Hoy en día es muy común encontrarse con un supermercado en diferentes puntos de la ciudad. La oferta se ha diversificado y las personas tienen la opción de elegir el que mejor se adapte a sus necesidades, tanto en temas de precio o distancia, como de variedad o comodidad que presenten para el usuario. Asimismo, son una de las opciones más elegidas, ya que en muchos casos se encuentran en zonas céntricas donde las personas pueden realizar todo tipo de actividades adicionales a las compras convencionales.
Pero este panorama es muy diferente al que se vivía en épocas de antaño. Por aquellos días la expansión de estos negocios todavía no había empezado, sin embargo, hubo un supermercado que ha quedado en la memoria de muchos peruanos.
Se trata de Santa Isabel, que con el famoso oso panda que adornaba varias de sus sucursales supo posicionarse en un mercado incipiente, para años después sucumbir lentamente hasta desaparecer del país.
Inicios y expansión de Santa Isabel
Para hablar del auge de estas tiendas es necesario dar detalles sobre sus inicios. La compañía de origen chileno fue fundada el 6 de diciembre de 1976 por Elberg Simi, en Valparaíso. Lejos de tener un gran local, se trataba de un pequeño autoservicio con elementos básicos como abarrotes y otros.
Posteriormente, iniciaron un plan de expansión que incluyó a Ecuador, Paraguay y nuestro país, donde establecieron su primera tienda luego de que Simi comprara la alicaída marca Scala Gigante, que cerró operaciones oficialmente en 1993, año donde Santa Isabel inauguró su primera tienda en tierras peruanas.
Cabe mencionar que la firma, pese a su popularidad, no fue el primer supermercado del Perú, ya que hubo importantes marcas como Super Market, Monterrey, Tía y el ya mencionado Scala gigante, que fue el primer hipermercado en el país, entre otros.
La tienda, ubicada en el distrito limeño de San Borja, en lo que se conoce hoy en día como Centro Comercial La Rambla, fue todo un éxito y causó gran expectativa entre los ciudadanos, quienes más pronto que tarde hicieron de este local su favorito cuando de compras se trataba.
La gran acogida limeña de Santa Isabel promovió la compra de otros locales libres que alguna vez pertenecieron a tiendas Galax y Maxi, así como algunos locales del supermercado Monterey. Más adelante, abrieron locales en Jesús María, Callao, Surco y Miraflores.
“La familia de todos”, slogan del supermercado, se apreciaba en diferentes comerciales junto al logo con letras rojas, acompañadas del carismático osito panda, infaltable en sus tiendas y publicidad. Así, Santa Isabel estaba completamente posicionada en las mentes del consumidor peruano.
Declive de la marca en Perú
Muchos recuerdan hoy en día los rompecabezas que la marca lanzó para promocionar sus concursos. Hoy en día estos solo viven en la memoria de algunas personas y las colecciones privadas de algunos entusiastas coleccionistas que jamás dejarán morir los pequeños detalles de antaño.
Reza un viejo dicho popular que “todo lo que sube tiene que bajar”, y aunque no se cumple a cabalidad en todos los casos, el supermercado favorito de los peruanos se acogió a esta regla no escrita y pronto empezó a ver su debacle tras gozar de años de éxito comercial.
A poco de iniciar el nuevo siglo, el Perú empezaba a dejar atrás años que habían ensombrecido la moral nacional y afectado severamente la economía. Nadie sabe con exactitud cómo es que el país pudo mantenerse en pie pese a los duros golpes que había sufrido, lo cierto es que había un aire más optimista, pero no para supermercados Santa Isabel.
La dura competencia empezó a sentirse con fuerza en el rubro, principalmente debido a la presencia del grupo Wong y la aparición de nuevos hipermercados que buscaban tener participación y desplazar a la conocida marca.
Así, en 1999 Santa Isabel fue vendida a la empresa transnacional Disco Ahold, originaria de Países Bajos. Aquí se inició la transformación hacia Plaza Vea, proceso que duró poco ya que en el año 2003 el grupo Intercorp adquirió la cadena en Perú.
En este punto, el conglomerado peruano optó por empezar una nueva estrategia que incluía dejar de utilizar la marca Santa Isabel para apostar por las marcas Plaza Vea y Vivanda, las cuales hoy en día son sumamente reconocidas en el mercado peruano y cuentan con varios locales en Lima y algunos en regiones. Esta transformación ocurrió entre los años 2006 y 2009.
Vale mencionar que la última tienda Santa Isabel que operó en Perú estaba situada en la residencial San Felipe, en Jesús María. El último bastión de lo que alguna vez fue una exitosa cadena de supermercados dio su último suspiro justamente en 2009.
Mientras esto ocurría en Perú, en Chile la cadena de supermercados fue comprada por el grupo Cencosud en el año 2003, donde hoy en día continúa operando bajo el nombre de Santa Isabel.
¿Qué otros supermercados hubo en Perú?
Como se ha mencionado, Santa Isabel no fue el primer supermercado en Perú. Se puede mencionar a Super Market, que tuvo aparición en el mercado local en 1953 de la manos de los hermanos Aldo y Orlando Olcese, según informa El Comercio.
Esta tienda trajo el modelo estadounidense y llegó a tener hasta 15 locales y un programa de televisión. Desafortunadamente, en 1973 producto de una expropiación pasó a convertirse en la Empresa Peruana de Servicios Alimenticios (EPSA), desapareciendo en 1984.
Por otro lado, también está la historia de Tiendas Scala, fundada en 1958 y vendida en la década de los 80. Contó con gran popularidad en sus trece tiendas y fue la primera bajo el concepto de hipermercado. Santa Isabel adquiriría parte de sus locales tras su quiebra en 1993.
Finalmente, en 1970 existían en Perú Galax y Todos, que alcanzaron el éxito durante casi dos décadas para luego desaparecer a mediados de los 80 debido a la hiperinflación. Aunque la cadena fue adquirida por el empresario Jaime Mur en 1994, fue luego vendida al Grupo Wong y años más tarde la marca Cencosud.