Perú es un país que esconde rincones llenos de misterio e historia. Un ejemplo de ello es la tumba de Enrique Torres Belón, situada en la iglesia Santiago Apóstol en Lampa, Puno. Esta edificación destaca sobre el resto en la ciudad y es testimonio de una época en la que Lampa funcionó como punto de conexión entre Cusco y Arequipa hacia las minas del Alto Perú. Para acceder a este recinto, el costo del boleto es de 3 soles, lo que permite ser parte de un tour en el que se exploran los rincones de esta obra que se construyó en un período aproximado de 100 años, entre 1685 y 1776.
Durante el recorrido, se descubre que el interior del templo consta de una única nave adornada con imponentes cuadros de la escuela cusqueña, un púlpito meticulosamente esculpido, un Cristo confeccionado en cuero (se cree que solo hay dos lugares en el mundo con una imagen de este tipo: Pamplona en España y Lampa en Perú), un órgano de origen belga y estatuas de tamaño natural, como la de Santiago Apóstol montando un caballo y una representación de la Última Cena, también en tamaño real.
Las catacumbas ocultas
Continuando el recorrido por las catacumbas, nos sumergen en la historia de la misteriosa red de túneles que da lugar a numerosas leyendas locales, algunas afirman que estos pasadizos se utilizaron para guiar a los incas hacia Cusco en tiempos antiguos, mientras otras sugieren que escondían tesoros de oro, y se rumorea que aquellos que se aventuraban en esta área nunca volvían.
Otro capítulo intrigante relacionado con estas catacumbas es el relato de la estancia de Túpac Amaru en Lampa en diciembre de 1780. El gran rebelde peruano, llegó en su marcha triunfal por el Collao. En esta iglesia algunos temerosos refugiados celebraban una misa; el revolucionario inca mandó a decapitar a un sacerdote en el altar. Luego, se enteró que había españoles escondidos en túneles y ordenó a sus hombres ingresar y matarlos a todos.
¿Por qué en Lampa?
Dentro de la iglesia de Santiago Apóstol se encuentra la capilla de La Piedad donde existe una réplica exacta de La Pietà, una famosa escultura del arquitecto y escultor Miguel Ángel.
El ingeniero de minas y hacendado, Enrique Torres Belón, decidió pagar la reconstrucción de la iglesia en 1950 y se le ocurrió pedir a su gran amigo, el Papa Juan XXIII, una copia de La Piedad para colocarla en el remodelado edificio. El pontífice no se opuso y se hizo la reproducción en yeso que actualmente se encuentra en la Municipalidad de Lampa, la cual iba a ser colocada sobre el domo pero la imagen era muy pesada y había riesgo de derrumbe por lo que se hace una copia más, esta vez en aluminio.
El Vaticano ordenó destruir la copia de yeso porque no podían existir dos reproducciones de la obra, pero no se cumplió por un hecho fortuito: la escultura original sufrió un brutal atentado cuando un loco destrozó el rostro de la Virgen con una maza pegándole 15 martillazos.
Debido a esto, la escultura debió ser restaurada para lo que el Vaticano envió a sus escultores y técnicos hasta Lampa para tomar las medidas a la copia de yeso. Era la única referencia en el mundo que permitiría salvar la obra del gran Miguel Ángel. Así, Lampa es el único pueblo en el mundo con dos copias fieles de La Pietá.
La Tumba de Enrique Torres Belón
En la capilla de La Piedad se encuentra la tumba de Enrique Torres Belón junto a la de su esposa y su madre. Lo curioso de este lugar es la cruz negra de mármol donde descansan los restos de solos antes mencionados, mientras que en la paredes se encuentran los esqueletos de cientos de curas, hacendados y mineros españoles que habían dios enterrados en esta iglesia
¿Quién fue Enrique Torres Belón?
Don José Torres Belón fue un ingeniero de minas. Nació en Lampa, situada en el departamento de Puno, el 12 de julio de 1887. Sus padres fueron el doctor José María Torres y la señora Cecilia Belón. Ingresó a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde su dedicación y capacidad intelectual lo destacaron como uno de los estudiantes más brillantes de su alma máter.
Encontrarse entre los primeros lugares le abrió las puertas a una beca de especialización en el extranjero, permitiéndole ampliar sus conocimientos y habilidades en el campo de la ingeniería. Tras completar su formación en el extranjero, regresó al Perú, con el propósito de ejercer su profesión y contribuir al desarrollo de nuestro país.
La carrera política del ingeniero comenzó durante el oncenio de Leguía, cuando fue elegido diputado por la provincia de Lampa para el período 1924-1929. Su capacidad de liderazgo y su compromiso con la mejora de su región lo llevaron a ser reelegido para el período 1929-1934. Sin embargo, su mandato legislativo se vio interrumpido por un golpe de Estado encabezado por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro en 1930.
A lo largo de su carrera, ocupó diversos cargos en el ámbito legislativo, incluyendo la Primera Vicepresidencia de la Cámara (1941-1943) y la Presidencia de la Comisión de Presupuesto. También fue un miembro de la Comisión Redactora del Proyecto de Código de Minería en 1940, contribuyendo significativamente a la regulación de la industria minera en el país.
Su compromiso con la educación y el desarrollo regional se reflejó en su autoría del proyecto que dio origen a la Ley Nº 13516, que estableció la Universidad Técnica del Altiplano en Puno, una institución largamente anhelada por los habitantes de la región. Esta universidad comenzó sus actividades académicas el 29 de abril de 1962, dejando un legado perdurable en la educación superior de la zona. Además de su labor parlamentaria, Torres Belón también se destacó en el ámbito empresarial, ejerciendo como Presidente de la Corporación Peruana del Santa y liderando la Junta Nacional de Fomento de Producción Alimentaria.