Hernán Romero tiene 82 años y una vitalidad que muchos envidiarían porque, a pesar de que ha tenido algunos problemas con su salud, eso no ha sido impedimento para continuar trabajando en lo que más le apasiona: la actuación.
En su larga trayectoria ha realizado más 90 obras de teatro, 25 novelas y 15 películas. Entre sus trabajos más destacados están las novelas ‘Simplemente María’, ‘Gorrión’, ‘Cosas del Amor’ y películas como ‘No se lo digas a nadie’, ‘Caídos del Cielo’, ‘El Bien Esquivo’, ‘Rosa Mística’, entre otros.
Hernán Romero conversó en una larga entrevista con Infobae Perú. Contó que, a inicios del 2023, sufrió una caída que lo obligó a seguir varias terapias físicas, pero luego regresó a la actuación, participando en varios cortometrajes.
También reveló un episodio en su vida cuando estaba muy enfermo en la cama de un hospital de Lima. Según sus palabras, Dios se le presentó, mediante un ángel, y, desde ese momento, cambió radicalmente su vida para cambiar su fe.
- ¿Cuándo empezó su carrera de la actuación?
Debuté el 14 de diciembre de 1961 en el Teatro de la Asociación de Actores Aficionados (AAA) en una versión del poema dramático Tristán e Isolda, de León Felipe, dirigida por Ricardo Blume.
- ¿Cómo se sintió al pisar por primera vez la tarima de un teatro?
Me moría de miedo y temblaba, pero todos esos nervios se transformaron en energía. Cuando terminé la función no podía creer que había sido capaz de hacerlo.
- Estudió la carrera de Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), ¿cómo pasó de estudiar leyes a la carrera de la actuación?
Estudié un año de la carrera de Derecho, pero de las horas que invertía en estudiar y trabajar en el Ministerio del Trabajo, el 90% de mi tiempo lo pasaba pensando en el teatro. Hice un análisis de conciencia y me di cuenta de que lo más importante para mí era el teatro. Entonces decidí probar la actuación, y ahí me quedé.
- ¿Sus padres cómo reaccionaron cuando les dijo que se iba a dedicar a la actuación?
Que me dedicara a algo más serio. Me decían: “¿De qué vas a vivir? Te vas a morir de hambre. Los artistas son bohemios juerguistas.” Pero ya estaba contagiado con el virus, no había forma de salir de ahí.
- ¿Y cuándo se dan cuenta de que quería ser un actor profesional?
Cuando empezaron a verme en las presentaciones y se dieron cuenta de que estaba tomando las cosas en serio, ya no podían hacer nada. No les quedó más remedio que soportarme.
La actuación, una carrera con mucho respeto
- ¿Qué debe tener una actor?
Respeto por la profesión, respeto por lo que hace, por lo que da, exigir respeto por lo que entrega. Hacerlo con dignidad.
- ¿También necesita disciplina?
Un actor tiene que ser muy disciplinado para cuidar su cuerpo y voz, además de dormir sus horas completas. Es mentira que los actores son trasnochadores, al menos no es mi caso.
- ¿Con qué género se siente más cómodo?
A mí me gusta actuar, si yo me enamoro del personaje no discrimino el género. Me bastan que personaje me ofrezco la posibilidad de expresar, actuar y conocer más el alma humana.
Su larga trayectoria en el cine
- En su larga trayectoria ha tenido la oportunidad de compartir roles con varias actores que hoy son importantes representantes peruanos en la actuación. ¿Trabajó con Christian Meier?
Christian Meier debutó conmigo en ‘Gorrión’. El productor Humberto Polar lo ponía a ver mis escenas para que aprendiera. Recuerdo con mucha simpatía a Christian; siempre aceptó con humildad mis consejos.
- Otro de los actores con los que compartió fue Diego Bertie, ¿qué recuerdos guarda de él?
