De las 177 granadas encontradas este año por la Unidad de Desactivación de Explosivos (UDEX) de la Policía Nacional (PNP), cerca de 18 son de origen búlgaro, de la marca Arsenal y modelo GHD-2, un tipo de explosivo peligroso por su modernidad y porque puede alcanzar cerca de 80 metros de radio, según un informe difundido este domingo en Cuarto Poder.
Se trata del mismo artefacto que, a medidos de septiembre, fue detonado por presuntos extorsionadores en la discoteca Xander’s de San Juan de Lurigancho, donde 15 personas resultaron heridas. Ese mismo día, un grupo de agentes intervino a una banda en San Martín de Porres conformada por ocho extranjeros. Uno de los detenidos, José Ramirez Quesada, alias ‘Titini’, intentó activar una granada de este tipo para matar a los efectivos que lo habían localizado.
Según el comandante Juan Chenet, jefe de la UDEX, abril fue el mes con más intervenciones policiales por granadas (85). Le siguen mayo (19) y el último septiembre (24), cuando el Gobierno declaró nueve distritos del país, dos de ellos en Lima, en estado de emergencia.
La mayoría de granadas tiene esquirlas o metrallas que salen disparadas en el momento de la explosión: son circulares y pueden causar mucho daño. La búlgara, en cambio, tiene un tipo de metralla con forma irregular y filosa.
“Nos preocupa particularmente por el daño que puede causar [...] en intervenciones de delitos bastante graves, principalmente, el de extorsión. Lo de San Juan de Lurigancho lo calificaría como atentado terrorista”, consideró.
En las últimas semanas, la PNP ha visto el aumento de las granadas búlgaras en actos relacionados con el crimen organizado. De hecho, ya, ha iniciado una investigación basada en los análisis de los artefactos incautados, donde se precisa que “son de uso exclusivo de las Fuerzas del Orden”, de acuerdo con el documento citado por el dominical.
En uno de los informes periciales, hay un detalle resaltado: “Lleva consigo en el cuerpo (...) en bajo relieve las letras EP que corresponden probablemente al Instituto Armado al que pertenecen”. El Ejército admitió que en sus almacenes cuentan con este tipo de explosivos.
“En la actualidad sí existen en los cargos del Ejército este tipo de granadas [...] Desde su adquisición hasta el día de hoy, no se han reportado ni pérdidas ni sustracciones”, se lee en la nota enviada al medio.
De acuerdo con el informe, la institución militar compró granadas búlgaras desde el 2014. Este tipo de granada es administrada por el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, sobre todo para patrullas en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
Para la Policía es difícil determinar de dónde provienen las granadas porque la mayoría tienen sus códigos borrados y eso no permite realizar la llamada trazabilidad, es decir, la verificación de qué modelo o marca es, y sobre todo qué Fuerzas del Orden las compararon.
“Nadie sabe cuántas se han utilizado realmente [...] A mí me afectaban para ir a la zona de emergencia, yo regresaba y decía ‘las utilicé todas’. ¿Quién sabe si las utilicé todas?”, cuestionó Chenet, quien tiene a su cargo 11 efectivos, aunque en realidad debería tener 150. El déficit se hace sentir más en estos tiempos violentos.
“Hay normas que dicen que el personal no puede hacer más de dos intervenciones por día; sin embargo, hay días en que se hacen de tres a cuatro intervenciones”, añadió.
De momento, el Congreso ha autorizado al Ejecutivo para que legisle sobre temas de seguridad ciudadana ante el incremento del accionar de la delincuencia común y el crimen organizado en el país, sobre todo en Lima.