El dictador venezolano Nicolás Maduro incluyó este lunes al Perú en su plan de búsqueda y captura contra Héctor Guerrero, alias el ‘Niño Guerrero’, y otros miembros del Tren de Aragua que fugaron la semana pasada del penal de Tocorón (norte de Caracas) tras una intervención ejecutada por el régimen.
“Hemos coordinado con los Gobiernos de Colombia, Ecuador, Perú y Chile para que la operación de búsqueda, persecución y captura contra estos criminales sea internacional. Es un plan que tenemos. Con estas operaciones especiales vamos a seguir avanzando”, señaló en su programa semanal Con Maduro+, transmitido por el canal estatal VTV.
Maduro aseguró que la fuga de los integrantes de esta organización criminal ocurrió por un “grupo de funcionarios” que avisó de la operación donde participaron 11.000 policías y militares. “[Sin embargo], ellos están detenidos y serán juzgados y castigados”, siguió en su alocución televisiva.
Mientras el régimen incorporó al ‘Niño Guerrero’ en la lista de los diez más buscados de Venezuela por secuestro, sicariato, trata de personas, tráfico de drogas, extorsión, terrorismo y tráfico de armas, el Gobierno peruano fijó una recompensa de medio millón de soles por su paradero y Colombia, por su parte, emitió una orden de captura en su contra.
El ministro del Interior, Vicente Romero, explicó que el cabecilla está con una orden de alerta roja internacional y que, tras la confirmación de su fuga, agentes de inteligencia se habían dispuesto en las fronteras. “Tenemos un refuerzo de personal para poder detectar cualquier ingreso irregular que hubiera en el país”, dijo.
La dictadura ha reconocido que, durante la intervención del centro penitenciario, encontró un conjunto de túneles que sirvieron para los escapes, así como armamento de guerra, como armas largas, de francotiradores, granadas, explosivos, lanzacohetes y municiones diversas.
El ‘Niño Guerrero’, uno de esos fugitivos, purgaba una condena de más de 17 años en esta prisión donde se formó la megabanda —con el chantaje a internos como primer negocio— para luego diseñar una estructura jerárquica que replicó en el exterior.
Nació en Maracay, en diciembre de 1983. Con 17 años, ya era señalado como micro comercializador de drogas y denunciado por agredir a efectivos policiales. En 2012 ya registraba una fuga, aunque fue atrapado al poco tiempo. Tres años después fue visto nuevamente afuera de su celda durante una fiesta realizada en un barrio controlado por el Tren de Aragua.
La periodista e investigadora venezolana Ronna Rísquez, autora del libro El Tren de Aragua. La banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina (Planeta), ha contado que las casi 5.000 personas que están recluidas en este establecimiento lo llaman la ‘Casa Grande’.
Rísquez se adentró en Tocorón, ubicada en el estado de Aragua, y comprobó que la “leyenda urbana” era cierta porque allí hay discoteca, piscina, parque infantil, casino, restaurantes con terrazas, bares y expendios de licores, así como cajeros automáticos e incluso un zoológico en el que se pasean jaguares, pumas y otros animales exóticos que llegan a este lugar gracias al dinero de actividades criminales.
La última intervención armada dentro una cárcel venezolana se produjo en 2016, cuando el régimen “pacificó” la Penitenciaría General, un proceso que duró varios días y que se saldó, según organizaciones no gubernamentales, con al menos una docena de muertos.
La crisis migratoria fue la herramienta utilizada por la red criminal para extenderse por Sudamérica, donde creó redes y se apropió de pasos fronterizos no habilitados a través de la coacción, el chantaje y de la corrupción. Según un informe de El País, solo en Lima reúne alrededor de un millón de soles (cerca de 275.000 dólares) al mes en las diez plazas de prostitución sobre las que ejercen dominio.