Los ‘Monstruos de la Computación’, piratas informáticos establecidos en San Juan de Lurigancho, hackeaban celulares de alta gama de las zonas más exclusivas de Lima para navegar sin problemas entre datos personales ajenos, como fotos y notas, en busca de vaciar sus cuentas bancarias. Incluso, una de las victimas denunció que vencieron sin complicaciones la seguridad de su iPhone 14 Pro Max.
Esta banda delictiva fue capturada gracias a un paciente trabajo de inteligencia de los agentes de la División de Investigación de Alta Tecnología de la Policía Nacional del Perú (PNP), quienes lograron descifrar, paso a paso, la forma en la que operaban para robar miles de dólares.
Según difundió el dominical Panorama, de Panamericana Televisión, los primeros en entrar en escena para comenzar con la operación eran raqueteros o rateros al paso, en su gran mayoría a bordo de motocicletas y vestidos como repartidos de comida y otros envíos.
Además de interceptar o atracar a sus víctimas, muchos aprovechaban un descuido de aquellos que iban con su celular entre las manos mientras caminaban por alguna calle de los distritos más acomodados de la capital. En todo el tiempo en que se demoraban en llegar a la base de operaciones establecida en SJL, desde que el móvil era robado, se le denominaba “celular caliente”. “Mientras menos tiempo de sustraído o robado es más factible reventar las cuentas bancarias”, declaró a dicho medio un miembro de la División de Investigación de Alta Tecnología de la PNP.
Una de las víctimas reveló cómo se hicieron con su teléfono para luego robarle más de 21 mil dólares, además de realizar varias compras a su nombre. “Fue en un muy conocido lugar de Miraflores en donde sustraen mi teléfono. Violaron su seguridad, hicieron trasferencias, inclusive hicieron compras presenciales” contó.
“Llamo al banco y me dicen que he hecho un par de trasferencias que yo desconozco. Fueron dos transferencias por 10.700 dólares cada una”, continuó la mujer, quien también señaló que ese dinero estaba siendo ahorrado para una ocasión en particular.
Una vez enterada de lo ocurrido, bloqueó todas sus cuentas bancarias, sin embargo, quedó impresionada al enterarse de que los Monstruos de la Computación lograron desbloquear su celular de alta gama, un IPhone de última generación.
“Todo lo que es historia, fotos, familia, datos. Cosas que uno tiene en el cotidiano que se le hace más fácil, por ejemplo, la foto de mi DNI. Me he sentido completamente vulnerada”, lamentó la víctima.
Con el celular desbloqueado, los delincuentes hicieron lo que quisieron con toda la información encontrada, inclusive lograron suplantar la identidad de los agraviados para pedirle dinero prestado a conocidos y familiares.
Hecha la denuncia, el personal de la DEPINCRI Miraflores – San Isidro actuó de inmediato y apuntó las cuentas receptoras del dinero. Así dieron con la identificación de más miembros de la banda, todos domiciliados en San Juan de Lurigancho.
Jalando el hilo de la banda criminal llegaron hasta los cabecillas del organigrama. Eduardo Jesús Salinas Surichaqui fue señalado como el jefe de esta organización que tenía como especialidad el delito informático y la suplantación de identidad.
“Es el cerebro de esta banda criminal, tiene estudios en una institución de informático y es conocido como el Monstruo de la Informática. Estaba dedicado a reventar celulares”, dijo el comandante PNP José Téllez Palacios, jefe de la DEPINCRI Miraflores – San Isidro.
Él, junto a sus cómplices, serían los delincuentes más importantes del fraude informático en SJL. Fue por eso que la DEPINCRI Miraflores – San Isidro y la Fiscalía Especializada en Delitos Cibernéticos hicieron lo posible para poder condenarlos por 18 meses de prisión preventiva.
Robaban datos a distancia
Otra de sus víctimas denunció a los “Monstruos de la Computación” por haber suplantado su identidad sin haberse apoderado de su teléfono móvil. Según narró, no solo migraron a otra empresa de telefonía, sino que también aprovecharon en vaciar sus cuentas bancarias.
“Con tres operaciones que hicieron a las 7 de la mañana vaciaron mis cuentas, un promedio de 10 mil dólares. (...) El celular no ha salido de mi poder en ni un solo segundo, desde entonces, ya no uso ni un solo aplicativo bancario, ni Yape, o cualquier tarjeta de plástico. No tengo nada porque todo me genera inseguridad”, detalló a Panorama.