Estoy segura de que a muchas personas les sorprende el título de esta columna ¿Cómo podría considerarse a los animales como un objeto? ¿No hay ahora mismo una indignación mayoritaria, precisamente por los últimos casos de abusos contra ellos, lo cual prueba que pueden sentir dolor?
El tema es mucho más complejo que algo tan lógico que parece evidente, pero en el Perú suceden este tipo de cosas, precisamente porque nadie las visibiliza.
Según el Código Civil, los animales son considerados bienes muebles (objetos) y ese es uno de los principales motivos por los cuales se les explota sin ningún tipo de contemplación. Se les compra y vende, son exhibidos en zoológicos a costa de privarlos de su libertad o utilizados como atracciones de circos como La Tarumba, aunque esto les cause mucho estrés.
Lo más grave es que nuestra sociedad ha normalizado situaciones como dejarlos abandonados en techos o patios o incluso sacrificarlos porque “ya no pueden hacerse cargo”, pese a que ambas actitudes ya son consideradas un delito penado hasta con 5 años de cárcel por la Ley de Protección y Bienestar Animal 30407.
Hoy, una luz al final del túnel se enciende y es importante hablar de eso. Hace unas semanas en Proyecto Libertad supimos del proyecto de ley que modifica el Código Civil para establecer que los animales de compañía son seres vivos sintientes.
La iniciativa legislativa ya cuenta con un dictamen a favor de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República, que ha reunido los proyectos de los legisladores José Jerí (Somos Perú e integrante del Bloque Parlamentario Animalista), Carlos Antonio Anderson Ramírez (Podemos Perú) y Janet Milagros Rivas Chacara (Perú Libre) y debe pasar al pleno para su debate y aprobación ¿Alguien podría oponerse a esta propuesta?
Lamentablemente, la respuesta es afirmativa. Existen opiniones en contra del proyecto porque no considera a todos los animales, es decir, no incluye a aquellos animales considerados “de consumo”, como las vacas, los cerdos o los pollos.
Soy vegana hace 10 años y antes de eso, dejé de comer carne y derivados porque caí en la cuenta de que hacerlo no era consecuente con ser activista por los animales, y más que eso, porque no quise seguir financiando una industria que solo provoca sufrimiento a inocentes. Porque eso es la industria de la alimentación “tradicional”.
Nadie más que un vegano aspiraría a que absolutamente todos los animales sean protegidos por la ley para que dejen de ser asesinados y mantenidos en situaciones deplorables antes de acabar en un plato, sin embargo, desde el colectivo de defensa de los derechos animales, debemos tener una mirada mucho más estratégica y menos totalitarista. Los que nos dedicamos a elaborar y sacar adelante leyes para defenderlos, conocemos perfectamente que en legislación no existen absolutos y que se avanzan 10 pasos de los 100 que se necesitan, pero se va haciendo el camino paso a paso o no se logra nada.
No es realista pensar que en un país como el Perú va a prosperar una propuesta de ley que busca proteger a esos animales que muchas personas consideran comida, entonces ¿Por eso vamos a traer abajo la gran oportunidad de que se deje de considerar a los perros o gatos como cosas? Aún estamos lejos de lograr poner a una gallina o un pez en la misma categoría de nuestras mascotas, y, aunque en estos últimos años hemos dado pasos importantes en materia de protección a los animales, todavía hay un largo camino que recorrer. Es necesario que todos nos demos cuenta de que ese camino solo se construirá si vamos construyendo ladrillo a ladrillo esa realidad que todos queremos.
Puesto en un ejemplo: ¿qué hubiese pasado si descartábamos la prohibición de animales en circos en el país porque personas como el dueño de La Tarumba, Fernando Zevallos, influyó para que no se incluyera en esta restricción a los animales domésticos? Decenas de leones, monos, tigres y otras especies silvestres seguirían sufriendo golpes, confinamiento y privación de comida cuando no aprenden “trucos” en los circos del Perú.
Sin esa prohibición, no hubiese sido posible el rescate de más 20 animales, entre leones, monos y hasta una osa, que hoy viven en una reserva natural de Sudáfrica y otros espacios de semi libertad donde no son golpeados diariamente.
En Proyecto Libertad apoyaremos la aprobación de esta propuesta para que los animales sean considerados seres sintientes, que además promueve la sensibilización respecto del tema, regula su situación y les garantiza protección cuando un matrimonio se disuelve.
Los últimos casos de crueldad contra ellos nos han demostrado lo necesarias que son las leyes y lo urgente que es garantizarles una protección de cumplimiento obligatorio.
Empecemos por los perros y gatos; y sigamos luchando sin descanso por los que faltan. Mientras tanto dejémoslos por favor fuera de nuestro plato.