En los últimos días, las alarmas han sido encendidas, ya que algunas autoridades han advertido que tanto Lima como el Callao (y muchas otras provincias del resto del Perú) podrían sufrir la falta de agua potable en los próximos meses debido al Fenómeno de El Niño.
Esto, debido al cambio climático que es generado en gran medida por la excesiva contaminación ambiental, se cierne como una sombra ominosa sobre nuestras vidas.
La última pandemia de COVID-19 que sacudió los cimientos de nuestra existencia, nos obligó a replantear nuestras formas de interactuar, trabajar y relacionarnos. Y en medio de estas crisis, emerge una problemática igualmente apremiante: la escasez de agua que afectará al país.
En ese sentido, es imperativo reconocer que estos eventos no son aislados ni fortuitos. Son el resultado de nuestras acciones, de una serie de decisiones y omisiones que han llevado a la degradación del entorno en el que vivimos.
La falta de cultura y concientización sobre la importancia de cuidar nuestro planeta ha contribuido significativamente a este escenario crítico. Las actividades humanas que dañan el medio ambiente han generado una espiral de eventos que amenaza con dejar sin agua a amplias zonas de nuestro país.
Infobae Perú conversó con el especialista en temas ambientales de la Universidad César Vallejo (UCV), Paolo Amaya, para determinar qué se puede hacer para que el Perú no sufra las consecuencias de una sequía que, si llega con fuerza, podría ser mortal si es que no se toman las medidas necesarias.
Todo va unido
La relación entre la contaminación ambiental y el cambio climático es innegable. La emisión descontrolada de gases de efecto invernadero, la deforestación y el mal manejo de los recursos naturales han calentado la atmósfera y alterado los patrones climáticos.
Este cambio climático no solo afecta a las regiones polares y a los ecosistemas más sensibles, sino que también tiene consecuencias palpables en nuestras vidas cotidianas.
La aparición del Fenómeno de El Niño, con su secuela de sequías y desabastecimiento de agua, es una manifestación más de los estragos del cambio climático. Es justo en este punto en el que Amaya hace especial hincapié en aplicar las tres ‘R’: reducir, reusar y reciclar.
“Debemos aprender a gestionar y racionalizar adecuadamente el agua, tanto en el ámbito urbano como en el industrial. Ya sabemos que está en riesgo este importante recurso, por tanto, es momento de actuar en aras de preservar nuestra humanidad y la biodiversidad en general”, dijo el especialista.
Y para concientizar a la población, el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) ha iniciado la campaña ‘Unidos por el agua’ para que todos los peruanos aprendan sobre la necesidad de ahorrar el líquido elemento.
La meta es reducir el consumo diario por persona de 175 a 125 litros para el año 2030, una cifra que se alinea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para cubrir las necesidades básicas.
Los ciclos del agua
Por otro lado, Amaya ofrece una visión más amplia del ciclo del agua y su importancia en los ecosistemas terrestres y acuáticos.
“La circulación del agua y las precipitaciones desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de la Tierra. Asimismo, el escurrimiento superficial juega un rol esencial en el transporte de elementos clave para la vida, como el carbono, el nitrógeno, el fósforo y el azufre. La preservación de este ciclo es esencial para la salud de nuestro planeta y la supervivencia de todas las formas de vida que lo habitan”, explicó-
Sin embargo, esta problemática no se limita a la ecología y el equilibrio de los ecosistemas, pues también impacta directamente en nuestra calidad de vida y en nuestra economía.
El agua es un recurso indispensable para la vida humana y para la producción de alimentos. La falta de ella nos puede generar una inseguridad alimentaria que, a su vez, afecta la estabilidad económica de un país. La pérdida de flora y fauna es otro posible desenlace ante la crisis hídrica, lo que disminuiría nuestra biodiversidad y podría desencadenar efectos en cascada en los ecosistemas.
¿Qué se puede hacer?
Frente a este panorama, es crucial tomar medidas concretas y efectivas. Amaya presentó una serie de recomendaciones fundamentales para no sufrir cuando llegue el inevitable momento.
“En primer lugar, la conciencia ambiental debe ser el pilar de nuestras acciones diarias. La educación y la sensibilización son herramientas poderosas para generar un cambio de actitud en la sociedad. Valorar los recursos naturales y comprender su relevancia es el segundo paso. La implementación de políticas que fomenten la aplicación de las tres ‘R’ con respecto al recurso agua es esencial para enfrentar esta crisis”, indicó.
Una estrategia adicional es la programación de la distribución del agua por horarios y cantidades necesarias. Esta medida puede contribuir a un uso más eficiente del recurso y evitar su desperdicio.
La novedad
Pero también es importante explorar soluciones innovadoras y sostenibles como, por ejemplo, el uso de sistemas de captación pluvial se presenta como una opción valiosa para obtener un suministro extra de agua. Esta alternativa es especialmente relevante en zonas rurales o de difícil acceso, donde el servicio de agua a través de la red de acueductos municipales puede ser poco confiable o inexistente.
En este sentido, la reutilización del agua de lluvia se erige como una opción sustentable y económica. La implementación de sistemas de captación pluvial permitiría contar con un suministro adicional de agua que podría aliviar la presión sobre las fuentes tradicionales de abastecimiento. Esta medida no solo tendría un impacto positivo en la seguridad hídrica, sino también en la calidad de vida de las personas y en la preservación de los ecosistemas.