Los expresidentes Pedro Castillo (2021-2022) y Alejandro Toledo (2001-2006) dejaron el penal de Barbadillo (Ate), donde cumplen prisión preventiva, en dos y cuatro ocasiones respectivamente, según información alcanzada este viernes por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) a El Comercio.
El organismo se negó a detallar las razones de las salidas con el argumento de que se trata de datos que alcanzan la “intimidad personal” y solo un juez “puede ordenar la publicación”.
La referencia de Castillo es inédita, pues exmandatario se negó en el pasado a pasar por pruebas toxicológicas, psicológicas y psiquiátricas fuera del establecimiento, por orden del Ministerio Público.
Sobre Toledo, en tanto, se conoce públicamente que dejó el penal en junio pasado para ser atendido por una crisis hipertensiva. Permaneció aproximadamente una hora y luego fue retirado en una silla de ruedas por agentes penitenciarios y de la Policía para ser conducido de vuelta al penal en ambulancia.
Eduardo Pachas señaló al diario que su patrocinado, quien llegó al sillón presidencial con la fórmula de Perú Libre, solicitó permiso por razones médicas, aunque no se concretaron. “No, nunca ha salido, eso es falso. No ha salido, desde el 7 de diciembre (del 2022) hasta el día de hoy no ha salido. Que hemos pedido que salga al médico para que le hagan exámenes, eso sí, pero hasta ahora no ha salido”, dijo.
Roberto Su, abogado de Toledo —extraditado de Estados Unidos e imputado por lavado de activos—, no respondió sobre el informe. Otro de los residentes de Barbadillo, Alberto Fujimori (1990-2000), salió 67 veces desde enero del 2020 hasta agosto del 2023, aunque los permisos son conocidos y recurrentes, mayoritariamente por salud.
Solo en este año, se han conocido dos salidas del exdictador, sentenciado a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad —en febrero y agosto pasado—, para tratar una frecuencia cardíaca irregular y un mal bucal.
César Cárdenas, expresidente del Consejo Nacional Penitenciario del INPE, refirió al diario que una diligencia se realiza únicamente con autorización judicial; en tanto, para temas de salud, según la regulación, debe haber previamente una evaluación interna en el penal sobre las razones del petitorio.
En junio pasado, el Centro Liber expuso que unos 93 legisladores habían visitado, en conjunto, a Castillo y Fujimori entre diciembre de 2022 y mayo de este año, mientras que Toledo solo registraba asistencias fiscales y médicas. Las citas coincidieron con días cruciales como el fallido autogolpe, los pedidos de vacancia, las votaciones de adelanto electoral —una de las demandas de las protestas antigubernamentales— y la difusión de denuncias periodísticas.
Según el informe de este centro adscrito al Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), Castillo recibió a 35 congresistas, pero el más recurrente fue Pasión Dávila (Bloque Magisterial), suspendido por 120 días por lanzar un puñetazo a Juan Burgos (Avanza País) durante un pleno.
Fujimori recibió, por su parte, a 58 legisladores desde diciembre y la diputada que registra el mayor número de ingresos es María Cordero Jon Tay, expulsada de Fuerza Popular tras la divulgación de un audio suyo en el que pide parte de su sueldo a uno de sus trabajadores.
Su vecino de celda, Toledo, es el interno que menos visitas mantuvo desde su extradición: solo fue visto por los fiscales José Domingo Pérez y Luz Flores Tamara para un interrogatorio enmarcado en la investigación contra Pedro Pablo Kuczynski por presunto lavado de activos.
Toledo, acusado de recibir un soborno de 35 millones de dólares de esa constructora brasileña para adjudicarle la construcción de varios tramos de la carretera Interoceánica sur durante su Gobierno, también fue asistido por médicos del INPE el 26 de abril y el 5 de mayo, respectivamente.