyes’, se encuentra el Club La Unión, una institución de gran renombre con una historia que se entrecruza con guerras y un pasado ilustre. Fundado por distinguidas personalidades que participaron en la histórica batalla del ‘2 de mayo’, este club fue un lugar de encuentro para ilustres miembros, incluyendo a destacados militares liberales como el general César Canevaro, Enrique Armero, Miguel Grau, Elías Aguirre, Alfonso Ugarte, José Antonio Lavalle, Domingo Olavegoya, José María Sánchez Concha, Lizardo Montero y el Coronel Francisco Bolognesi.
Este sitio se inauguró el 10 de octubre de 1868, gracias al esfuerzo de un grupo de compatriotas, tanto civiles como militares, bajo el liderazgo de don Enrique de Amero. Su objetivo fundamental era promover la amistad, la camaradería y la unidad entre los peruanos en un momento marcado por divisiones y tensiones.
En sus primeros días, el centro de eventos sociales tuvo su sede en la esquina de Bodegones y el portal de Botoneros (costado de la Catedral de Lima). Se le conocía como “el Club de los Jóvenes”, en contraposición al “Club Nacional”, apodado “el de los Viejos”. Aunque algunos sostienen que la distinción fundamental residía en las clases sociales de los miembros.
Crisis por la Guerra con Chile
La Guerra del Pacífico, que estalló poco después de su fundación, ya que marcó un periodo de grave crisis institucional para la entidad. Varios de sus socios perdieron la vida en los campos de batalla, mientras que otros, como el general Canevaro, gastaron grandes sumas de dinero en la defensa de Lima.
Después de sobrevivir a estos traumáticos eventos con los chilenos, el Club La Unión celebró un espléndido baile el 18 de noviembre de 1893 para conmemorar su vigésimo quinto aniversario. A la festividad asistieron el presidente de la República, el General Francisco Remigio Morales-Bermúdez, y Andrés Avelino Cáceres junto a su esposa, Antonia Moreno de Cáceres.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que estallara otro conflicto, esta vez interno, en forma de una guerra civil entre Nicolás de Pierola y Cáceres. Según algunas crónicas, muchos miembros del club tomaron partido por Pierola, lo que llevó a que, al entrar las tropas pierolistas en Lima, los soldados de Cáceres tomaran el local del centro de actividades sociales por la fuerza. Otros historiadores de la época, sin embargo, ofrecen una versión diferente de los acontecimientos.
Lo que está claro es que, en medio de este conflicto, los muebles, espejos, cuadros y archivos del Club La Unión sufrieron daños irreparables. Ante esta adversidad, su contraparte demostró su solidaridad al acoger a los socios de La Unión en sus instalaciones.
Resurgiendo de los escombros
La muerte de César Canevaro marcó un período de decadencia para el Club La Unión, del cual la institución no se recuperaría hasta 1936. Fue entonces cuando una nueva junta directiva tomó las riendas y logró revitalizarla, además de adquirir un nuevo local.
La historia de cómo se consiguió este nuevo espacio es bastante peculiar. La travesía comenzó en un lugar entre Pisco y Nazca, específicamente en la Huacachina, en Ica. En ese momento, dos figuras clave estaban involucradas: Don Pedro Martínez, ‘el general’ y director del club, y Don Víctor Larco Herrera, un acaudalado hacendado del norte.
Uno de los socios, Luis Thornberry, compartió un relato interesante sobre este episodio. Según él, surgió la idea de que Martínez tenía un terreno en la Plaza de Armas que podía vender por un millón de soles. Sin embargo, dado que había deudas pendientes, finalmente se acordó la compra. El trato se materializó gracias a un homenaje que se le rindió a Larco Herrera.
“Y se tocó el tema de que estaba empeñado Martínez, y le dijo mira, yo tengo el terreno en la Plaza de Armas y se lo vendo a un millón de soles, es lo que actualmente conocemos como la Municipalidad de Lima, pero debía muchos arriendos y ahí el famoso episodio de la donación y se lo vende a 300 mil soles, lo consiguieron gracias a un homenaje que le hicieron a Larco Herrera”, relató.
La sorpresa llegó durante el postre cuando el director del club pronunció un discurso y luego le cedió la palabra a Don Víctor. Tras sus palabras, sorprendentemente, Martínez le regaló el local. Así comenzó la construcción del nuevo edificio del Club La Unión. En 1948, doce años después de la colocación de la primera piedra, el club comenzó a funcionar en su nueva sede.
El Club La Unión en la actualidad
En 1980, el club experimentó una segunda etapa de expansión de membresía y éxito económico. Esto permitió la ejecución de varias obras notables, incluyendo la remodelación integral de la sede principal, la apertura de una discoteca estilo “Grill Bolívar,” la creación de un auditorio denominado “Salón Grau,” la habilitación de comedores privados y salas de trabajo, y la construcción de servicios higiénicos en todos los niveles del edificio para dar cabida a las damas asociadas.
Otras obras importantes incluyeron la adquisición de un extenso terreno frente al mar para la construcción de la sede de playa llamada “Los Corales” en Santa Rosa, y la compra de un edificio contiguo con trescientos estacionamientos vehiculares, así como un mini estadio con todos sus servicios en el último piso.