La voz de Yma Súmac cautivó a muchos en tierras extranjeras, hecho que consolidó a esta artista peruana como una referente del expresionismo y de los sonidos andinos.
Se especulaba que Zoila Emperatriz Chávarri Castillo, su nombre original, había nacido en Ichocán, provincia de San Marcos, departamento de Cajamarca, en las alturas de los Andes peruanos, pero su certificado de nacimiento indica que vino al mundo un 13 de setiembre de 1922 en la provincia constitucional del Callao, donde trabajaba su padre, según indica la agencia Andina.
Es importante mencionar que esta destacada artista era descendiente de Atahualpa, el último gobernante inca. Esta vinculación con la realeza incaica la llevó a identificarse como una “princesa inca” desde el inicio de su carrera artística. Hoy, 13 de septiembre, se conmemora el 101 aniversario de su nacimiento.
Yma Súmac era hija de Emilia Castillo, también conocida como doña Emilia Atahualpa, y de Sixto Chávarri. Ambos, oriundos de Áncash y Cajamarca, respectivamente. Fue la menor de seis hermanos, tres mujeres y dos hombres. En su niñez, estuvo rodeada de naturaleza y el canto de las aves, un escenario que la escritora Zoila Mendoza resalta en su informe “Del folklore a lo exótico: Yma Súmac y la representación de la identidad inca”.
¿Qué significa el nombre Yma Súmac?
En 1942, Zoila Emperatriz Chávarri Castillo adoptó el nombre artístico de Yma Súmac. Con este cambio, estableció simbólicamente su nueva identidad como princesa o sacerdotisa inca. Esta cantante lírica eligió un seudónimo de origen quechua que significa “qué linda”. Su vínculo con la realeza inca, la llevó a interpretar la pieza teatral “Ollantay”, que en esa época se consideraba un legado del período incaico.
Su vida artística en el extranjero
Sus orígenes y linaje la expusieron desde joven a la música vernacular, la cual interpretó con su inigualable voz. En 1939, regresó a Lima para concluir sus estudios. Dos años más tarde, mientras visitaba a una amiga, quedó sorprendida al escuchar una práctica de canto destinada a un show folclórico en el que participaba Moisés Vivanco.
Años después, Vivanco no solo se convertiría en su esposo sino también en su representante. Bajo su dirección, debutó con el Conjunto Folclórico Peruano en 1942. Sin embargo, en menos de tres años, decidieron emprender caminos artísticos independientes del grupo.
Nicholas Limansky en su libro “Yma Súmac: El arte detrás de la leyenda” comenta un poco sobre la relación de la pareja “Moisés custodió a Yma como si fuera una rara flor de invernadero… [Y]a sea consciente o no, Yma se dejó poner en esa incómoda y precaria situación”. Vivanco luchaba para conseguir el reconocimiento del público, pero “Yma entregó lo que se esperaba de ella porque, en realidad, su talento igualaba las extravagantes afirmaciones de los lanzamientos de la publicidad”.
Tuvo presentaciones en países como Brasil, Argentina y México, donde emergió como una diva y tuvo grandes presentaciones. Pero su reconocimiento global llegó cuando su voz hechizó a las audiencias de Estados Unidos y Europa. En 1946, viajó a Nueva York, una ciudad que no fue de su total agrado, lo que la llevó a trasladarse a Los Ángeles. A pesar de las dificultades del viaje, contó con el apoyo de Walter Rivers, empresario de Capital Record, quien, impresionado por su talento, le ofreció su primer contrato discográfico.
El sueldo de la cantante llegó a ser de 10 mil dólares semanales por cantar en el prestigioso “Cotillion Room” de la ciudad de Nueva York.
Un año después, un periodista del Washington Times la alabó en una columna dedicada exclusivamente a su talento vocal. Esta serie de éxitos culminó en 1950, cuando cantante lírica, Yma Súmac firmó un contrato con Capitol Records, compañía que se interesó en su distintiva y cautivadora voz.
La artista escaló muy rápido en el ámbito musical, por lo que su primer álbum se tituló “The Voice of Xtabay”, inspirado en una leyenda maya, vendió más de un millón de copias.
Durante las décadas de los sesenta y setenta, Yma Súmac realizó giras por Europa, presentándose en lugares como Reino Unido, España y la por entonces Unión Soviética. También llevó su arte a países asiáticos como Japón. Además de su éxito en la música, incursionó en el cine de Hollywood y en Broadway, donde protagonizó “Flahooley”, obra en la que compartió escenario con la renombrada artista estadounidense Barbara Cook.
Yma Súmac fue la primera artista peruana en tener su estrella de la fama en Hollywood, en la esquina noreste de la avenida Wilcox.
El regreso de la actriz a Perú
En 2006, la aclamada cantante peruana retornó a Perú. A pesar de las críticas de defensores de los movimientos indigenistas, en su país natal se le otorgó la Orden El Sol en grado de Comendador, reconocimiento que buscaba subsanar el desdén al que fue sometida a lo largo de su carrera. Este gesto de reconciliación le devolvió la sonrisa.
Según manifestó a los medios, la primera visita de Yma Súmac a la Ciudad Imperial respondió a su anhelo de “reconectar con el legado histórico incaico en Cusco, representado por sus ruinas, en honor a su patria y como evidencia de que, pese a su nueva nacionalidad, sigue siendo una ‘hija del Sol’ y heredera de su linaje inca”.
La artista falleció en una residencia de ancianos de Los Ángeles, Estados Unidos, el 1 de noviembre de 2008, cerca de las 11 de la mañana, a causa de un cáncer de colón, a la edad de 86 años. Sus restos descansan en el Cementerio Hollywood Forever. La familia optó por un funeral estrictamente privado, que culminó con la exhumación de sus restos.
Ministerio de Cultura celebra a la arista peruana
El Ministerio de Cultura, a través de su cuenta oficial de Twitter, recordó a la icónica soprano peruana, Zoila Chávarry Castillo, más conocida como Yma Sumac. “Hoy conmemoramos el 101 aniversario de su nacimiento. Con su excepcional talento vocal, Sumac promovió la identidad peruana globalmente, destacando la riqueza de nuestras culturas andinas. Es esencial continuar valorando y preservando esta diversidad cultural.”