Cuatro distritos de Lima Sur son beneficiados con el proyecto Provisión de Servicios de Saneamiento (Provisur). Su enfoque central se basa en el tratamiento del agua salada del mar, transformándola en agua apta para el consumo humano, con el propósito de abastecer a alrededor de 100 mil habitantes de la zona.
Punta Hermosa, Punta Negra, San Bartolo y Santa María del Mar son los lugares que vienen usando este recurso. En poco tiempo, algunos residentes de estos distritos pasaron de contar con un suministro de agua limitado a solo seis horas diarias, a disfrutar de un acceso continuo durante las 24 horas del día. Sin embargo, aún quedan zonas por beneficiar.
La planta desalinizadora se encuentra en el distrito de Santa María del Mar, en esta zona hay dos sectores. Según dijo Héctor Peña, gerente de Desarrollo Urbano, “en la zona de Villa Mercedes se tiene casi el 100% de las conexiones, mientras que en Santa María del Mar, la organización propiamente, se tendrá solo un 25% en esta zona”.
En el año 2020, este proyecto que produce un promedio de 65 litros de agua por segundo ha recibido la autorización sanitaria de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), la cual valida la calidad del agua producida en la planta desalinizadora.
Con dicha certificación, se confirma que el agua cumple con los estándares establecidos en la normativa vigente del Ministerio de Salud (Minsa) para el consumo humano. No obstante, continúan las observaciones y seguimientos al proyecto para su mejora.
Este primer proyecto ejecutado bajo la modalidad de asociación público-privada es una iniciativa del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS). Esta modalidad demuestra la viabilidad de la colaboración entre el sector público y privado para abordar desafíos de infraestructura y servicios básicos.
Por su parte, Sedapal aprobó un estudio de impacto ambiental en el año 2015 sobre el proyecto de Provisur y resaltó que se cumplen todas las normativas. No obstante, señalaron que van a continuar monitoreando y expandiendo la cobertura.
¿Cómo es el proceso de desalinización del agua de mar?
El proceso se inicia con la captación del agua de mar mediante estructuras cilíndricas situadas a más de 20 metros de profundidad del suelo.
Posteriormente, el agua es transportada a través de conductos hasta la planta desalinizadora operada por la concesionaria de agua. En esta instalación, se realiza un proceso de purificación para eliminar impurezas y separar las sales presentes, seguido por la cloración del agua tratada.
Es importante destacar que, alrededor del 50% del agua recolectada en este proceso es devuelta al mar, completando así el ciclo del proceso.
Quejas
Sin embargo, algunas personas se han manifestado en contra de este proyecto debido a que consideran que atenta contra la vida marina y la salud de las personas. El problema central radica en la posible contaminación de las bahías de Santa María y otros distritos debido a la presencia de salmuera y aguas residuales.
Este riesgo es especialmente significativo ya que a una distancia de tan solo 400 metros de los puntos de vertido se encuentra un valioso arrecife rocoso conocido como la Isla de Curayacu. Esta isla alberga una rica biodiversidad que incluye invertebrados marinos, aves guaneras, nutrias y peces, algunos de los cuales se encuentran en riesgo de extinción
Estas áreas representan una fuente de sustento para una comunidad esencial de pescadores artesanales. Los desechos de las plantas desalinizadoras, que incluyen tanto la salmuera como las aguas residuales, tendrían un impacto directo en el arrecife y también en las bahías de Santa María y San Bartolo.
El proyecto, aunque representa una gran ayuda para prevenir el estrés hídrico del país, también ha provocado algunas molestias en los vecinos que viven en los alrededores de la planta desalinizadora.
“En las noches hacen un ruido insoportable al momento de realizar el tratamiento. El terral que nos deja. Encima, cada vez que vienen sus camiones, sal hay, de verdad es un olor insoportable, totalmente insoluble”, señaló una lugareña para Latina Noticias.
Aguas residuales también son tratadas
Parte del proyecto de Provisur es también rescatar las aguas residuales y, a través de un proceso de tratado, distribuirlo para el regado de cultivos y otros usos que no comprometen el consumo humano.
La red de saneamiento se ha estructurado por municipalidades, que vierten sus aguas a un emisor principal que, siguiendo en gran parte el trazado de la Panamericana, lleva las aguas residuales hasta la planta de tratamiento y reutilización.
Lima y el estrés hídrico
En los últimos años, Lima enfrenta desafíos urgentes en el suministro de agua debido al estrés hídrico. La demanda supera los recursos disponibles, afectando la sostenibilidad, seguridad hídrica y pérdidas económicas para empresas.
Un estudio de Senamhi y Sunass predice una reducción del 25% en disponibilidad de cuencas entre 2036 y 2065 por causas del cambio climático. Asimismo, señala que Lima consume excesivos 175 litros de agua diarios por habitante, más del 150% de lo necesario.
El estrés hídrico en Lima es atribuido al cambio climático, el rápido crecimiento poblacional y la insuficiente infraestructura. Para abordar este problema, es importante adoptar Soluciones Basadas en la Naturaleza y realizar inversiones considerables en el ámbito hídrico. Entre las propuestas, destaca el proyecto de Provisur; aunque prometedor, aún requiere mejoras y la búsqueda de alternativas más ecológicas y sostenibles.
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El presidente ejecutivo de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), Mauro Gutiérrez, advirtió que el nivel de consumo del recurso en los distritos más consolidados de Lima Metropolitana impide que llegue a las zonas periféricas de la capital.
“Hay una invocación para la ciudadanía en general que consumamos de manera responsable porque el agua es de una cantidad finita. Pensemos que es como una torta: si se consume más, va a quedar menos para otros”, explicó el directivo.