Hace algunos días, en una calle transitada del distrito de Ate Vitarte, Jordan Rivas Rivera sujetó por una de las patitas a Crispy y la lanzó contra el pavimento con tanta fuerza que el animal indefenso cayó varios metros después. El golpe fue tan fuerte que la perrita no podía pararse, gritaba sin que nadie le prestara ayuda mientras era rodeada por otros tres perros que no podían hacer nada más que consolarla.
¿Qué motivó a este delincuente a cometer este acto de crueldad animal? Nada, absolutamente nada. Crispy le ladró cerca pero jamás lo atacó, es una perrita pequeña que tiene una familia pero que, lamentablemente se cruzó en el camino de este sujeto que transita libre por las calles pese a haber cometido un delito penado por nuestra legislación ¿Sucedería lo mismo si en lugar de un animal, la víctima hubiera sido un niño?
Preocupa también que muchos no estén conscientes del alto riesgo al que exponen a sus animales al dejarlos salir a la calle sin supervisión: atropellos, envenenamiento, tortura y hasta abuso sexual. Crudo pero, desgraciadamente, real en nuestro país.
Casos como este nos llegan a diario a la bandeja de entrada de todas las redes sociales de Proyecto Libertad. Historias con un nivel de violencia tan alto, que no sólo rebasan nuestra capacidad de ayuda, sino que, además, nos llevan a preguntarnos ¿por qué pareciera que se ha normalizado el maltrato animal en el Perú?
En el país, existe la Ley de Protección y Bienestar Animal Nº 30407 que pena con hasta cinco años de cárcel el maltrato a los animales domésticos por considerarlo un delito grave. Sin embargo, así como nos envían denuncias, también nos llegan quejas de ciudadanos que quieren denunciar estos delitos y reciben de la policía una respuesta que, tomando en cuenta que esta norma tiene seis años de vigencia, es inadmisible: “Eso no es un delito”.
Cuesta creer que exista tanto desconocimiento sobre este tipo de delitos de parte de la institución cuya principal función es, precisamente, evitar que se cometan haciendo cumplir la ley a las personas.
Esta no es una situación nueva. ¿Qué está haciendo el ministro del Interior, Vicente Romero, para capacitar a sus efectivos en algo que tienen la obligación de conocer?
El ministro Romero sabe perfectamente (debería) que, al trabajar para erradicar la crueldad contra los animales, no estamos hablando de un hecho aislado sino de una problemática que tiene que ver directamente con la violencia hacia los seres humanos.
¿Cuál es esta relación? Está probado que aquellos que empiezan maltratando animales no se detienen, sino que luego continúan con personas. Una persona que causa daño a un animal no siente empatía hacia otros seres vivos y tiene mayor riesgo de generar violencia hacia otros individuos. Hay cientos de casos documentados al respecto y, por ejemplo, en Estados Unidos se realizó un estudio que concluye que todos los asesinos en serie tienen antecedentes de haber maltratado animales.
Entonces, lo que hacemos las organizaciones de derechos animales para evitar la crueldad contra animales es trabajar en la raíz del problema ¿Por qué no existe voluntad de las autoridades para prestarnos el soporte que necesitamos? ¿Cuándo un gestor público tomará este tema con la importancia que se necesita?
Recuerdo que, cuando era reportera de radio y televisión, fui a cubrir la captura de un hombre que asesinó a su pareja y seccionó su cuerpo. En su testimonio, el detenido contaba que trabajaba en un camal y que, todo lo que “aprendió” allí le sirvió para cometer esa atrocidad.
Según CPI, solo en Lima más de la mitad de peruanos (62.4%) tienen mascotas como parte de su familia ¿Cuándo se atenderá una de las principales preocupaciones de ese número importante de ciudadanos?
Mientras escribo esta columna me acabo de enterar de otro caso más: un perro decapitado por su dueño, también en el Perú.
Esto no se va a detener si realmente las autoridades no se “ponen los pantalones”. Las instituciones que realmente trabajamos por los animales ya estamos haciendo nuestra parte, robándole tiempo a nuestras familias e incluso sacrificando tiempo libre y horas de sueño, sin recibir un sueldo e invirtiendo nuestro propio dinero (sí, el “cuento” de que recibimos donaciones del extranjero no es real) porque así lo hemos decidido.
Queremos acabar con el maltrato contra inocentes.
Haga su parte por favor señora Dina Boluarte, países vecinos como Chile o Colombia ya dieron los primeros pasos y el Perú es el más rezagado de la región en materia de legislación y educación para proteger a los animales.
Es momento de tomar decisiones que vengan desde la cabeza de nuestro país.