Claudia Llosa, Andrea Hoyos, Melina León, Sofía Velázquez, Marianela Vega, Ani Alva, Joanna Lombardi, Nuria Frigola, Enrica Pérez, Rosario García-Montero, Gabriela Yepes, Rossana Díaz Costa, Judith Vélez, Úrsula Vilca, Rocío Limo, Melissa Cordero, Enid “Pinky” Campos, Carolina Denegri, Eliana Illescas, Illari Orccottoma, Jimena Ospina, Julia Gamarra, Verónica Pérez, Illary Alencastre, Gisella Ramírez, Cristina Prieto, Micaela Cajahuaringa, Natalia Grande, Fabiola Sialer. Todas ellas, y muchas más, son responsables —desde la dirección, la escritura, la producción, la dirección de arte, fotografía, edición, etcétera— de películas peruanas que, en los últimos años, han maravillado, entretenido y emocionado a miles de espectadores. Por mencionar algunas, tenemos a: La teta asustada, Las malas intenciones, Canción sin nombre, No me digas solterona, Climas, Volver a ver, El canto de las mariposas, Un mundo para Julius, entre otras.
Los géneros y contenidos son variados, temáticas profundas, interesantes que llaman, no solo al entretenimiento sino a la reflexión y a la conciencia, características que han permitido que muchas o casi todas las propuestas tengan reconocimiento en festivales nacionales e internacionales y que sigan contribuyendo, desde la perspectiva femenina, al concepto de cine peruano para el mundo.
La industria audiovisual peruana, y el sector cinematográfico en particular, parece haberse abierto cada vez más a la inclusión de las mujeres en los roles protagónicos que, detrás de cámaras, solían ser exclusivos de los varones.
El impulso incipiente desde la reglamentación internacional para la equidad e igualdad en los cargos, remuneración y representación en pantalla y fuera de ella van dando cuenta de ello.
Sin embargo, la equidad está lejos aún. Según la cineasta Gabriela Yepes, curadora de la muestra “Rebeldes y valientes: mujeres detrás de la cámara en la historia del cine peruano (1913-1992)” —exhibición que formó parte del Festival de Cine de Lima del año pasado—, en el país existe apenas un 11 % de directoras de ficción y guionistas, y son muy pocas las mujeres que desempeñan labores de poder y reconocimiento, así como cargos técnicos de importancia, como la jefatura de luces, dirección de fotografía, cámara y más.
Y esto se debe a grietas que aún no se cierran, sesgos sociales y acciones discriminatorias que persisten. De acuerdo con el artículo “Brechas de género en la producción audiovisual cinematográfica peruana. La experiencia de las productoras limeñas (2022)”, escrito por Sol María Eyzaguirre y Jair Rolleri; el sexismo, la violencia y marginación laboral continúan siendo impedimentos en el sector, donde se suele subestimar la voz femenina en circunstancias de mandato, se exacerba la sensación de invisibilidad hacia las mujeres que forman parte de esta industria y se reconoce más el trabajo de los hombres, a pesar de que los esfuerzos de las mujeres puedan haber sido similares.
Continuar luchando por la igualdad y equidad en el sector audiovisual, el visibilizar y reforzar el trabajo de las mujeres realizadoras para que año a año sigan ganando notoriedad y reconocimiento, además de su contribución a la ampliación del espectro de nuestro cine con contenidos de valor son factores clave.
Todo esto se viene impulsando a través de organizaciones como la internacional WAWA (Asociación Mundial de Mujeres Audiovisuales) y la nacional NUNA (Asociación de Directoras de Cine del Perú); las cuales participarán en la próxima gala de Lima Web Fest, el festival peruano que reúne y premia a lo mejor del entretenimiento audiovisual para plataformas digitales en el ámbito local e internacional.
Adicionalmente, si queremos que, en el futuro tengamos una industria más equitativa, el sector privado y el público deben unir esfuerzos que motiven la participación de mujeres en la rama audiovisual, generando cuotas a nivel de educación y en la participación de estímulos para la creación.
Desde las aulas de la Escuela Superior Toulouse Lautrec en sus carreras de Cinematografía y Comunicación Audiovisual Multimedia vemos que, son cada vez más, las mujeres que destacan y, en ese sentido, como académicos, no perdemos de vista la posibilidad de que el talento femenino peruano alcance todo su potencial y el desenlace de esta historia sea justo y memorable.