Isabel Flores de Oliva, mejor conocida como Santa Rosa de Lima, es una de las figuras religiosas más importantes del país. Aunque a menudo se le asocia erróneamente con una vida como monja, en realidad fue una laica consagrada a Dios. Es decir, vivió en la casa de sus padres como terciaria dominica, vistiendo el hábito característico de esta orden.
Nacida en Lima el 30 de abril de 1586. Gran parte de sus horas diarias estaban dedicadas a labores manuales como el bordado, tejido y la cultivación de flores en su jardín. Estas actividades no solo le permitían ayudar con los gastos familiares, sino también expresar su amor por la creación de Dios. Su amabilidad no conocía límites, y además de su labor manual, dedicaba tiempo a atender a los necesitados y enfermos, convirtiendo una habitación de su hogar en una enfermería para brindarles cuidado.
Según la historia, la decisión de llevar una vida de oración y de entrega a Dios surge cuando, en medio de sus meditaciones, escuchó al niño Jesús decirle: “Rosa, conságrame a mí todo tu amor”.
Santa Rosa de Lima desafió la noción convencional de santidad al demostrar que la devoción y la caridad no están limitadas a los muros del monasterio. Su vida de trabajo, oración y servicio encarna un ejemplo de cómo llevar una vida espiritual profunda en medio de las responsabilidades cotidianas. Su legado perdura, y aunque su partida fue un día de luto para Lima, su imagen sigue iluminando la senda de la virtud y la compasión.
Del catálogo “Santa Rosa de Lima y su tiempo” de Cayetano Bruno cuenta que: “… Como le sucedería a Santa Teresa de Jesús (m. 1582) en España, Santa Rosa de Lima también fue interrogada por la Inquisición. Dos de sus inquisidores, el padre Juan de Lorenzana y fray Luis de Bilbao -ambos catedráticos de Prima en la Universidad de San Marcos- quedaron pasmados ante la solidez doctrinal y la madurez espiritual de Santa Rosa. Se trataba de un ingenio que por medio de la oración había alcanzado mayores conocimientos de la Divina Esencia que el más docto y pulido de los teólogos… Sea como fuere, la Lima del siglo XVI vio en Santa Rosa un emblema acabado de todas las virtudes de la perfección cristiana”.
¿Por qué Santa Rosa no se consagró monja?
Isabel, junto a su hermano mayor Fernando, edificó una pequeña ermita en el jardín de su hogar para rezar. Un día, mientras se arrodillaba en oración frente a la virgen, le pidió claridad sobre su camino hacia el convento. En ese momento, sintió que quedaba inmovilizada en el suelo.
Solicitó la asistencia de su hermano, pero aun con la fuerza de Fernando, no lograron que se alzara. En ese instante, Santa Rosa de Lima comprendió la voluntad de Dios: su destino no era ser monja. Dirigió sus plegarias a la virgen María: “Oh, madre celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea”. En un parpadeo, la parálisis cedió y pudo levantarse. Así, confirmó su camino como laica consagrada.
¿Cuándo fue canonizada Santa Rosa de Lima?
Santa Rosa de Lima tenía una fama de santidad tan destacada que, en un honor excepcional, fue proclamada patrona del Perú, del Nuevo Mundo y de Filipinas incluso antes de ser canonizada. Finalmente, en 1671, el Papa Clemente X la canonizó, convirtiéndola en la primera santa de América.
El Papa Inocencio IX dijo: “Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones”.
Tras su fallecimiento, Lima quedó conmovida y ansiosa por ver a quien ya consideraban “su santa”. Los días pasaron sin poder sepultar su cuerpo debido a las visitas incesantes de la población. Su cuerpo no mostraba señales de deterioro, permaneciendo sereno como en el momento de su partida.
Desde las altas autoridades hasta los habitantes más comunes, la asistencia a las ceremonias fúnebres eran masivas. Milagros de diversas índoles se sucedieron a través del contacto con su cuerpo o al invocar su nombre. Era como si su canonización ya hubiera ocurrido.
Fray Antonio Rodríguez testificó: “Si el sumo Pontífice se hallara en la muerte de la dicha sierva de Dios… y viera el innumerable concurso de gente que iba a ver el cuerpo y venerarle por santa, sin más averiguación la canonizara, y que en esta opinión de santa está hoy y ha estado siempre”.
Su fama de santidad trascendió fronteras y su ejemplo influyó en santos como San Antonio María Claret y la Santa Marianita de Quito. Aunque su figura impactó en la identidad americana, enfocarse en cuestiones sociales o políticas podría desvirtuar su poderoso legado y mensaje.
¿Cuál es la verdadera razón del fallecimiento de Santa Rosa?
Con sus últimas reservas de energía, Isabel se despidió de sus padres y ofreció últimos consejos tanto a sus hermanos como a las hijas de doña Uzátegui. Según el biógrafo José Antonio del Busto Duthurburu, poco después de la medianoche, Rosa solicitó a su hermano Hernando que la ayudara a acomodarse.
“Hermano, por favor, ajústame correctamente, deseo encontrar reposo”. Con gentileza, él atendió su petición y acomodó su cabeza en la almohada, a lo que ella añadió: “Puedes marcharte, hermano, todo está llegando a su fin”.
Después de algunos días más de sufrimiento angustioso, Rosa sufrió un paro cardíaco y pronunció las palabras: “Que Jesús esté conmigo”. El 24 de agosto de 1617, un jueves, con apenas 31 años, Santa Rosa de Lima falleció debido a la tuberculosis, una enfermedad sumamente letal en esa época.
¿Por qué Santa Rosa de Lima es patrona de la PNP?
Desde el 18 de septiembre de 1989, Santa Rosa de Lima tiene oficialmente el título de patrona de la Policía Nacional del Perú, según lo establecido en el Decreto Supremo 27-89, cuya publicación tuvo lugar en el Diario Oficial El Peruano. La razón detrás de esta designación radica en que Santa Rosa de Lima personifica la conducta moral que los efectivos policiales aspiran seguir. Sus notables virtudes se convirtieron en la base que fundamentó esta proposición.
La imagen de Santa Rosa de Lima fue honrada con la prestigiosa Orden del Mérito de la PNP, al mismo tiempo que se le concedió la Banda Honorífica, un gesto que la consagró como Generala de la Policía Nacional. Estos reconocimientos sólidamente cimentaron la posición de la santa como patrona indiscutible de la institución.