Carlos Alberto Galván, más conocido como ‘El Negro’, es un nombre que retumba en la cabeza y no sale de la memoria del hincha de Universitario. Y es que el argentino es considerado el último caudillo, pues levantó el penúltimo título en la historia del club ganándole una final al eterno rival, Alianza Lima.
El exdefensor llegó al Perú con 33 años, pero, decidió quedarse por muchos más, pese a retirarse del fútbol en 2013. En un principio se dedicó a ser entrenador en el país, sin embargo, las irregularidades en los equipos nacionales provocaron que no vuelva a dirigir más. Es así como la vida y el balompié lo quisieron cerca y le dieron la oportunidad de ser comentarista deportivo.
Infobae Perú tuvo una entrevista exclusiva con ‘Negro’ Galván, quien recordó episodios de su vida a través de fotografías, tales como su primer club, el servicio militar, su convivencia con Diego Maradona, el campeonato con la ‘U’, su etapa como técnico, el éxito de ‘A Presión’ en Youtube y más.
Su primer club y los retos que superó en sus inicios
- ¿En qué club te iniciaste?
En esos años aún vivía en La Boca. Como jugaba en la calle, una persona me vio jugando y fue a hablarle a mi papá para llevarme a un club de barrio de Avellaneda. La camiseta era azul y roja por Racing e Independiente, el club aún existe y se llama Amor y Lucha, era un equipo de loza. Ahí comenzó todo, desde los 6 o 7 años hasta los 10 o 11 años. Un recuerdo enorme porque cuatro de ese equipo llegamos a la profesional, en diferentes clubes de Primera, dos en Racing y dos en Independiente.
- Luego, ¿dónde continuó tu carrera?
Vinieron gente de Racing e Independiente a vernos y con una moneda sortearon. El Bocha Ramírez y yo fuimos a Racing y Gustavo López y Sebastián Rambert a Independiente.
- ¿Qué episodios difíciles afrontaste en tu camino a Primera División?
Muchísimos. Vivíamos en La Boca, tuvimos que mudarnos a Lanús, después me tengo que ir a Ponte Vera, que quedaba a dos horas y media de la capital, eran complicados los viajes, a veces me demoraba más viajando que entrenando. No podía dejar los estudios porque mi padre siempre quería ver el boletín si pasaba de año, si no lo hacía, automáticamente me quitaba el fútbol.
El servicio militar casi trunca su carrera
- Antes de tu debut profesional, tuviste que ir al servicio militar. ¿Cómo ocurrió eso?
Casi se trunca mi carrera como futbolista. Allá en Argentina estaba el servicio militar obligatorio, saqué un número super alto, me tocaba en el sur, creo que por Chubut o Santa Cruz, pero, por suerte o contactos, me pusieron en City Bell, comando de comunicaciones 601. No podía salvarme por el número alto y tuvo que desaparecerme del fútbol durante cinco meses. No jugué al fútbol e hice la instrucción de soldado. Después llegó la carta de Racing para darme permiso de entrenar y por suerte al jefe del comando le gustaba el fútbol y me autorizó a ir entrenar y hacer guardia tres veces a la semana. Debuté profesionalmente como soldado.
- ¿Algún episodio complicado que viviste en el servicio militar?
La escasez de comida, entrenamientos militares que no tenían que ver con el fútbol, los cabos que se daban de matones, sabiendo que te podían castigar. Yo quedé castigado varias veces por contestar a los cabos o sargentos.
Vivió un sueño al lado de Maradona y su carrera se repotenció
- ¿Cómo fue ese primer cruce con Maradona?
No podíamos creer que iba a ser nuestro entrenador. Diego queda suspendido en el Mundial Estados Unidos 1994, dirige Mandiyú de Corrientes y luego llega a Racing. Yo era un pibe, ya había debutado en Primera, pero tenía pocos partidos, no era titular. Cuando llega Diego pide a un jugador, a Héctor Almandoz de Vélez, era un millón de dólares por él, yo dije ‘no juego más’, sin embargo, no pudo venir. Diego me agarró, me puso en un cuarto, quiso charlar conmigo y me dijo que iba a ser su central titular.
- ¿De qué manera cambió tu carrera?
Me ayudó muchísimo en mi carrera. Una palabra de él, un tipo siempre polémico, te podía ayudar o perjudicar. Me acuerdo que tuve una regularidad muy buena, donde aparecieron otros equipos para contratarme. A la semana me convocaron a la Sub 23 y después me convocaron a las Eliminatorias 1998. La verdad que siempre lo voy a tener en mi corazón porque me ayudó al empuje de mi carrera futbolística.
- ¿Alguna anécdota que recuerdes con Diego?
La mejor de todas ocurrió en una pichanga. Diego se prendía en los partidos, todos los fines de semana era jugar una con él, ya sea en tu equipo o en contra. La verdad que para mí eso no tiene precio.
- Después de esa etapa jugador-técnico, ¿mantuvieron la comunicación?
Por momentos hubo una comunicación, pero, después me tocó salir del país, me voy a Brasil y ahí perdimos contacto. No tuve la suerte de cruzármelo más, solo me lo topé una vez en el aeropuerto de Argentina.
