Quizás si se menciona el nombre Micaela Villegas y Mendoza, te preguntarás quién es, pero si escuchas ‘La Perricholi’, seguramente la recordarás por su amorío con el virrey Amat. Este personaje icónico es uno de los más recordados del virreinato del Perú. Su historia inspiró diversos libros, novelas, series de televisión y películas, en gran parte debido al mito de su romance con Manuel de Amat y Junyent, quien le llevaba 44 años.
La joven, que cautivó al hombre con el cargo más importante de la época virreinal, nació el 28 de septiembre de 1748 en Lima, en el seno de una familia criolla, es decir, descendiente de españoles. Sus padres fueron Joseph Villegas y doña Teresa Hurtado de Mendoza.
Su primer encuentro con Manuel de Amat
Según el libro “La Perricholi: reina de Lima” de Alonso Cueto, una joven Micaela de trece años le insistía a su madre, María Teresa Hurtado, para asistir a la llegada del virrey Amat y Junyent, desconociendo la historia que, muchos años después , ambos protagonizarían.
Al caminar por la calle de polvo y tierra, Micaela iba agarrada de la mano de su padre, Joseph Villegas, para no perderse entre la multitud. Cuando Manuel descendió de la carroza y desfilar por las calles limeñas, Joseph y Micaela se acercaron al virrey. La niña alzó la mano y el virrey, al notar un movimiento, dirigió su mirada hacia ellos por un breve momento. Era un padre con su hija, quien sonreía abiertamente. Tras cruzar miradas, el virrey continuó su camino.
Sin embargo, fue en la Catedral donde la mirada del virrey realmente se encontró con la belleza de Micaela Villegas. Durante una misa, sus ojos se toparon con ella. Al finalizar, Amat preguntó a varios de sus ayudantes sobre la identidad de la joven que oraba ante el altar de la Dolorosa; y uno de ellos le informó:
“Se llama Micaela Villegas, es actriz”. El virrey, pensando que podría cortejarla fácilmente, le envió una carta. La respuesta que recibió fue completamente distinta a la que esperaba, de acuerdo con el escritor Ernesto Ascher.
La juventud de ‘La Perricholi’
En la época en que el virrey Amat tomó el mando de Lima; el Corral de Comedias, que había cerrado sus puertas temporalmente, reabrió poco después de la llegada de la máxima autoridad, convirtiéndose en un punto de encuentro ineludible y en escenario de animadas veladas.
Entre los asistentes habituales a estas funciones se encontraba el propio virrey, quien siempre aprovechaba la oportunidad para disfrutar del arte dramático. La historiadora Ilana Aragón, en su relato histórico, indica que fue en una de estas noches, concretamente en 1767, cuando Amat y Micaela se encontraron. Para ese momento, la joven actriz ya se había consolidado en el mundo teatral, interpretando papeles secundarios bajo la dirección del renombrado maestro de la música Bartolomé Massa.
Aragón subraya que, tras años de dedicación en la escena teatral, Micaela había perfeccionado sus habilidades en actuación y canto. Además, su gracia innata atraía las miradas, incluso la del representante del rey. Ese fortuito encuentro en el Corral de Comedias marcó el comienzo de una historia que resonaría en la Lima de aquel tiempo, una narración que iría más allá de los roles y las luces del escenario.
¿Una historia de amor o solo un mito?
El mito que rodea a ‘La Perricholi’ se basa principalmente en su romance con el virrey Manuel de Amat y Juniet, quien le llevaba 44 años de diferencia. Esta relación fue el centro de numerosos relatos y adaptaciones a lo largo de la historia, pero su fama alcanzó su punto más alto en el siglo XIX gracias al escritor romántico y costumbrista Ricardo Palma.
Ricardo Palma, un escritor peruano del siglo XIX, nunca conoció personalmente a la joven, pero su nombre y su historia llegaron a sus oídos. El relator, conocido por sus “Tradiciones Peruanas,” una colección de relatos cortos de ficción histórica, tomó a Micaela Villegas y Mendoza como protagonista en una de sus tradiciones más famosas, titulada “Genialidades de la Perricholi.” Este relato no solo perpetuó la leyenda de la comediante, sino que también capturó las costumbres y la cultura popular de la época.
El escritor no pudo relegarla a un segundo plano la vida de ‘La Perricholi’, ya que cuando él nació, ella ya tenía una reputación consolidada como la mujer que conquistó al severo virrey, posiblemente porque él también apreciaba los placeres de la vida.
Así, ‘La Perricholi’ se convirtió en un personaje central en la vasta literatura de Palma, llena de fantasía, humor y prosa.
La imagen que el autor pintó de ‘La Perricholi’ es la de una mujer coqueta y voluntariosa, llena de caprichos y provocadora. Además de su talento en el escenario, era una artista versátil que recitaba romances caballerescos y escenas cómicas, tocaba el arpa con habilidad y deleitaba a su audiencia con canciones populares al compás de la guitarra.
Más allá del mito
La versión popular sostiene que su nombre surgió de los labios del Virrey, quien la llamaba “Perra, chola,” pero con su peculiar acento catalán sonaba más como “Perri, choli.” Sin embargo, las investigaciones históricas desacreditaron esta anécdota, dejando el origen de su nombre en la penumbra.
Además, Micaela tuvo un hijo con Manuel de Amat y Juniet, quien, al terminar su mandato y ser llamado de regreso a Madrid, decidió quedarse casi un año más en estas tierras junto a la joven y su pequeño hijo.
Cuando finalmente Amat viajó a España, Micaela, ahora sin el amparo del virrey, experimentó la crueldad de la sociedad limeña. Envidiaban su riqueza y belleza, pero le negaban su lugar en la élite. En 1794, cuando la mujer recibió la noticia del fallecimiento de Amat, guardó luto durante todo un año, comportándose como si fuera su legítima esposa, antes de contraer matrimonio con José Vicente Echarri en 1795, en una ceremonia en la iglesia de San Lázaro.
En 1781, Micaela adquirió una casa-molino en la Alameda Vieja que se encontraba en ruinas. Tras su restauración, esta propiedad se convirtió en una fuente de ingresos significativa y marcó el inicio de su carrera como empresaria. Siete años después, se retiró de los escenarios y compró el Real Coliseo de la Comedia en sociedad con su entonces pareja. ‘La Perricholi’ se dedicó a la administración del teatro y sus propiedades, llevando una vida tranquila hasta que quedó viuda en 1806.
Finalmente, ese mismo año, falleció su esposo, dejando a Micaela sola en Lima. En 1819, dos años antes del grito de libertad definitivo, Micaela Villegas partió, llevándose consigo los recuerdos de una época en la que estuvo en el centro del poder virreinal, que ya no era tal. Su vida, una mezcla de mito y realidad, continúa siendo un enigma en la historia de Lima.