Depresión y ansiedad: el lamentable panorama de la salud mental en la comunidad LGBTIQ+ que se vive en Perú

Una encuesta de Promsex informa que más del 58% de miembros de la comunidad LGBTIQ+ no logra acceder a servicios de atención en salud mental. Especialistas explican las razones y la importancia de revertir esta situación

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Algunas de las encuestas más
Algunas de las encuestas más importantes en torno a la comunidad LGBTIQ+ y su salud mental corresponden a Promsex y Más Igualdad Perú. - Créditos: Andina

Sabrina* es una mujer bisexual que dejó el Perú cuando apenas tenía 22 años con el objetivo de “ampliar sus horizontes”, al menos eso fue lo que le dijo a su familia. Lo cierto es que, luego de meditarlo bien, se dio cuenta de que no tenía muchos motivos para quedarse en un país en el que su mera existencia era causa de discriminación, un país que la hizo crecer sintiéndose mal consigo misma, un país cuya sociedad rechaza todo lo que ella representa.

Y ella no es la única. De acuerdo a una encuesta del INEI, que fue aplicada en el 2017, en el Perú, el 62,7% de la población LGBTIQ+ de 18 a 29 años ha sufrido algún tipo de discriminación o violencia por su orientación sexual o identidad de género. Pero eso no queda ahí: un 88,9% de ellos presentó consecuencias al empezar a experimentar sentimientos de exclusión, aislamiento social, culpa, inutilidad, impotencia, falta de energía, estrés e irritabilidad, entre los más relevantes.

Vivir de esa manera —como ciudadano de segunda categoría en el país que te vio nacer— tiene secuelas en la salud, tanto física como mental. Sin embargo, ese es otro obstáculo al que debe enfrentarse esta población.

El acceso a servicios de salud mental, independientemente de la calidad que posean, no siempre es una posibilidad: un 58,5% de miembros de la comunidad LGBTIQ+ no ha logrado ser atendido, de acuerdo al informe anual del 2021 de Promsex. Estas no son solo cifras, son historias de personas que luchan por vivir dignamente en un país que se esmera en cerrarle las puertas.

Afortunadamente, en el caso de Sabrina*, sus diagnósticos de depresión y ansiedad lograron ser atendidos a tiempo y su historia tuvo un final feliz, aunque su camino para llegar a donde está —orgullosa, plena y contenta de estar viva— no ha sido fácil. Sin embargo, no todos tienen las oportunidades que ella tuvo o no todos están dispuestos a pagar el precio de dejar su vida atrás, más allá de si es justo o no, para lograrlo.

Algunas de las encuestas más
Algunas de las encuestas más importantes en torno a la comunidad LGBTIQ+ y su salud mental corresponden a Promsex y Más Igualdad Perú. - Créditos: Infobae Perú / Jazmine Angulo

Comunidad LGBTIQ+ en un terreno desnivelado en salud mental

Para Alex Hernández, psicóloga con una maestría en Neuropsicología, coordinadora del Comité Bisexual y directora de Investigación y Proyectos de Más Igualdad Perú, hablar de salud es conversar de “bienestar”; no obstante, en el caso de las poblaciones que han sido históricamente excluidas, es muy difícil “alcanzar este nivel de funcionabilidad y adaptabilidad a la vida, en el que la persona se siente cómoda y siente que puede lograr su proyecto de vida”.

“Ya de por sí empezamos en un terreno que está desnivelado. Por lo tanto (…), es muy necesario que se planteen medidas, enfoques o capacitaciones para que se pueda realmente proveer de una atención de calidad a esta población, que justamente muchos de los problemas de salud mental que tiene están relacionados con un sistema desigual o un sistema discriminador y violento”, precisó.

Esta realidad fue evidenciada en el Primer Estudio Exploratorio sobre Salud Mental en Personas LGBTIQ+ del Perú (2019), el cual reveló que quienes se identificaban como gays, lesbianas y bisexuales eran 1,5 más veces proclives a presentar depresión, ansiedad, intentos suicidas y consumo de sustancias que quienes conformaban la población heterosexual.

