El 8 de octubre de 1879 quedó grabado en la memoria colectiva de los peruanos como el Día del Combate de Angamos, un episodio crucial en la historia naval del país. En esta fecha, un grupo valiente de hombres a bordo del monitor Huáscar, bajo el mando del almirante peruano Miguel Grau Seminario, se convirtieron en protagonistas de uno de los enfrentamientos navales más significativos entre peruanos y chilenos.
Si bien el almirante Grau brillaba como el ‘Caballero de los Mares’ en este escenario, es importante recordar a los héroes anónimos que también lucharon incansablemente por la patria. Uno de ellos fue Alberto Medina Cecilia, conocido como ‘El grumete Medina’. Este joven, con tan solo 17 años de edad, formaba parte del batallón Constitución, un grupo que, según el relato del historiador chalaco Manuel Zanutelli Rosas en su obra La tripulación olvidada del Huáscar, estaba compuesto en su totalidad por afrodescendientes.
Zanutelli añade un detalle sobre la guerra: “En Chile llamaron la atención porque creían que todos los peruanos éramos negros”. Este comentario revela cómo la diversidad étnica de los combatientes peruanos en el Huáscar sorprendió a sus contrapartes chilenas. Estos valientes hombres, integrantes de la Columna ‘Constitución’ del Monitor “Huáscar”, se convirtieron en héroes de las Gloriosas Jornadas Navales de 1879.
La Columna ‘Constitución’ se destacaba por su composición, mayoritariamente afroperuana, y eran conocidos por diversos apelativos como “negros”, “chivillos” o “buitres”. Su sacrificio y valentía en el combate de Angamos no solo defendieron las aguas peruanas, sino que también desafiaron las expectativas de quienes subestimaron la diversidad y determinación de los peruanos en esa crítica coyuntura histórica.
Su familia y su negativa
A pesar de su corta edad, Medina Cecilia tenía una firme convicción: luchar junto a Miguel Grau. Su familia se oponía a la idea de que el joven se embarcara en una aventura tan peligrosa, e incluso su abuela, con lágrimas en los ojos, suplicaba al ‘Caballero de los mares’ que no llevara a su nieto en el Monitor Huáscar. Sin embargo, el joven no cedía ante las súplicas y, manteniendo una postura de respeto militar, reafirmaba su determinación ante Grau: “Donde usted vaya, comandante Grau, allí iré yo”.
Acto seguido, se acercó a su abuela, cuyo rostro reflejaba preocupación. Él la abrazó con ternura, le dio un beso en la frente y le susurró al oído:
“No se preocupe, mi negra, con el Comandante Grau estamos seguros; lo seguiríamos hasta el fin del mundo”.
Durante la Guerra del Pacífico
El grumete Medina se embarcó en el Monitor Huáscar durante la Guerra del Pacífico y demostró un coraje inquebrantable en la campaña naval. Sin embargo, ese 08 de octubre de 1879, en el histórico combate de Angamos, el Huáscar se vio superado por la armada enemiga a pesar de los valientes esfuerzos de su tripulación.
Los sobrevivientes, incluyendo a Alberto Medina Cecilia, fueron hechos prisioneros por el enemigo. Después de un período de cautiverio, finalmente fue liberado y emprendió el camino de regreso a nuestro país.
Reconocimientos al grumete Medina
Poco antes de su fallecimiento, el grumete Medina recibió un destacado reconocimiento al ser nombrado Caballero de la Orden de Ayacucho. Según el contralmirante Melitón Carvajal Pareja, nieto de otro ilustre héroe del Huáscar y presidente del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, el otrora joven recibió un trato digno por parte de la Marina durante su vida. Además, al momento de su partida, fue honrado como un verdadero héroe.
Ya en sus años de veteranos, participó activamente en los homenajes en honor a los héroes de la Guerra con Chile. El libro de Manuel Zanutelli, nos ofrece una imagen vívida de Medina: “Por ser el último sobreviviente de la plana menor del Huáscar, se convirtió en una de las figuras más icónicas de aquel legendario monitor. Lo imagino en la tribuna oficial de los desfiles cívico-militares en el Callao, ataviado con su uniforme de marino de la época de la guerra. Delgado, encorvado por los años, pero aun con un paso firme. Los jóvenes solían emocionarse al verlo: ‘¡Ahí está Medina! ¡Ahí está Medina!’ - se escuchaba el grito unánime mientras todos lo aplaudían. Era el subordinado de Grau, era historia y leyenda personificadas. Era el héroe”.
El legado de estos sobrevivientes del Huáscar, incluyendo al grumete Medina, se mantuvo vivo a lo largo de los años como testimonio de su valentía en el Combate Naval de Angamos, donde entregaron sus mejores esfuerzos para defender el honor de la nación.
Fallecimiento de Medina
La partida del grumete Medina, como era conocido, ocurrió el 10 de abril de 1948, a los 86 años. Sus bisnietas, Elba y Nancy Rojas Medina, crecieron escuchando las leyendas de este héroe. En el Callao, sin embargo, su memoria nunca se desvaneció. Alberto Medina Cecilia, conocido simplemente como grumete Medina, se inmortalizó como Caballero de la Orden de Ayacucho. A pesar del tiempo transcurrido desde su fallecimiento, hace ya 75 años, su legado perdura.
Un busto en el cementerio Baquíjano del Callao rinde homenaje al último sobreviviente del Huáscar en la Batalla de Angamos; y un colegio, una urbanización y un equipo de fútbol llevan con orgullo su nombre.