Los poemas no necesariamente fueron escritos para curar heridas del alma o aliviar las penas de personas desventuradas. De acuerdo al estado de ánimo de los lectores, los versos pueden ser leídos de manera silenciosa o recitados en voz alta, como suelen hacer los escolares cada vez que hay concursos de declamación.
Precisamente en estos claustros educativos, las letras peruanas se colocan en un pedestal gracias al curso de Literatura. Los movimientos literarios dejaron grandes escritores, a cuyas obras podemos recurrir cuando anhelemos vivir otras vidas. Si hablamos de poesía, por nuestra mente pasarán nombres de insignes vates, quienes aportaron a la cultura peruana. Tal es el caso de José Santos Chocano, el escritor representante del modernismo en nuestro país, cuyos poemas fueron el centro de atención cada vez que había juegos florales en el colegio en el que estudiaba.
Si bien los tiempos han cambiado y ahora en el plan lector de los centros educativos privados se les da prioridad a autores contemporáneos, lo cierto es que la actitud y labor de los profesores de Lenguaje y Literatura serán determinantes para que las creaciones literarias de autores clásicos resuenen en todos los rincones de una escuela.
En un colegio privado de San Miguel, se llevó a cabo un concurso de declamación en el que participaron estudiantes del nivel primario y secundario. En esta actividad surgieron varias sorpresas, entre las que es pertinente mencionar las siguientes: los alumnos de primaria no conocían a José Santos Chocano, mientras que los estudiantes de secundaria recordaban uno de sus poemarios: “Alma América”.
En este poemario de José Santos Chocano, aparecen poemas como “Los caballos de los conquistadores” y “Blasón”; este último fue el más elegido por los estudiantes de un colegio estatal en Puente Piedra, hace más de 15 años, y por los estudiantes de un colegio privado el año pasado.
Después de recitar los versos de “Blasón”, más de un estudiante cambió su estado de ánimo.
“Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
con vaivén pausado de hamaca tropical.
Cuando me siento inca, le rindo vasallaje
al sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el coloniaje,
parecen mis estrofas trompetas de cristal.
Mi fantasía viene de un abolengo moro;
los andes son de plata, pero el león, de oro;
y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
y de no ser poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador”.
Los versos del representante del modernismo peruano están llenos de musicalidad, exotismo y, sobre todo, una identidad americana profunda; un sentimiento que habría sido relevante durante la Guerra del Pacífico. En ese contexto, el poema de Chocano estuvo ausente y no fue porque los soldados no recitaron los versos del escritor, sino porque este todavía era un niño y la literatura no se había incubado en su ser.
En 1879, año en el que se inició la Guerra del Pacífico entre Chile, Perú y Bolivia, José Santos Chocano apenas tenía 4 años y, evidentemente, todavía no había escrito “Blasón”. Sin embargo, se puede hacer el siguiente ejercicio de extrapolación: Si este poema hubiera existido en ese contexto adverso, los combatientes hubieran recitado los versos de esta creación literaria, quizás con el fin de darse ánimos y arengarse.
Lo cierto es que este poema cambió el estado de ánimo de los colegiales hace un año y probablemente este efecto se logre en otras personas, independientemente de si están inclinados por la literatura o no.
En cuanto al contexto histórico que acompañó a Chocano, es sabido que Antes del estallido de la guerra, las obras en Lima quedaron estancadas debido al exiguo presupuesto de las autoridades. Entre tanto, nuestro compatriota transitaba por la vida todavía sin un norte claro debido a su edad. Esto contrastaba con la participación de su padre en la guerra.
A su corta edad, el poeta no tenía un juicio de valor de lo que estaba sucediendo; sin embargo, en el libro “Memorias. Las mil y una aventuras” (1940) Chocano escribió unos textos desgarradores que evidencian la situación crítica en la que creció.
“Mi niñez fue la Guerra del Pacífico (…). Lo primero que yo tuve de la vida fue la muerte. Me he acostumbrado, desde entonces a vivir -aunque deseoso por lo mismo de tranquilidad- dentro de un ambiente de tragedia. Yo no corrí, yo no reí, yo no jugué, yo no tuve propiamente niñez…”, escribió el poeta nacional, como lo denominó Manuel Gonzales Prada.
Este escritor fue representante del realismo peruano, y entre sus obras destaca el “Discurso en el Politeama”, en el que pone en evidencia su anarquismo al escribir sin respetar la normativa española y critica a las personas que fueron testigos de la guerra con Chile.
“Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que se levanta es siempre acusadora i juez de la jeneración que desciende. De aquí, de estos grupos alegres i bulliciosos, saldrá el pensador austero i taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia”, escribió Prada.
Con estas líneas, el literato vaticinó que aparecerían intelectuales que defenderán al Perú. No se equivocó, en los movimientos literarios posteriores al realismo surgieron ilustres literatos como José Carlos Mariátegui, Abraham Valdelomar, César Vallejo, José María Arguedas, entre otros.
“La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne i machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia i nuestro espíritu de servidumbre”, agregó el escritor.
Manuel Gonzales Prada cobra relevancia en la vida de José Santos Chocano porque prologó el libro “Poesías completas” (1902), de Chocano. En las primeras páginas de la obra, Prada escribió: “A su edad ¿quién hizo más en el país? En los hombres de veinticinco a cuarenta años, en la nueva generación de poetas que florecen en la actualidad, ¿hay alguno destinado a eclipsarle? No lo sabemos; pero, mientras surge el eclipsador Chocano merece llamarse el Poeta nacional del Perú”, sentenció.
Todavía queda un trabajo arduo por delante para revalorar a los clásicos de la literatura peruana en los colegios. Sin embargo, situaciones como las que se describieron en la nota nos invitan a pensar que la poesía no solo nos acompaña en nuestros momentos de dolor, sino que también puede ayudarnos a adoptar otra actitud ante la vida.
Las disputas ideológicas entre dos intelectuales que terminaron en muerte
La ineludible fuerza de los textos de José Santos Chocano en el mundo literario previene cualquier refutación a su talento. Sus obras permanecen como un sólido bastión frente a los embates que no alcanzan la grandeza de sus versos. Sin embargo, es pertinente cuestionar su personalidad, una faceta que ha suscitado debates en más de una ocasión.
En diversas instancias, el vate se mostró soberbio, tanto en sus interacciones amistosas como en sus discursos públicos. Su respaldo a Augusto B. Leguía, un presidente visto por algunos como un repudiable dictador y por otros como el artífice de la modernización peruana, y su admiración por las “dictaduras organizadas” no fueron bien recibidos por ciertos escritores de la época.
Estas perspectivas chocaron con intelectuales como José Carlos Mariátegui, Luis Alberto Sánchez y Edwin Elmore; este último criticó las posturas ideológicas de Chocano a través de una emisora radial y un artículo en el diario La Crónica.
Fiel a su estilo, Chocano le respondió a Elmore. Acusó a su padre, el ingeniero inglés Teodoro Elmore, de traición en la Guerra con Chile. “¿Hablo con el hijo del traidor de Arica?”, espetó el poeta en una llamada telefónica.
La respuesta de su interlocutor no fue menos contundente: “¡Miserable, si estuvieras aquí no te atreverías a decirme eso!”. Fue este uno de los conflictos entre ambos intelectuales, que lamentablemente se encontraron en las instalaciones de El Comercio.
El trágico desenlace se llevó a cabo en el local del medio de comunicación mencionado, lugar al que acudieron para presentar sus artículos de ataque. Luego de un cruce de palabras, se suscitó un forcejeo que culminó con un disparo: Chocano apretó el gatillo y Edwin Elmore recibió el impacto fatal.
Días después, el hijo del ingeniero inglés falleció debido a una hemorragia incontenible.
José Santos Chocano murió lejos de su patria
José Santos Chocano, el escritor cuya pluma dividió opiniones, encontró su fin en tierras lejanas, en Chile. Después del fallecimiento de Edwin Elmore, el autor de “Alma América” experimentó la indiferencia de sus compatriotas. Este aislamiento lo llevó a tomar la decisión de viajar al país sudamericano.
En Chile, el escritor buscó autorización del Gobierno para llevar a cabo excavaciones en búsqueda de tesoros coloniales en Santiago. Tras obtener el permiso, en un desafortunado giro, fue atacado por la espalda mientras viajaba en un tranvía.
Martín Bruce Padilla, un esquizofrénico paranoico, le infligió una puñalada mortal. Ante las autoridades, el sujeto alegó haber sido socio del poeta en una empresa de búsqueda de tesoros. Este siniestro ataque condujo a la muerte del poeta, quien marcó la diferencia en el espectro literario y su poesía podría disipar los sentimientos de derrota.