A más de 4,500 metros sobre el nivel del mar, en una de las montañas más altas de la región Huancavelica, en la sierra sur del Perú, comandos del Ejército del Perú y agentes de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) descubrieron una recóndita cueva que servía a peligrosos narcoterroristas de almacén para guardar armas de guerra y explosivos.
Panorama reveló en exclusiva las impactantes imágenes de la travesia que pasaron las fuerzas del orden para descubrir el escondite, en medio de la puna, la nieve y el inclemente frío.
“Como no es habital el desplazamiento de columnas de estas agrupaciones subversivas por esa zona, esa información es la que nos llega y alerta que algo está sucediendo”, dijo el general PNP José Antonio Zavala Chumbiauca, jefe de la Dircote.
Enterados de la presencia sospechosa de un grupo de narcoterroristas por estas montañas huancavelicanas, las autoridades organizaron un operativo, cuya planificación tardó varios días por la complejidad y el terreno agreste para los uniformados.
La planeación no hubiera sido posible si no se utilizaban imágenes satelitales de esta recóndita zona. Por más entrenamiento que tuvieran los comandos y policías, el peligro de que se puedan perder o sufrir algún accidente siempre estuvo latente.
Dos horas de ascenso a pie
El punto de inicio del operativo fue las faldas del cerro Qalalinli, a 4,259 metros sobre el nivel del mar, muy poco transitado y de complicados senderos.
“Es un cerro que se encuentra muy alejado de la ciudad. Los pueblos aledaños están a ocho o diez kilómetros alrededor de este cerro”, detalló el general Zavala.
Al terreno agreste y el intenso frío se sumó la peligrosidad que alguno de los narcoterroristas pudiese estar custodiando la cueva en los alrededores, lo que podría desatar un enfrentamiento a balazos. Tuvieron que cubrir toda la zona para evitar alguna emboscada.
Después de dos horas de ascenso a pie, los uniformados llegaron a la cúspide del cerro Qalalinli, a 4,600 metros sobre el nivel del mar, al borde un enorme precipicio.
TNT y armamento de guerra
Al interior de la cueva, los comandos y policías se toparon con tres sacos negros, cuyo interior tenía armamento de guerra, municiones y una gran cantidad de explosivo trinitrotolueno, más conocido como TNT por su letalidad.
“Habían barras de TNT, de gran poder destructivo. Cada barra de este explosibo equivale a ocho dinamitas. Tenían gran potencia de fuego ahí”, explicó el jefe de la Dircote.
En total, las autoridades incautaron seis fusiles de guerra, cuatro pistolas, decenas de balas de diferentes calibres, caserinas de AKM, metros de cable detonante, radios de última generación y siete bloques de TNT.
“Esta caleta estaba ubicada en un lugar estratégico, porque si nosotros vemos el mapa esta reserva terrorista está ubicada en el centro de ocho lugares que pueden haber sido atacados, que son cuatro comisarías, dos bases del Ejército peruano y dos centrales hidroeléctricas”, indicó el alto mando policial.
Según las sospechas de los agentes, el arsenal incautado pertenecería a una columna de aniquilamiento que responde al mando de narcotraficantes de alto rango.