Debido al fenómeno El Niño, la región Puno atraviesa la peor sequía de los últimos 60 años. La población no solo está viendo afectado sus parajes, sus cosechas de tubérculos y su economía. La ausencia de lluvias ha provocado un importante déficit hídrico que mantiene preocupada a las autoridades regionales y distritales.
En esta época del año, en el lago Titicaca, donde antes había agua y embarcaciones, ahora solo hay un panorama árido. Botes de madera están prácticamente varados y la maleza está ganando cada vez más terreno.
De acuerdo a expertos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), la altura del lago decreció en más de 54 centímetros desde inicios de abril de 2023 hasta la presente fecha.
Sixto Flores, vocero del Senamhi en Puno, informó que el Titicaca desciende 3 milímetros diarios. Las zonas más afectadas son Ácora baja y el ingreso a las islas flotantes de Los Uros. En esta última se observa un retroceso -nunca antes visto- de lago de aproximadamente dos kilómetros (desde la orilla).
El presidende de la Autoridad Autónoma del Lago Titicaca, Juan Ocola, dijo que más de 85 mil hectáreas de totorales han quedado expuestas por la ausencia de lluvias y la ola de calor. Explicó que esto implica una afectación para los pobladores que emplean esta planta para la fabricación de embarcaciones, la edificación de viviendas, la creación de artesanías y la alimentación de su ganado.
En la zona que se está quedando sin agua el lago, antes las embarcaciones estaban encalladas a la espera de turistas nacionales y extranjeros con intenciones de visitar Los Uros, Amantaní y Taquile. Los dueños de estas han tenido que moverlas más adentro para que no se queden varadas.
Los expertos aclaran que las escacez de lluvias inició el año pasado, pero que se acrecentó por el fenómeno de El Niño y los efectos del cambio climático. Se calcula que el déficit hídrico ha generado pérdidas económicas en Puno: 80 % en tubérculos y 90 % en granos andinos.
Agricultores son de los más golpeados
Dentro de esta complicada situación, uno de los grupos más afectados son los agricultores de quinua. En el distrito de Cabana, en la provincia de San Román, una de las zonas productoras más importantes de este grano andino, las familias sufren las consecuencias de la sequía.
“No ha habido agua ni lluvia y tampoco hay producción”, afirmó el agricultor Indalecio Mestas Mamani, a Latina Noticias.
“No ha producido porque ha crecido a medias (la quinua) y ya no ha madurado. Los agricultores han tenido pérdidas”, agregó.
Antes cada trabajador del campo producía entre 380 a 400 toneladas anuales, pero en la actualidad ni llegan a las 100 toneladas. Los terrenos secos impiden que a la fecha se pueda sembrar quinua.
“El 30 de agosto es el primer sembrío de la quinua, pero ahora nadie ha sembrado. Debemos tener ya una pasada de la lluvia para poder labrar”, dijo.
En su último reporte, la comisión multisectorial encargada del Estudio Nacional del fenómeno El Niño (Enfen) advirtió que los caudales de algunos ríos del país presentan valores bajo de lo normal y que el calentamiento anómalo de la temperatura continuará hasta enero del próximo año.