La importancia del título con Universitario en su vida
- ¿Qué recuerdas del título con Universitario en 2009?
Fue en el ocaso de mi carrera. Tenía 36 años, fue el último título que gané, lo tomé como un gran desafío, ya me había retirado con 33 años y Universitario me busca, me insiste. Me habían venido a buscar otros equipos y dije que no, justo había nacido mi hija, Banfield me dice para renovar y digo que no, no quería jugar más, sin embargo, la insistencia de Universitario hizo que viniera acá.
- ¿Fue el más importante?
Todos los títulos son importantes, pero, cada uno tiene un sabor diferente. Fue muy bueno porque era la segunda vez que disputaba un título contra el eterno rival. Lo disfruté el doble porque juegas contra el eterno rival, le ganaste todo el año, los cuatro clásicos, los primeros y los de la final. Ese día era cumpleños de ‘Ñol’ (Nolberto Solano), nos fuimos a su casa y nos quedamos hasta la amanecida. Fue una fiesta fantástica.
El fútbol peruano provocó que no quiera dirigir más
- ¿Cuál fue tu primera experiencia como entrenador?
Fue en UTC. Había terminado de jugar en Vallejo y en diciembre me llama Rafo Castillo para que sea su asistente. Ya había estudiado para ser técnico en el 2009 y me recibí en el 2011. Fue una experiencia muy buena porque hicimos una gran campaña. Fue el debut del que pensé que sería mi pasión, pero, con los años descubrí que no era lo que más me gustaba.
- ¿Por qué no dirigiste más?
Dirigí seis años, en Segunda, sin embargo, por los problemas de infraestructura, económicos, falta de pagos y otras cosas más hicieron que perdiera la pasión, hasta el punto que en 2018 dije basta. Dije me voy a dedicar a mis negocios tranquilo. Mucha gente me pregunta si volvería a entrenar y sinceramente, por las experiencias que me tocó vivir, no lo haría más.
Su nueva faceta como comentarista deportivo y el éxito de ‘A Presión’
- ¿Cómo se gestó tu llegada a ‘A Presión’?
Me había llamado primero Mauricio (Loret de Mola) y después hablamos con Peter (Arévalo), era un proyecto por tres meses y ahora es un monstruo con más de 350 mil suscriptores, que tiene de todo: discusiones, controversias, risas, mucha chacota también, hay que tener cuerda para eso. Ahora cada uno encontró su personaje, por ejemplo, yo discuto más de fútbol, de táctica, no soy dueño de la verdad, pero estando dentro de una cancha 22 años y dirigiendo unos 5 años te favorece al momento de hablar de estrategias, tácticas, posicionamientos, falencias y virtudes del futbolista o del entrenador.
- ¿Pensaste que duraría más de tres meses?
Por el equipo que habían armado, no iba a ser por tres meses, sino por mucho más tiempo. Peter fue un visionario, solo movía mucha gente, pero, cuando armó este plantel fue un boom. Hasta hoy sigue siéndolo, tanto así que ayer (martes), metimos 36 mil dispositivos, cada dispositivo pueden estar una o cinco personas, entonces es un cálculo de 70 mil personas.
- ¿Qué te dijo tu familia sobre tu nueva faceta?
Si era lo que me apasionaba, que continúe con eso, le fue agarrando el gusto, uno frente a cámaras es totalmente diferente, pero, me apoyaron en todo momento, me fue gustando y me siento cómodo. Ahora, estoy estudiando cursos de locución y oratoria para mejorar mi vocabulario, expresiones y gesticulaciones para ser mejor.
- Por la comunidad de ‘A Presión’, ¿desapareció esa rivalidad con los hinchas de Alianza Lima?
Al prinicipio sí se veía, hoy no. Era muy chocante para los hinchas de la ‘U’ con Leao y los de Alianza conmigo. La gente se va dando cuenta que las críticas son constructivas y tampoco soy monedita de oro para que todos me quieran. Solo doy mi opinión, lo que me parece, con la experiencia que tuvo dentro y fuera de la cancha y trato de dar una opinión objetiva porque a la hora de hablar no se puede tener una camiseta.
No fue invitado por Universitario a sus 99 años
- ¿Te sorprendió que no te invitaran al aniversario 99 de la ‘U’?
La verdad que no porque sé que capaz no hay, no sé, una buena relación porque Ferrari y yo. Fuimos respetuosos a la hora de cruzarnos y saludarnos. Si recuerdas, antes de la pandemia, en el clásico donde Universitario gana 2-0, ahí me entregaron la plaqueta de reconocimiento y estaba Ferrari. Estuve con él, todo bien, después hubo un proyecto de Embajadur, capaz pudo haber un entredicho, no de mi parte. Sigo queriendo al club de la misma manera, no pasa por quién está, sino por la mejora del club. Voy a estar eternamente agradecido con los hinchas porque sin ellos, el jugador no existe. Nosotros somos pasajeros, los hinchas quedan. Si no me invitaron, tendrán sus razones.