La situación en la frontera entre Perú y Chile se ha tornado cada vez más crítica. Detrás de esta crisis migratoria, se encuentra una política chilena que ha optado únicamente por expulsar a migrantes, generando un éxodo masivo hacia Perú. Esta política no solo ha creado una situación migratoria desordenada, sino que también ha desencadenado una crisis humanitaria en la frontera.
El gobierno de Chile ha adoptado una política basada meramente en la expulsión de migrantes, principalmente venezolanos, bajo el argumento de regularizar su situación migratoria. Sin embargo, esta política ha tenido como consecuencia directa un aumento en el número de migrantes que buscan refugio en países vecinos, siendo Perú uno de los principales destinos. La expulsión masiva de migrantes desde Chile ha generado un flujo aún más desordenado hacia la frontera peruana, especialmente hacia la ciudad de Tacna.
Este éxodo masivo ha llevado a una situación migratoria sumamente desordenada en la frontera. Grupos de migrantes, en su mayoría de nacionalidad venezolana, pero también de nacionalidad haitiana, colombiana, entre otras, intentan cruzar de Chile a Perú. Sin embargo, muchos de ellos no cuentan con la documentación requerida, lo que ha llevado a enfrentamientos entre migrantes y personal de migración, y como consecuencia de ello, la creación de campamentos improvisados en condiciones de mucha precariedad.
Las temperaturas extremas y la falta de recursos básicos han exacerbado aún más esta crisis humanitaria.
La actitud de Chile es, sin duda, infraterna. Al optar por expulsar a migrantes sin considerar las repercusiones en países vecinos, Chile no solo ha exacerbado aún más la crisis migratoria en la región, sino que la ha trasladado directamente a Perú. Esta decisión unilateral ha agravado aún más la situación de migración desordenada en el país.
Por otro lado, la respuesta del gobierno peruano ha sido, en el mejor de los casos, débil. A pesar de declarar el estado de emergencia en las fronteras y desplegar al Ejército, estas medidas han sido reactivas y no abordan la raíz del problema. La inacción del gobierno central ha dejado a regiones fronterizas, como Tacna, lidiando solas con una crisis de magnitud nacional.
En este contexto, destaca la iniciativa del gobernador regional de Tacna, Luis Torres Robledo que, ante la inacción del gobierno central, ha propuesto medidas concretas para abordar la crisis. Una propuesta humanitaria que resalta es la de donar terrenos en la frontera para refugiar temporalmente a los migrantes. Esto, sumado a las gestiones con las cuales se sumarán 30 patrulleros para la supervisión de la frontera y de la ciudad.
Además, ha exigido a la Cancillería del Perú a tomar acciones más decididas y a establecer un diálogo con Chile para encontrar soluciones conjuntas.
En tiempos de crisis se muestra el liderazgo de nuestras autoridades y es evidente que la respuesta del gobierno central ha sido ineficiente. Sin embargo, la respuesta e iniciativa del gobierno regional de Tacna es un paso importante para poner en agenda nacional esta crisis humanitaria que finalmente no solo afectará a la región Tacna sino que eventualmente a todo el país.
Es imperativo que el gobierno central peruano tome acciones más decididas y coordinadas. La crisis migratoria no solo afecta a Tacna, sino que eventualmente tendrá repercusiones a nivel nacional. La cooperación binacional es esencial para encontrar soluciones a largo plazo.
La crisis migratoria en la frontera entre Perú y Chile es un llamado a la acción inmediata. Es hora de que ambos gobiernos trabajen conjuntamente para garantizar los derechos y bienestar de los migrantes, así como garantizar la seguridad interna y de los propios migrantes que ante este proceso migratorio desordenado terminan siendo expuestos y finalmente sometidos ante mafias que lucran de esta crisis humanitaria. La solidaridad y la cooperación deben prevalecer sobre las políticas unilaterales y la inacción.