Un panorama similar es percibido por Pía Bravo Arenas, directora ejecutiva de la ONG Presente, psicóloga y especialista en diversidad LGBTIQ+, quien resaltó la relevancia de abordar el tema de la salud mental de una “forma integral, que va más allá de la ausencia de diagnósticos” y que depende, “en primera instancia, de la prevención”.

“Vivimos en un país que no respeta a la comunidad. Lo que hace que sea bastante importante hablar de salud mental es que tiene muchos factores estresores que no pueden contribuir al bienestar de la persona, más allá de que te discriminen directamente, que pasa muchísimo, sino que hay esta necesidad de —por como me identifico— tener que enfrentar muchas barreras, muchas opiniones, muchas cosas que van a pasar en mi vida, y eso lo debería poder hacer con un acompañamiento”, comentó.

Algunas de las encuestas más
Algunas de las encuestas más importantes en torno a la comunidad LGBTIQ+ y su salud mental corresponden a Promsex y Más Igualdad Perú. - Créditos: Infobae Perú / Jazmine Angulo

Perú, país con una deuda social hacia la comunidad LGBTIQ+

El Perú es un país que no destaca por su mirada tolerante; por el contrario, sus habitantes suelen dejarse llevar por estereotipos de género y otros discursos de odio. De acuerdo a Rodrigo Flores, psicólogo de profesión con una maestría de Psicología Clínica y coordinador del Comité de Salud Mental de Más Igualdad Perú, vivimos en una sociedad heteronormada —es decir, que considera a la heterosexualidad como la norma—. Esto, precisó, termina por colocar una carga de “estrés adicional” en la comunidad LGBTIQ+ debido a su condición de grupo marginalizado o excluido.

“No crecemos en un ambiente validante, sino más bien que nos marginaliza. Crecemos con un estrés adicional, el cual —si no es debidamente atendido a lo largo del tiempo— puede predisponernos a presentar mayor desregulación emocional porque estamos constantemente activados emocionalmente, por eso tenemos más predisposición a presentar problemas en salud mental”, explicó.

Esta indiferencia también se hace presente en el ámbito específico de la salud. Alex Hernández parte de su experiencia para evidenciar las falencias que hay dentro de la preparación del personal, así como la poca cantidad de estos, sobre todo en los servicios públicos. Este factor, añadió, pone —de forma injusta— en desventaja a quienes no cuentan con los recursos económicos para atenderse particularmente.

“En el Perú no nos forman con un enfoque adecuado para poder atender y comprender las necesidades específicas de esta población (…). A eso súmale también todo el estigma la discriminación, los estereotipos y los sesgos que lamentablemente están (…). Hay muchos casos de personas LGBTIQ+ que logran acceder al servicio, pero este es de mala calidad por la poca capacitación o es de plano discriminatorio. Entonces ya no es solamente la dificultad de acceder, sino que el servicio no es el adecuado y eso implica que la persona no pide regresar”, expuso.

La afirmación e introspección como el mejor enfoque

Frente a todo lo mencionado, los expertos coinciden en que, antes de hablar del acceso a servicios de salud mental por parte de la comunidad LGBTIQ+, es vital garantizar que su personal, ya sea de instituciones públicas o privadas, se encuentre debidamente capacitado para poder ofrecer una atención adecuada.

Algunas de las encuestas más
Algunas de las encuestas más importantes en torno a la comunidad LGBTIQ+ y su salud mental corresponden a Promsex y Más Igualdad Perú. - Créditos: Terapify

“Históricamente, las disciplinas que se encargan de la salud mental —como la psicología y la psiquiatría— han tenido una mirada bastante patologizante de la diversidad sexual y de género. No hace mucho tiempo atrás se normalizaban los esfuerzos, desde una mirada profesional, para tratar de ‘curar’ a las personas de la diversidad. Por eso es importante que haya una especial incidencia en que esas miradas, que ya deberían haber quedado atrás, pero que todavía están presentes en nuestra sociedad, sean identificadas y cambiadas, que todas las personas LGBTIQ+ que buscan atención en salud mental puedan encontrar servicios de calidad y seguros”, precisó Rodrigo Flores.

