El descontento en regiones contra el gobierno de Dina Boluarte se evidenció una vez más. Durante una visita oficial de la presidenta al distrito de Pichanaqui, en Chanchamayo (Junín) se desató un violento enfrentamiento al que la Policía respondió con bombas lacrimógenas y una estela de heridos. Esto no sentó bien en la localidad donde, precisamente tres personas fueron ultimadas durante la feroz represión que las fuerzas del orden ejecutaron contra los movilizados y ciudadanos que nada tenían que ver con las protestas en diciembre del año pasado.
Indignados por lo ocurrido, la población rechazó a Boluarte, cuando esta entregaba un puente para el distrito, y su acto se vio empañado por gritos, pifias y arengas que gritaban “¡Dina Asesina”, mientras ella, sus ministros y el gobernador regional de Junín, Zósimo Cárdenas, estaban en el estrado.
Lejos de llamar a la calma y a la conciliación, Dina Boluarte se aferró una vez más al discurso criminalizador y estigmatizante que maneja desde el inicio de su gestion, por lo que nuevamente culpó a los manifestantes de las muertes ocurridas durante las movilizaciones en varias regiones del Perú.
“El gobernador dijo: ‘trabajemos sin odios, sin resentimientos’, pero acá están lanzando piedras. Estos señores que están atrás, que vengan y que den la cara. ¿Quiénes son? Acá estamos firmes, fuertes, con el corazón que palpita en la Selva Central”, manifestó.
“A mi nadie me va amedrentar con palabras como vienen diciendo: ‘Dina asesina’. Yo les respondo a aquellos que gritan esas palabras: Quienes han matado a nuestros hermanos en esas violentas manifestaciones fueron ellos mismos porque de esa manera querían doblegar a un gobierno constitucional, a un gobierno democrático. A ellos les digo: ‘no sigan matando el desarrollo de los pueblos’. A ellos les digo: ‘unámonos porque hasta en las diferencias podemos encontrar coincidencias para sacar a nuestro Perú adelante. A ellos les digo: ‘no les tengo miedo’” agregó bastante más airada por el repudio de los asistentes.
En tanto, la tensión escaló al punto de que más manifestantes llegaron y empezaron a lanzar piedras y botellas hacia la zona donde se encontraban los altos funcionarios. Fue en ese momento en el que la Policía empezó a repeler el avance de las personas y lanzaron bombas lacrimógenas que afectaron a personas que estaban allí pacíficamente, además dejaron algunos heridos.
En Pichanaqui fallecieron Ronaldo Barra (22), Diego Galindo (40) y Jhonatan Tello, un adolescente de apenas 17 años. Todos ellos tenían disparos por la espalda.
“Ha dejado muertos, madres sin hijos. Heridos e inválidos”, dijo una pobladora de Pichanaqui, quien además señaló que no reconoce a Boluarte como presidenta.
Las otras veces que culpó a manifestantes
La retórica de culpar a los manifestantes no es nueva para Boluarte. El 24 de enero, durante una rueda de prensa con medios extranjeros la mandataria dijo que el despacho presidencial tenía videos en los que se veía a ciudadanos disparando “armas dum dum” contra sus pares.
“En la zona de Juliaca han habido más de 9 mil personas a la capital de Puno, cargadas de huaracas, cargadas de herramientas artesanales que causan impacto y también causan la muerte. Su propósito de ese 9 de enero era causar que el Consejo de Ministro no vaya al Congreso para el voto de confianza”, expresó Boluarte.
“Hay unos videos que los daré a conocer donde al parecer agarran una huaraca y no es así, es un arma que dispara y mata al compañero que esta a su lado o de alguna propiedad particular sale un disparo y mata a alguien que está en la protesta. No es la policía quienes están disparando”, añadió la presidenta ante la prensa internacional.
Pese a que ofreció sus supuestas “evidencias” a los medios, nunca compartieron las imágenes. Por el contrario, pese a las múltiples detenciones, la Policía jamás pudo mostrar evidencia de que los manifestantes que llegaban a Lima desde diferentes regiones del país portaban armas, según evidenciaron los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y Human Rights Watch.
Además, la publicación posterior de necropsias dio cuenta de que todos los fallecidos fueron heridos por proyectiles de arma de fuego, mayoritariamente de armamento oficial.
Lo que llama la atención de este último evento ocurrido en Pichanaqui es que se suscita luego del pedido de perdón a los heridos de todo el país y a los deudos de los fallecidos, puesto que la mandataria expresó sus disculpas -pero sin aceptar responsabilidad política.
“Con profunda y dolorosa consternación, pido perdón, en nombre del Estado, a los deudos de todos los fallecidos, civiles, policías y militares y también a los heridos”, dijo en su mensaje a la nación por Fiestas Patrias; sin embargo volvió a retroceder, al menos a nivel discursivo.
A mediados de junio de este año, ante la convocatoria a la Tercera Toma de Lima, la dignataria lanzó una pregunta que indignó a la población: “¿cuántas muertes más quieren?”, dijo pese a que ya se contaban más de 60 muertes en el país.
“Llamo a estas personas que nuevamente están anunciando la ‘tercera toma de Lima’ o la ‘nueva toma del Perú’, ¿cuántas muertes más quieren por el amor de Dios, acaso no les duele en el alma haber perdido a más de 60 personas en estas movilizaciones violentas? Ninguna de esas muertes la ha provocado ni la ha buscado el Gobierno”, aseguró Boluarte.