La escasez de agua es un problema creciente en Lima, y las estadísticas alarmantes reveladas por la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) evidencian una realidad preocupante para miles de familias en la ciudad. Actualmente, en el Perú, existen 1.5 millones de personas que no cuentan con servicio de agua, a ello hay que sumarle que al menos 378 mil ciudadanos no poseen el líquido vital.
Diversos factores han contribuido al aumento de la escasez de agua en la región. El cambio climático ha alterado los patrones de lluvia y el clima, teniendo un impacto directo en la disponibilidad del agua. La deforestación y la pérdida de cobertura vegetal también desempeñan un papel fundamental, afectando la retención y regulación del agua en el suelo, reduciendo la capacidad de recarga de los acuíferos. El crecimiento urbano y poblacional no planificado ha exacerbado la presión sobre los recursos hídricos, superando la capacidad de suministro de las fuentes locales.
Además, el desperdicio y la contaminación del agua son factores serios que contribuyen a la escasez hídrica. La falta de conciencia y prácticas inapropiadas en el uso del agua juegan un papel clave en esta problemática. Además, la contaminación de ríos y fuentes de agua afecta gravemente su disponibilidad y calidad, haciendo aún más difícil enfrentar la escasez. La necesidad de tener agua para prevenir la enfermedad ha sido significativa para prevenir enfermedades como la Covid-19 o otros, el cual su escasez podría elevar las infecciones respiratorias, hepatitis A y otras como el cólera.
La gestión del agua en Lima enfrenta desafíos significativos. La falta de infraestructura adecuada para almacenar y distribuir el recurso hídrico de manera eficiente es un problema evidente. Además, existe una necesidad urgente de establecer regulaciones y controles más rigurosos para evitar la sobreexplotación de los recursos hídricos y garantizar un uso sostenible a largo plazo.
Para abordar y mitigar la escasez de agua en Lima, es esencial tomar medidas efectivas y sostenibles. La gestión integrada del agua debe convertirse en una prioridad, involucrando a todos los sectores relevantes, desde el gobierno y las autoridades locales hasta la población en general. Se deben promover prácticas de conservación y uso eficiente del agua en todos los ámbitos, incentivando la adopción de tecnologías más limpias y amigables con el medio ambiente.
Por el lado económico, su escasez generaría un impacto de la reducción del PBI total en un 2.22% y 1% a nivel nacional donde los sectores más afectados sería el agua potable (-21%), bebidas (-4-4%), servicios sociales (-4-3%), siderurgia (-3.9%), textiles (-3.85%). Asimismo, si hablamos de la economía, el empleo es un punto importante, el cual los índices indican que alrededor de 35 000 personas perderían sus empleos.
La concientización y educación acerca de la importancia del agua y su uso responsable son fundamentales. Campañas de sensibilización dirigidas a la población pueden ayudar a reducir el desperdicio y fomentar prácticas responsables en el consumo diario de agua.
Asimismo, es necesario realizar inversiones en infraestructura hídrica, con el objetivo de mejorar la captación, almacenamiento y distribución del agua. Esto incluye modernizar y mantener adecuadamente los sistemas de abastecimiento para garantizar un suministro constante y de calidad.
Por otro lado, Aquafondo indicaría que los distritos más afectados con la falta de agua serían Ate, Lima (Cercado), Carabayllo, San Juan de Lurigancho, Independencia, Los Olivos, San Martín de Porres, Callao, La Molina, Santiago de Surco, Miraflores y San Isidro, donde se concentran el 70 % del consumo total de agua en Lima Metropolitana.
El desabastecimiento de agua en Lima es una problemática que afecta a miles de personas y que demanda una acción urgente y coordinada. El cambio climático, la deforestación, el crecimiento urbano no planificado y la falta de gestión adecuada son algunos de los factores que han contribuido a este problema. Sin embargo, con una gestión integrada y sostenible del agua, un uso responsable y consciente por parte de la población, y la implementación de infraestructuras adecuadas, es posible encarar este desafío y asegurar un suministro de agua suficiente y de calidad para todos los habitantes de Lima. La responsabilidad recae en todos nosotros, y es fundamental actuar en conjunto para preservar este recurso vital para el presente y el futuro de nuestra ciudad.