Sin embargo, referirse a servicios de calidad no significa lo mismo para todos los grupos poblacionales. De acuerdo a Pía Bravo, en el caso específico de las diversidades sexuales y de género, esto implicaría, principalmente, que los profesionales de la salud se valgan del “enfoque afirmativo” durante sus atenciones. “Este es finalmente la idea de poder lograr que la persona reafirme y se sienta bien aceptando, confirmando o procesando de alguna forma que su orientación social o identidad de género no es la que la sociedad espera, y que esto no debería significar mayor problema”, indicó.

Alex Hernández hizo énfasis en que “no es una serie de técnicas”, sino que consiste en “un estilo o un enfoque para que —utilizando las herramientas que tienes como psicólogo— las enfoques en atención para personas LGBTIQ+”. Este proceso, dijo, inicia cuando el propio psicoterapeuta reconoce los sesgos que tiene respecto a esta comunidad y lucha por desaprenderlos, lo que garantizará que el espacio de atención sea lo más seguro y ‘afirmativo’ posible.

El silencio es cómplice

Hacer activismo hoy no necesariamente significa escribir una pancarta y salir a tomar las calles. Si bien es una forma válida de protesta, además de necesaria, los especialistas coincidieron en que hay diferentes maneras de “alzar nuestra voz” a favor de la comunidad desde nuestros espacios, sin importar los grandes o pequeños que estos sean.

Es tarea de todas las personas, como ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes, hacer frente a estos discursos que todavía discriminan a las identidades LGBTIQ+. (La ciudadanía) puede hacer algo desde donde le sea posible”, exhortó Rodrigo Flores.

Respaldar iniciativas civiles que beneficien a la comunidad, exigir que los colegios profesionales involucrados tengan una postura firme a favor, recibir capacitaciones para atender a esta población si eres personal de salud y preguntar a las autoridades por sus protocolos de atención en salud mental son solo algunas de las acciones que plantea la activista Pía Bravo para ayudar a ‘nivelar el terreno’.

“El efecto de los aliados visibles y no silenciosos es vital. Para que la discriminación sea socialmente aceptada requiere que haya muchas personas que ven este tipo de acciones que se quedan en silencio. Y creo que ahí hay un tema importantísimo en cuanto a un cambio de paradigma más cultural sobre cuánto podemos aceptar en el Perú la discriminación hacia otras personas sin decir nada”, reflexionó.

El reto es difícil y llegar a la meta lo es aún más, pero es un compromiso que vale la pena asumir, más aún si se considera lo poco que hemos avanzado como país en materia de tolerancia e igualdad: de acuerdo al INEI, el 65,5% de la población LGBTIQ+ de 18 a 29 años considera que nuestra sociedad no se ha se ha vuelto más respetuosa respecto a su orientación sexual o identidad de género. Si no queremos que historias como las de Sabrina* —de compatriotas que tienen que dejar el Perú para recién sentir que pueden ser ellos mismos— se repitan, definitivamente, aún queda mucho por hacer.

Iniciativas que llenan de esperanza

Si bien el panorama en torno al acceso a servicios de salud mental por parte de la comunidad LGBTIQ+ es, en gran medida, desalentador, diversas organizaciones nadan contracorriente en busca de hacer del Perú un país en el que toda la ciudadanía goce de los mismos derechos.

Algunas iniciativas a favor de
Algunas iniciativas a favor de la comunidad LGTBI+ en el Perú. - Créditos: Más Igualdad Perú

Entre estos ‘rayos de esperanza’ destaca el Botiquín Emocional Arcoíris de Más Igualdad, que ofrece consejería y primeros auxilios psicológicos con un enfoque afirmativo ofrecido por profesionales capacitados para atender las necesidades que esta población requiere. El servicio es totalmente gratuito, vía WhatsApp, y se encuentra disponible para quienes viven en el Perú.

Algunas iniciativas a favor de
Algunas iniciativas a favor de la comunidad LGTBI+ en el Perú. - Créditos: Presente

Por su parte, Presente también hace lo propio con su Portal de Empleo para Talento LGBTIQ+, en el cual se publican oportunidades laborales de empresas que cuentan con la Certificación Presente, programa mediante el cual la misma ONG puede asegurar que dichas compañías, así como los puestos que ofrecen, poseen buenas prácticas inclusivas.

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