Llega el octubre limeño y, con él, las tradiciones más arraigadas a la historia capitalina ocupan las calles: los antiguos jirones del centro histórico de la ciudad acogen a devotos de hábitos morados, los aficionados taurinos abarrotan el tendido de la plaza de Acho por la temporada del Señor de los Milagros; en fin, todas las manifestaciones giran en torno al Cristo Moreno, que desde su Altar Mayor anuncia la fe católica de su pueblo. Por supuesto, tal celebración no podía dejar de lado a una de las principales manifestaciones culturales de la nación: la gastronomía. En ese sentido, el turrón de Doña Pepa es el postre insigne de la festividad al Cristo de Pachacamilla. Sin embargo, los panaderos y pasteleros de este año esperan que el postre genere un impacto, no solo en la ciudad de Lima y el Callao, sino también en los diferentes departamentos del Perú.
Pío Pantoja, presidente de la Asociación Peruana de Empresarios de la Panadería y Pastelería (Aspan) y quien recientemente festejó la aprobación del Proyecto de Ley N° 4952 en defensa de los negocios tras meses de lucha, le comentó a la Agencia Andina que en el gremio de panaderos y pasteleros están ilusionados con la festividad de este 2023.
“Nos han informado que las provincias están mucho más interesadas en la presente campaña. Este año hemos tenido tantas noticias negativas que lo más probable es que las personas busquen superarlas desde algo dulce, delicioso como el turrón de Doña Pepa. Si a eso le agregamos que, obviamente, expone la fe por el Señor de los Milagros, tiene aún mayor sentido”, declaró.
Una oportunidad de reducir los márgenes negativos
El aparato productivo nacional se ha visto perjudicado por diferentes razones, en las que resaltan los conflictos sociales y los fenómenos climáticos a causa de El Niño. Para los panaderos y pasteleros del Perú, los asuntos de seguridad ciudadana —o inseguridad ciudadana— y los abusos de autoridad por parte de las municipalidades al cometer cierres arbitrarios han supuesto una verdadera carrera de obstáculos. No obstante, y con más sentido incluso, los trabajadores del rubro quieren compensar la falta de oportunidades del primer semestre con una temporada productiva.
“Creemos que las expectativas son muy buenas. Los panaderos se están preparando para producir igual o incluso un poco más que el año pasado”, precisó el presidente de la Aspan.
Tradición limeña de alcance nacional
Mediante la comercialización de turrones en provincia, los productores del postre pretenden aumentar sus ganancias en un 10%. Los departamentos que más impulso de ventas suponen se ubican al sur, apoyados además por la fuerte cantidad de turistas que reciben. Entre ellos están Arequipa, Cusco y Moquegua. Pantoja aseguró que esperan producir cinco millones de kilos de turrón en las panaderías, un millón más de lo producido en el 2022.
El precio no es la cuestión principal en la compra del turrón
Asimismo, Pantoja advirtió que el valor del producto puede presentar un alza debido a los indicadores del precio del azúcar, el cual ha ascendido.
“Para compensar el alza se opta por elevar la calidad del producto. El público está aceptando ese precio. Tenemos muy elevadas las expectativas para que nuestra campaña del turrón, al igual que próximamente la del panetón, sean exitosas a nivel de las mypes. Hay que aclarar que el turrón, al consumirse cada cierto tiempo, no tiene tanta crítica en su precio. El público desea un turrón con buen sabor, insumos de primera y bien elaborado”, finalizó.