El reciente caso de la desaparición y post ubicación de Anna Marín, la joven española de 21 años de edad que llegó al Perú presuntamente captada por una secta religiosa denominada GYC, ha puesto de manifiesto otros casos de captación que han ocurrido en nuestro país en años anteriores.
Estos casos no se limitan únicamente a algunos grupos religiosos que afirman ser los elegidos por Dios para redimir el pecado y la maldición de las personas o para brindar salvación en un posible escenario apocalíptico. También hay situaciones que implican a organizaciones que, abierta y explícitamente, se autodenominan seguidores de Satanás.
Infobae Perú recopiló casos notables de víctimas que fueron captadas y retenidas por líderes utilizando engaños, manipulación y coerción, con el objetivo de cometer abusos sexuales, explotación financiera e incluso sacrificios humanos.
Secta Gnosis: el caso de Patricia Aguilar
Félix Steven Manrique, alias ‘Príncipe Gurdjieff’, fue responsable de la desaparición de Patricia Aguilar. A pesar de duplicar su edad, la conoció a través de redes sociales cuando ella tenía solo 16 años. Él era miembro de la secta Gnosis, una organización con fuerte presencia en el país, que se presenta como una escuela científica que brinda enseñanzas en ciencia, arte, mística y filosofía.
En 2016, al cumplir 18 años, Patricia viajó a Perú para encontrarse con un hombre que se autodenominaba el hermano de Jesucristo y líder destinado a repoblar el mundo tras un supuesto apocalipsis.
Una vez en el país, Patricia fue instalada en la selva peruana siendo sometida y aislada, convirtiéndose en una esclava sexual y quedando embarazada en este oscuro proceso. Félix Steven también mantenía a otras dos mujeres peruanas en condiciones similares, todas con hijos de él. Los niños, muchas veces, quedaban bajo el cuidado de Patricia.
Alberto y Rosa, padres de Patricia, buscaron incansablemente a Patricia y encontraron evidencias preocupantes en su habitación, incluyendo símbolos religiosos y esotéricos, así como instrucciones para viajar y casarse en Perú. Con el tiempo, se dieron cuenta de que Patricia había sido captada por una secta a través de internet. No obstante, la situación se complicó cuando Patricia, en un programa de televisión, negó estar siendo retenida contra su voluntad por este individuo y se puso en contra de su padre.
La joven no se daba cuenta entonces de lo que sucedía porque cuando estás en la secta “no hay nada más”; “vives atrapada en un submundo con cosas que no son reales”; y “te convencen de que todo lo que hay fuera es malo”, incluida la familia, relata en su libro ‘Hágase tu voluntad.
Patricia y su hija de un mes de nacida fueron rescatadas en el 2018, cuando la joven ya tenía 19 años de edad. Fueron encontradas en situaciones inhumanas.
Un año después, Félix Steven fue condenado a 20 años de prisión por trata de personas agravada con fines de explotación similar, afectando a seis personas. Además, se le impuso una reparación civil de más de S/ 88.000.
Secta de Colliguay: el caso del sacrificio de un bebé
El chileno Ramón Castillo Gaete, conocido como ‘Antares de la Luz’, lideraba una secta satánica en 2012, cuando tenía 36 años. Su caso, que salió a la luz en ese año, conmocionó a Perú, Chile y otros países latinoamericanos.
Bajo su liderazgo en la “Secta de Colliguay”, este individuo quien se atribuía ser ‘Dios’ tenía sometidos con abusos físicos con castigos y lapidaciones, abusos psicológicos y sexuales a varias personas quienes, en su mayoría, eran profesionales con ingresos económicos significativos.
El caso tomó relevancia por las autoridades policiales chilenas luego que se conociera que este grupo había sacrificado a un recién nacido quien, según ‘Antares de la Luz’, era la encarnación de ‘Lucifer’. Por este hecho, el líder satánico terminó dejando Chile y huyó hasta la ciudad imperial del Cusco, en Perú.
Mientras esto ocurría, en los medios de comunicación se iba dando a conocer algunos datos sobre este crimen, así como otros actos macabros que ocurrían en este grupo cuyo eje central era el uso de sustancias psicoactivas como la ayahuasca, junto con la realización de rituales de naturaleza sexual:
Ramón Castillo Gaete les decía a sus seguidores que sus mascotas (perros y gatos) eran malignas por lo que deberían de sacrificarlos degollándolos. Asimismo, señalaba la necesidad de sacrificar otros animales para evitar el fin del mundo.
Este sujeto, además de lograr que sus seguidores lo sostengan económicamente con préstamos millonarios y ventas de propiedades, les decía a las mujeres de su grupo que tenían un mal dentro de ellas, el cual solo era posible sacarlo con el sexo oral y con la ingesta de su semen.
Fue así como –al ejercer supremacía sexual– dejó embarazada a una joven de 26 años, identificada como Natalia Guerra Jequier, a quien previamente había separado de su pareja bajo el argumento de que esa relación estaba maldita.
