En 1879, una guerra devastadora sacudió la región sudamericana. Chile, Perú y Bolivia se vieron inmersos en un conflicto que dejaría una marca imborrable en la historia de estos países. Aunque ya pasaron siglos, las heridas aún perduran, y su legado sigue resonando en la memoria colectiva de los peruanos.
La Guerra del Pacífico, como comúnmente se conoce, resultó en una experiencia amarga para el Perú. Las consecuencias de este conflicto fueron desoladoras y se manifestaron de diversas maneras. Vidas humanas se perdieron en el campo de batalla, el patrimonio cultural sufrió saqueos irreparables y la economía cayó en ruina. Sin embargo, quizás una de las pérdidas más dolorosas fue la del territorio nacional.
Tras intensos enfrentamientos, el Tratado de Ancón se convirtió en un hito que marcaría el destino de varias provincias peruanas. El 20 de octubre de 1883, Perú cedió a perpetuidad la provincia de Tarapacá a Chile, y las provincias de Tacna y Arica quedaron bajo control chileno por un período de diez años. Este desenlace dejó un amargo sabor entre los ciudadanos peruanos.
Las secuelas no terminaron ahí. Un plebiscito debía decidir el futuro de las provincias en disputa al término de la década, pero el tiempo acordado transcurrió sin ninguna resolución, y Chile no quiso devolver los territorios. Esta omisión desencadenó un prolongado conflicto diplomático entre las naciones involucradas. Las negociaciones se estancaron, y la incertidumbre se apoderó de la región.
La imposición chilena
La ocupación chilena de Tacna y Arica tuvo un impacto profundo en la vida cotidiana de los peruanos en esas regiones. Las autoridades chilenas implementaron una controvertida campaña de “chilenización”. Esta campaña incluyó el desplazamiento de numerosos individuos tanto militares como civiles desde Chile hacia las provincias peruanas, alterando la dinámica local y generando tensiones.
Además, la ocupación trajo consigo una serie de medidas que buscaban imponer la presencia chilena en el territorio. Escuelas fueron clausuradas, curas y profesores fueron expulsados, y la labor de los periodistas peruanos fue hostigada. La bandera peruana fue prohibida, y la identidad nacional sufrió un golpe duro en estas regiones.
Felipe Vergara Lasnibat, doctor en historia y decano de Humanidades de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso, Chile, repasa la historia de la controvertida campaña de “chilenización” que afectó a las provincias de Tacna y Arica. En una entrevista con RPP, Vergara Lasnibat trae a la luz cómo se desarrolló este proceso que implicó el traslado masivo de militares y civiles chilenos a estas zonas.
“Un episodio doloroso de nuestra historia fue cuando comenzó este proceso de ‘chilenización’ en los territorios de Tarapacá. Se formaron ligas patrióticas y agrupaciones cívico-militares que ejercieron violencia sobre la población local, en su mayoría de nacionalidad peruana. Estos sucesos tuvieron lugar en los territorios de Arica y Tacna, que quedaron bajo la ocupación del gobierno chileno”, señaló el historiador.
¿Cómo Perú recuperó Tacna?
Gracias al Tratado de Lima, también conocido como el Tratado de 1929, firmado el 03 de junio del año señalado, es fundamental para entender las fronteras terrestres entre ambos países y su implicación en la disputa actual. Este tratado estableció claramente los términos de la frontera terrestre entre Perú y Chile. Uno de los puntos más importantes es el inicio de esta frontera en un punto costero denominado “Concordia”.
A partir de este punto, la línea divisoria se dirige hacia el este, paralela a la vía de la sección chilena del Ferrocarril de Arica a La Paz, manteniéndose a una distancia de diez kilómetros de la misma.
La devolución de Tacna a territorio peruano y la ratificación de Arica como zona chilena son aspectos esenciales del tratado. Además, el acuerdo establece que Chile entregará una indemnización de seis millones de dólares al Perú, junto con la transferencia de obras públicas ya construidas o en proceso y bienes raíces de propiedad fiscal en los territorios que pasarán a la soberanía peruana.
El tratado también aborda cuestiones de nacionalidad para los hijos de ciudadanos nacidos en estas regiones. Los hijos de peruanos nacidos en Arica se considerarán peruanos hasta los veintiún años de edad, momento en el que podrán optar por su nacionalidad definitiva. De manera similar, los hijos de chilenos nacidos en Tacna tendrán el mismo derecho.
Uno de los puntos más emblemáticos es la resolución de erigir un monumento simbólico en el Morro de Arica para conmemorar la consolidación de las relaciones de amistad entre ambos países.
A pesar de la interpretación de algunas voces en Chile sobre el fallo de la CIJ y la mencionada soberanía sobre el “triángulo terrestre”, las más altas autoridades peruanas, incluyendo al presidente Ollanta Humala, han aclarado que el veredicto no afecta los límites terrestres establecidos en el Tratado de 1929 y que la intangibilidad de la frontera terrestre se mantiene desde el Punto de Concordia.