Diego Bertie debutó con una serie francesa, era extra, ahí lo conocí y luego nos encontramos en diferentes obras y películas. Lo dirigí en la parte que me tocó dirigir en (‘El hombre que debe morir’). Él interpretaba al primo de mi personaje. Diego Bertie fue un actor muy disciplinado, muy aplicado y después fue la figura que fue, y también era un gran cantante. Una estupenda persona.
- ¿Recuerda una novela en especial donde haya estado con él?
Cuando hacíamos ‘El hombre que debe morir’ entraba al switcher y me preguntaba cómo lo había hecho. Entonces, cuando había oportunidad de repetir y el técnico lo hacía pasar de nuevo, revisaba lo que había hecho para estar conforme.
- ¿Cómo recibió la noticia de su partida que ya tiene un año?
Con mucho pesar, no lo podía creer. La muerte es parte de la vida, pero es una muerte prematura, de alguien muy joven.
Hernán Romero: “‘No se lo digas a nadie’ respondía a una época”
- Uno de sus papeles más recordados por el público, es el de Luis Felipe en la película ‘No se lo digas a nadie’.
He conocido gente así: el marido en la juerga, la mujer en casa y el hijo obligado a seguir los pasos del padre. Y cuando descubren que el hijo es gay, surge el gran conflicto.
¿Las familias siguen pensando así?
Cada vez menos, pero responde a una época del Perú.
Este año, el Festival de Cine de Lima le hizo un merecido un homenaje por su trayectoria actoral, ¿cómo recibe este reconocimiento?
Me siento muy feliz y honrado. Me llevó un tiempo asimilarlo, ya que a veces uno no espera este tipo de reconocimiento. Uno trabaja porque lo hace y se compromete con sus labores porque cree en lo que hace. No esperaba un homenaje de esta envergadura ni magnitud. Estoy sumamente agradecido; su generosidad es realmente conmovedora.
¿Cómo ve el cine peruano?
Con mucho futuro, ojalá los distribuidores mantuvieran por más tiempo las películas nacionales en cartelera. El público va, pero a los distribuidores por su propia programación no les conviene bajarse una película para poner una nacional, que se pongan la camiseta y exhiban las películas peruanas. Nadie quiere que trabajen a perdida, pero que apoyen al cine peruano.
La recuperación de su fe en Dios
- En una entrevista señaló que Dios llegó a su vida de forma repentina y ahora es un hombre de fe, ¿a qué se debió este cambio?
Tuve una enfermedad muy grave que se llama diverticulitis: se me perforó un divertículo y me llene de materia fecal por dentro y eso me produjo una septicemia. Me tuvieron que llevar de emergencia con seis de hemoglobina, prácticamente muerto.
Un día entró un médico que me había operado y me dijo: “Tienes que querer vivir”. Esa afirmación me alarmó profundamente. Pasé dos semanas en cuidados intensivos, y fue en ese momento cuando recibí una palabra de salvación.
¿De qué forma?
Un limpiador de pisos entró a mi habitación y me dijo: “El Señor quiere que lo sirvas”. ¿De quién venía? Era como un ángel, quizás él no era consciente de la transformación que provocó en mí. En ese momento, le dije a Dios que si eso era lo que Él deseaba, yo estaría dispuesto a servirle, y mi vida cambió radicalmente.
¿Y ahora cómo está su salud?
Me pasa cada cosa, me levanté para ir al baño y la gata de mi hija se había acostado delante de la puerta y por no pisarla perdí el equilibrio, me di un tremendo golpe. Este produjo una contractura en el nervio ciático. La inflamación fue avanzando y llegó un momento que los dolores fueron insoportables.
Los médicos me dijeron reposo, calmantes y terapia física, hice muchas sesiones. Todavía sigo con terapia y ando con ayuda de un bastón.
¿Y este accidente dificultó su trabajo en la actuación?
Este fin de semana voy a firmar un corto con estudiantes de la Universidad de Lima. He estado grabando varios cortometrajes. Mi última película fue ‘Muerto de risa’, que es una comedia donde aparezco en un féretro muerto, la única película que no tuve que estudiar y ya me sabía la letra (risas).