El impacto de una inflación elevada y una economía desacelerada ya se siente en los hogares del Perú. De acuerdo con la última encuesta de representación nacional realizada por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), el 57% de ciudadanos afirma que en los últimos tres meses se quedó sin alimentos por falta de dinero o recursos. Esta problemática se incrementó en 10 puntos porcentuales comparado a marzo de este año y tres veces más que en 2012 cuando se realizó la misma pregunta.
Según desagrega el estudio, los hogares que se quedaron sin alimentos se concentran principalmente en el ámbito rural, en las macrozonas norte, oriente y fuera de Lima Metropolitana. También se registra una mayor falta de alimentos en el nivel socioeconómico D y E, y entre las personas que tienen intenciones de vivir fuera del país.
Ámbito rural el más afectado
De acuerdo con Carolina Trivelli, exministra de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), la situación es grave, y lo es más para la población de los estratos socioeconómicos D y E, donde solo un 4% ha podido mantener su consumo alimentario sin problemas y el 75% se ha quedado alguna vez sin alimentos.
Este problema también se agrava en aquellos peruanos que viven en el ámbito rural, donde tres de cada cuatro ciudadanos responden que han tenido que reducir su consumo alimentario y se han quedado alguna vez sin alimentos en los últimos tres meses. De acuerdo a la encuesta, solo el 5% de mujeres ha podido mantener su consumo alimentario sin problemas.
Consumo de alimentos del 40% de hogares se redujo en gran manera
Las cifras también revelan que para el 70% de peruanos hubo una reducción del consumo de alimentos, similar al 66% que opinaba lo mismo hace seis meses.
En los últimos tres meses, el 40% afirma que el consumo de alimentos en su hogar “se ha reducido mucho”, mientras que el 30% considera que la reducción “fue poca”. Por otro lado, el 19% afirma que el consumo de alimentos en su hogar se ha mantenido, sin embargo, refieren que ha tenido que sacrificar otros gastos.
Desde la orilla contraria, solo un 7% señala que su consumo de alimentos se ha mantenido sin problemas, donde la mayoría pertenece al nivel socioeconómico A y B.
Quienes señalan que el consumo de alimentos en su hogar se redujo en gran manera se encuentran principalmente en el ámbito rural, macrozonas norte, centro y oriente, así como en nivel socioeconómico D y E. Además, las mujeres sufren la reducción en mayor medida comparado a los hombres, así como las personas mayores frente a los jóvenes.
La también investigadora del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) sostiene que la crisis alimentaria está a la base del incremento en los problemas de malnutrición que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) viene registrando: más anemia infantil, desnutrición y problemas de sobrepeso por consumo de productos baratos y poco nutritivos.
“La mayor factura de las peores condiciones alimentarias la están pagando los niños. Por ello es inadmisible que veamos esta situación— que ya era grave—, empeorar y no se tomen acciones de emergencia. La prioridad central del sector público debería ser asegurar una ingesta alimentaria mínima, nutritiva, a cada niño peruano”, indicó.
Agregó que atender este problema que afecta a la gran mayoría de compatriotas es cruel y refleja la tremenda falta de compromiso con el bienestar mínimo de los ciudadanos de quienes tienen en sus manos el poder para mitigar esta situación.