“Puede que sea Lucifer, ahora lo voy a atrapar”, fue la frase que dijo la falsa deidad. Luego de esto, ordenó un rito al que asistió la madre y su hijo recién nacido, además de otros integrantes del grupo. El objetivo era asesinar al bebé, su propio hijo al que consideró como el “anticristo”.
“Tenían un lugar donde se descargaban de las vibras negativas. Una especie de carpa iglú con el techo abierto y un forado en el piso, donde ponían piedras calientes... Con el vapor se purificaban”, indicó una fuente que participó de la investigación.
Encima de ese hueco, colocaron al bebé de dos días de nacido, cubriéndole la boca con cinta adhesiva para que sus llantos no fueran audibles, y Antares se cercioró de no tocar al bebé para evitar cualquier “contaminación”.
“Mientras todos lloraban, se removió la tabla y la guagua viva cayó sobre las piedras... Pese a que tenía la boca tapada, el grito fue desgarrador”, agregó un investigador del caso. Tras esto, los resto del menor fueron desmembrados.
Ramón Castillo Gaete fue encontrado muerto el 1 de mayo de 2013 en una casa en la localidad de Cusco, Perú. Se había suicidado al saber que las autoridades policiales estaban prontos a capturarlo.
Por otro lado, Natalia Guerra Jequier, quien estuvo involucrada en la secta y madre del bebé sacrificado fue arrestada y condenada a cinco años de presidio menor en su grado máximo por su participación en el parricidio. En 2019, fue liberada bajo libertad condicional, con la condición de cumplir con ciertos controles reglamentarios.
El Sodalicio de la Iglesia Católica
El Sodalicio de Vida Cristiana es una organización católica fundada en 1971 en Perú que fue oficialmente reconocida por el Papa Juan Pablo II en 1997. Debido a las graves acusaciones de abusos psicológicos, físicos y sexuales contra menores de edad que se le imputan, ha sido llamado por la ABC como una secta religiosa peruana.
La investigación que sigue el Ministerio Público contra este grupo se dio luego que los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaran su libro “Mitad monjes, mitad soldados” donde recopilan 30 testimonios de víctimas de estos abusos a lo largo de casi 30 años, con señalamientos directos al fundador del movimiento, Luis Fernando Figari.
Uno de los casos más notorios involucra al ex sodálite José Enrique Escardó Steck, quien en el año 2000 denunció abusos psicológicos y físicos que afirma haber sufrido durante su tiempo en las comunidades del Sodalicio. Estos incluyeron castigos extremos como dormir en una escalera y comer arroz con leche con kétchup. Otro caso significativo se refiere a Daniel Murguía Ward, expulsado del Sodalicio en 2007 después de ser detenido en un hotel con un niño de 11 años al que intentaba fotografiar desnudo. La organización anunció su expulsión y repudió el hecho.
Posteriormente, en agosto de 2011, Diario 16 difundió testimonios de abuso sexual que involucraban al mismo fundador, Luis Fernando Figari. Estos testimonios incluyen acusaciones de mostrar revistas pornográficas y solicitar actos de naturaleza sexual a jóvenes miembros del Sodalicio. Figari negó las acusaciones de abuso sexual, aunque admitió haber cometido “graves errores, fallas y ligerezas”. Tras su retiro en 2010, Figari se estableció en Roma en 2015 y se mantuvo alejado de la administración del grupo. No obstante, no ha sido condenado judicialmente por estos hechos.
La investigación sobre estas acusaciones ha sido encargada por el Vaticano a los arzobispos Charles Scicluna y Jordi Bertomeu. La misión incluye reuniones con voceros de la organización, posibles víctimas y periodistas que han cubierto los casos de abuso y corrupción financiera. Tras sus indagaciones, Scicluna y Bertomeu presentarán un informe al Papa Francisco.
El Frepap y los israelitas
La Misión Evangélica Israelita del Nuevo Pacto Universal, liderada por Ezequiel Jonás Ataucusi, se caracteriza por prácticas religiosas que incluyen rituales de sacrificio de animales como ofrendas. Estos sacrificios son realizados por los fieles como parte de un acto de expiación de pecados. En estos rituales, se utilizan diversos tipos de animales, como becerros, cabras y palomas.
Uno de los aspectos más controversiales de este grupo religioso es la creencia de que Jonás Ataucusi es considerado como el salvador y redentor divino, incluso reemplazando el nombre del altísimo por el suyo en las Sagradas Escrituras. Esta afirmación ha generado tensiones y divisiones entre los miembros de la secta, con opositores que acusan a Jonás de desviar la doctrina original de la organización fundada por su padre, Ezequiel Ataucusi.
Además, se ha señalado que Jonás ha establecido un nivel de secretismo en torno a sus acciones y decisiones dentro de la secta. La información sobre lo que sucede puertas adentro es limitada y resguardada por un equipo de seguridad.
En cuanto a las prácticas económicas, la secta ha sido vinculada a un importante flujo de dinero a través de donaciones y diezmos de sus adeptos, lo que les ha permitido acumular un considerable patrimonio, incluyendo propiedades y terrenos dedicados a actividades agrícolas y ganaderas. La gestión de estos recursos ha sido objeto de controversia y disputas entre los miembros de este grupo.