Julio Ramón Ribeyro, el escritor que rechazó ser ministro de Cultura, la disputa con Mario Vargas Llosa y las penurias económicas que padeció

La propuesta para ser ministro de Cultura llegó en el primer gobierno del expresidente Alan García cuando aún no existía esa cartera. Por otro lado, el cuentista y el autor de “Conversación en La Catedral” eran amigos, pero tuvieron desencuentros por temas políticos.

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En Perú, las penurias económicas
En Perú, las penurias económicas se disiparon como el humo del cigarrillo que solía fumar cada vez que escribía o era entrevistado por los periodistas. (Composición Infobae/Difusión)

Podría comenzar este texto mencionando que Julio Ramón Ribeyro fue un destacado representante de la Generación del 50, autor de “La palabra del mudo”, con formación en Letras y Derecho, y experiencia como profesor, entre otros detalles que los lectores conocen. Sin embargo, es relevante destacar el afecto que su obra ha generado en personas de diversas latitudes del mundo, quienes la admiran y se conmueven con ella.

Un grupo de estas personas son los escolares, quienes llegaron a conocer su obra y biografía gracias a sus profesores. Es gratificante ver a un estudiante leer con fervor las páginas de un libro de Ribeyro, escritor que se ha ganado el cariño de niños, jóvenes, adultos y ancianos.

Los estudiantes de una institución educativa no solo se limitan a leer, sino que también plantean preguntas después de haber vivido otras vidas. Por ejemplo, ¿por qué Efraín y Enrique no se escaparon al recibir malos tratos de don Santos?, ¿qué representa don Santos y Pascual en la obra literaria?, ¿en qué contexto vivían los personajes del cuento?, ¿Ribeyro conoció a los dos niños?, entre otras interrogantes que conmueven a quienes las escuchan, ya que son una prueba de que la lectura es vital para el desarrollo del pensamiento crítico.

Los personajes que aparecen líneas arriba se presentan en el cuento “Los gallinazos sin plumas”, que forma parte del libro homónimo. Este libro fue publicado en 1955, y la trama de la historia ha perdurado de generación en generación. Aunque no existe consenso sobre cuál es el mejor cuento de Ribeyro, en más de una oportunidad, los colegiales han mencionado que este cuento es el más destacado, ya que logró conmoverlos mientras lo leían y cambió su perspectiva del mundo.

Julio Ramón Ribeyro fue un
Julio Ramón Ribeyro fue un miembro destacado de la Generación del 50, exploró en profundidad el cuento pero también se adentró en el ensayo o el teatro. (Andina)

La calificación que hicieron los estudiantes de un colegio a este cuento coincide con la apreciación de Ribeyro. En 1922, el escritor escribió lo siguiente en su diario personal:

“Tengo la impresión de que “Los gallinazos sin plumas” es el mejor cuento que he escrito hasta ahora. Tal vez “Mientras arde la vela” sea más redondo, técnicamente más acabado, pero no tiene la vitalidad ni la fuerza del otro. Facilidad con que puedo sentir un estado de ánimo ajeno, de la forma como me posesiono de mis personajes o, en otras palabras, de la forma como ellos me poseen”, escribió Ribeyro.

“Frente a mí, en el café Petit Cluny donde escribía, había un espejo. Me sorprendí haciendo muecas de cólera, de asco, de frío, según el curso de lo que escribía. Los mozos me miraban. La anécdota de Flaubert sintiendo el sabor del arsénico cuando moría Madame Bovary me parece verídica. La potencia creadora reside, creo, en la capacidad de impresionarse con estímulos imaginarios”, agregó en su diario.

El cuento “Los gallinazos sin plumas” lo escribió en París, ciudad a la que llegó para realizar una tesis sobre literatura francesa en la Universidad de la Sorbona de París. La satisfacción de haber escrito un buen cuento se mezcló con las penurias económicas que vivía en esa ciudad.

Julio Ramón Ribeyro se encuentra
Julio Ramón Ribeyro se encuentra entre los grandes de la literatura peruana para siempre. (AP)

En diálogo con Infobae Perú, el biógrafo del autor de “La tentación del fracaso”, Jorge Coaguila, contó detalles de lo que vivía Ribeyro mientras estaba en París, su regreso a Perú, la discusión con Mario Vargas Llosa y la carrera política que no se materializó.

“Para quedarse más tiempo en Europa, tuvo que emplearse: recoger los periódicos viejos, labor que recuerda en su cuento ‘Solo para fumadores’; cargador de bultos en una estación de tren, que recuerda en el cuento ‘La estación del diablo amarillo’. También cocinaba para sus amigos. Además, fue conserje de hotel. Precisamente mientras era conserje de hotel, se le ocurrió la idea de escribir un cuento, su primer cuento más conocido, que es ‘Los gallinazos sin plumas’”, sostuvo.

