La sorprendente historia de la escultura de Neptuno de Lima: el tesoro subestimado en la capital peruana

En los rincones históricos de Lima, se esconde una joya artística que ha permanecido en la penumbra del olvido durante décadas. Como en muchas ciudades del mundo, Lima tiene el privilegio de contar ya sea en parques, avenidas, plazas o en edificios privados, con esculturas industriales de procedencia francesa.

La estatua de Neptuno es una obra maestra de la escultura que ha emergido de las sombras para contar su fascinante historia, una que revela no solo la evolución de la ciudad, sino también su riqueza cultural y artística.

Está situada entre el Centro de Estudios Histórico-Militares del Perú y el Museo de Arte Italiano. Se trata de una sorprendente fuente que está coronada por uno de los dioses mitológicos más conocidos de la historia: Neptuno.

Fue adquirida en Francia para adornar el Parque de la Exposición hacia finales del siglo XIX. Durante los trágicos años de la Guerra del Pacífico, fue llevada como botín de guerra al país sureño, y después de unos años volvió aparecer en su actual ubicación.

Según documentos del país vecino del sur y archivos de prensa de los años de la Guerra del Pacífico se sabe que la escultura fue extraída de su lugar en Lima y llevada en barco a Valparaíso en diciembre de 1882 en el vapor Amazonas, lo cual se convirtió en el más grande cargamento de bienes sustraídos del Perú y llevados a Chile para “adornar sus paseos y plazas públicas” como ellos mismos reconocen.

Sin embargo, algunos historiadores chilenos han negado esto muchas veces, pero investigaciones como las de Miltón Godoy Orellana, historiador formado en la Universidad de Chile señala que las tropas chilenas se llevaron obras de arte, libros de la Biblioteca Nacional, maquinarias y hasta las rieles de los ferrocarriles.

Existen dos versiones distintas acerca del retorno de la estatua de Neptuno a Lima:

• Se argumenta que la estatua de Neptuno fue finalmente devuelta por el gobierno del país vecino del sur, aunque no existen pruebas documentales que respalden esta afirmación.
• Otra versión sostiene que el Gobierno adquirió una nueva escultura de Neptuno y la ubicó en el mismo lugar donde antes se encontraba la estatua original.

Sin embargo, después de un prolongado período de espera, el 26 de febrero de 1912, se publicó una nota en el periódico “La Prensa” que arrojó luz sobre el asunto. En dicha nota se declaraba lo siguiente:

“EN EL PARQUE MUNICIPAL. UNA ESTATUA DE NEPTUNO. Dentro de pocos días más quedará colocada en la antigua fuente del parque municipal, la estatua de Neptuno; la cual es exactamente igual a la que se llevaron los chilenos durante la ocupación de esta capital, hace 30 años. La estatua en cuestión es de bronce, en la misma fábrica que construyó la anterior. Quiero -nos dijo esta mañana el alcalde, Sr. Carmona,- dejar arreglada esa fuente que data de muchos años atrás, como un recuerdo de mi paso por la alcaldía municipal”.

A raíz de esto, se deduce que el Neptuno que hoy adorna el rebautizado Parque de los Museos, no es el original que estuvo en el Parque de la Exposición y fue llevado como botín de guerra al vecino país del sur, sino uno nuevo adquirido por la Municipalidad de Lima y colocado en la cúspide de su pileta en 1912.

La historia detrás del origen de la escultura de Neptuno es intrigante. Esta obra es un ejemplo de una estatua industrial, un tipo de escultura producida en masa en las fundiciones europeas para embellecer viviendas y espacios públicos. Esto explica por qué este monumento de Neptuno no atrajo mucho interés por parte de los historiadores del arte en su momento.

El escultor Vital Gabriel Dubray, nacido en París el 27 de febrero de 1813, comenzó sus estudios en el taller de escultura de Jules Ramey, quien es ampliamente reconocido por los expertos como uno de los más destacados escultores de Francia. En 1840, Dubray presentó su primera exposición, que fue elogiada por la crítica. En 1842, participó en la famosa exposición con su obra “Santa Filomena y San Juan Bautista”.

El historial del escultor Vital Dubray es extenso y abarca obras de alta calidad, caracterizadas por su atención al detalle y el uso de bronce de excelencia. Algunas de sus obras destacadas incluyen “El Cardenal Frehs”, el frontón de la Capilla de la Sorbona, “Francisco Denis Tronchet”, la sepultura de la familia Salvage de Faverolles en el cementerio de Pere-Lachaise, una escultura en bronce del compositor Pierre Jean Garat, el frontón de la Ópera de París y “La fuente de Neptuno” en Lima, que tiene réplicas en Santiago de Chile y la Ciudad de México.

Asimismo, Dubray creó la estatua de Frederic Bestiat, la estatua de Sanpiero Corso, y el busto del Libertador Simón Bolívar en 1883. Además, realizó una obra en la ciudad de Montreal (Parque Sussex, Canadá) en 1961 y otra en el pueblo de Cúa en 1911. También se conservan tres obras suyas en colecciones privadas.

La obra decorativa más ampliamente conocida de Vital-Dubray es su escultura de Neptuno, realizada en 1856, un conjunto de hierro fundido que fue producido por Ducel. Esta obra todavía se encuentra en exhibición en espacios públicos en numerosas ciudades tanto de Francia como de diversas partes del mundo.

Pocos meses antes de su fallecimiento, presentó en el Salón de Artistas Franceses una maqueta del Monumento de Germain Pilon, la cual atrajo la admiración de todos debido a su maestría artística.

La vida de Vital-Dubray llegó a su fin mientras esculpía un busto en memoria de su viejo amigo Alphonse Karr. Esta obra estaba destinada a decorar la tumba del autor de “Las avispas” y “Bajo los Tilleuls”. Vital-Dubray descansa en paz en el cementerio de Pré-Saint-Gervais.