Los incas, una cultura precolombina de América del Sur, se destacaron en los campos de la ingeniería y la construcción. Su territorio se extendía desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile, abarcando principalmente la cordillera de los Andes. Utilizando técnicas avanzadas de edificación, establecieron estructuras complejas que han resistido el paso del tiempo, incluida Machu Picchu.
La región de Cusco no solo es un reservorio de historia y cultura, sino también una zona de alto riesgo sísmico. A lo largo de los años, la región experimentó terremotos de gran magnitud, incluidos los ocurridos en las décadas de 1650 y 1950. La causa exacta de estos fenómenos sísmicos sigue siendo objeto de estudio.
Según información de Andina, un proyecto liderado por Ingemmet se centra en este misterio geológico. Investigaciones previas abordaron las fallas activas cercanas a Cusco, como Tambomachay y Pachatusan, que tienen el potencial de generar terremotos de gran envergadura con un impacto significativo en la sociedad y el medio ambiente.
Hallazgos recientes arrojaron luz sobre la relación entre la actividad sísmica y la arquitectura inca. Estudios interdisciplinarios que combinan paleosismología, arqueosismología y métodos tectónicos activos han identificado deformaciones que afectaron la precisión constructiva de los incas en sitios como Machu Picchu y el Templo del Sol. De acuerdo con un informe de Andina, estas estructuras de piedra y roca exhiben claras evidencias de daño sísmico, como fisuras y grietas.
Un legado de preparación sísmica
Aunque los incas habitaban áreas con alto riesgo sísmico, su avanzado conocimiento en ingeniería y planificación les permitió erigir construcciones resistentes a los sismos. Obras como Tipón, cuyos acueductos siguen en funcionamiento, atestiguan la efectividad de su planificación territorial. El proyecto Cusco-Pata, concluido en 2019, generó datos fundamentales para el desarrollo sostenible, la gestión de riesgos y la preservación del patrimonio cultural.
El proyecto Cusco-Pata no solo ilumina enigmas geológicos históricos, sino que también sienta las bases para futuras iniciativas de planificación en la región. Los datos recabados se utilizarán en la elaboración de planes de ordenamiento territorial y en la gestión de riesgos, fomentando además una cultura de prevención. El conocimiento derivado de esta investigación será crucial para el futuro de Cusco y ejercerá un impacto en el bienestar socioeconómico del país.
Los incas son especialmente reconocidos por su técnica de ensamblaje de piedras sin uso de mortero, conocida como “albañilería de piedra seca”. Las piedras eran talladas con gran precisión para encajar perfectamente entre ellas, lo que garantizaba la estabilidad estructural.
La importancia del agua en la historia Incaica
En la cosmovisión inca, el agua tenía un papel tanto divino como esencial, asociado con la fertilidad y la vida. Hallazgos arqueológicos en lugares como Machu Picchu indican que las fuentes y canales de agua tenían una función no solo práctica, sino también ceremonial. Los rituales y mitos incas subrayaban la sacralidad del elemento, atribuyéndole características divinas y ofreciendo tributos para asegurar su abundancia, según señala Terence N. D’Altroy en su libro ‘Los Incas’.
El Imperio inca revela una razón inesperada para su elección de asentamientos en zonas sísmicas de alto riesgo. A pesar de los peligros inherentes, la cercanía a fuentes acuíferas, como la falla Tambomachay, constituía un factor clave en la decisión sobre la ubicación. En el contexto del Tahuantinsuyo, el agua era considerada un recurso crucial, lo que daba lugar a estrategias destinadas a reforzar las estructuras y conservar los recursos hídricos.
Desde una perspectiva tecnológica, los incas desarrollaron avanzados sistemas de irrigación y almacenamiento de agua. El libro Machu Picchu: maravilla de la ingeniería civil señala que esto les permitía cultivar en una variedad de áreas, incluidas las regiones montañosas. Los andenes o terrazas de cultivo ilustran la gestión eficaz del agua para maximizar la producción agrícola. Además, ciudades como Cusco contaban con sistemas de drenaje eficientes para regular el flujo del agua durante la temporada de lluvias
En el plano social, el acceso al agua estaba estrictamente regulado. Las normativas incas determinaban quiénes podían utilizar este recurso y en qué momentos, subrayando su importancia tanto en la agricultura como en la vida cotidiana. El control del agua tenía también implicaciones políticas, empleándose como una herramienta para consolidar el poder y expandir territorios. La dominación de las fuentes de agua era sinónimo de riqueza y poder, según se observa en registros históricos que describen la estructura del imperio.
Los muros de Sacsayhuamán
En las alturas de los Andes peruanos, se encuentra uno de los tesoros arqueológicos más enigmáticos del mundo: Sacsayhuamán. Este sitio antiguo, que alguna vez fue un templo ceremonial inca, sigue dejando a los expertos perplejos con sus misterios sin resolver.
A pesar de los esfuerzos de innumerables estudiosos y arqueólogos, la pregunta fundamental sobre cómo los incas lograron construir estas imponentes paredes de hasta nueve metros de altura permanece sin respuesta clara. Aunque se descubrieron algunas pistas, la técnica precisa utilizada para apilar estas enormes piedras sigue siendo un misterio.
Lo que sabemos hasta ahora es que las rocas se extraían de canteras cercanas y se transportaban hasta el sitio de construcción con la ayuda de poderosas cuerdas. Una vez en su destino, los trabajadores se dedicaban a dar el toque final a cada piedra, asegurando que se ajustara perfectamente al diseño del muro. Este meticuloso proceso demuestra la habilidad artesanal de los incas en la talla de piedra, pero no responde a la pregunta central: ¿cómo las apilaron?
Dado que estas piedras gigantes llegan a medir hasta nueve metros de altura, levantarlas sin la ayuda de tecnología avanzada es un desafío monumental. Los incas, que no contaban con maquinaria moderna, dejaron perplejos a los investigadores con esta hazaña aparentemente imposible.