Las dificultades económicas se suscitaron entre los años 1953-1958. En este lapso, no solo estuvo en Francia, también vivió en Bélgica y Alemania; en este último país escribió su primera novela, “Crónica de San Gabriel”. En 1958 regresó a Lima para sumergirse en la vida universitaria, pero no como alumno, sino como profesor de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, en Ayacucho. Dos años después, publicó su novela “Crónica de San Gabriel”, que le valió el Premio Nacional de Novela de ese año.

En Perú, las penurias económicas se disiparon como el humo del cigarrillo que solía fumar cada vez que escribía o era entrevistado por los periodistas. Coaguila contó algunos pasajes de la vida de Ribeyro que no son muy conocidos.

Tres libros clave de Julio
Tres libros clave de Julio Ramón Ribeyro. (Difusión)
“De 1960 a 1992, él tiene una mayor estabilidad económica. Trabaja en la Agencia France Press gracias a la recomendación de Mario Vargas Llosa. Ahí no ganaba mucho y los aprietos económicos continuaron, pero no en gran medida”, indicó.

Respecto a su trabajo en la Agencia France Press, es menester indicar que en este medio de comunicación internacional se desempeñó como periodista. Desde 1961 hasta 1971 estuvo en romance con el periodismo, oficio que hace juego con la literatura. Ejemplos de esta premisa hay varios, basta revisar la biografía de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.

En 1972 fue nombrado como agregado cultural en la embajada peruana en París durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado. Luego, fue delegado adjunto ante la Unesco.

“Hubo un periodo en que trabajó como periodista y diplomático, pero su físico no le permitió mantener esos dos puestos. Al final, dejó la Agencia France Press y solamente se dedicó a ser agregado cultural, en primer lugar, y luego fue representante del Perú ante la Unesco”, mencionó Coaguila, quien es considerado el ‘biógrafo oficial’ de Julio Ramon Ribeyro.

Julio Ramón Ribeyro vivió sus
Julio Ramón Ribeyro vivió sus primeros años como escritor entre Francia, Alemania y Bélgica. (Andina)

La relación amical entre Ribeyro y Vargas Llosa

Julio Ramón Ribeyro y Mario Vargas Llosa fueron amigos. El vínculo amical surgió en Lima, ciudad que fue utilizada por los escritores en sus obras literarias. Con el transcurrir del tiempo, ambos se volvieron a ver en Francia. Coaguila recalcó que el autor de “La tentación del fracaso” llegó a trabajar en la Agencia France Press gracias a la recomendación de Mario Vargas Llosa.

“Cuando se conocieron, Ribeyro ya había publicado dos libros de cuentos. La amistad se afianzó en París cuando ambos coincidieron en la Agencia France Press. Se vieron con mucha frecuencia hasta que Vargas Llosa dejo el país para vivir en Londres. La amistad se mantuvo a pesar de que se vieron esporádicamente. Más adelante, tuvieron desencuentros que motivaron la ruptura de una amistad que llevaba años”, dijo Coaguila.

La enemistad surgió durante el primer gobierno de Alan García, específicamente en 1987, año en el que se desató una discusión sobre la estatización de la banca. En este contexto, Ribeyro criticó a Mario que apoyara a los sectores conservadores de su país.

“Ribeyro, como diplomático, pidió el apoyo a esta decisión del presidente de la República. En tanto, Vargas Llosa, como liberal, se opuso”, manifestó Coaguila.

Años después, el autor de “La ciudad y los perros” le respondió a Ribeyro. “Vargas Llosa escribe en ‘El pez en el agua’ que Ribeyro apoyó decididamente a Alan García para mantener su puesto de diplomático. Recuerdo que él estaba muy incómodo por estas declaraciones que aparecieron en un libro publicado en 1993. Al siguiente año, falleció sin responderle al escritor”, afirmó.

Mario Vargas Llosa, en una
Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo. Al fondo, el edificio donde se encuentra su casa en Madrid. (Getty Images)

Ribeyro rechazó ser ministro de Cultura

En 1985, Alan García gana las elecciones presidenciales. Tras ello, viaja a Francia para encontrase con Julio Ramón Ribeyro. En ese país, el escritor recibe una propuesta política. Según Coaguila, ambos eran amigos y el político admiraba al escritor.

“Aunque nunca fue aprista, podría decir que fue amigo de Alan García. Cuando gana las elecciones en 1985, el político viaja a Europa. En París conversa con Ribeyro y le propone que sea el ministro de Cultura. Luego, Ribeyro le comenta lo sucedido a su hermano y algunos amigos cercanos; al final decide no aceptar la propuesta. Él prefirió mantenerse como diplomático”, indicó Coaguila.

Ribeyro es uno de los grandes escritores de la literatura peruana. Sus historias perduran en el tiempo y ha llegado a conmover a miles de personas, quienes buscan un refugio en la literatura. Ribeyro vive y sus personajes todavía están en las calles anhelando, quizás, un mundo mejor.

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