Las personas con las que estuvo esa tarde le contaron que se retiraron de la loza deportiva a las 6:30 de la tarde. Luego, acudieron a un parque, donde fue la última vez que vieron a la víctima.
“Yo al ver que no venía salí a buscarlo a las 7 y media de la noche, 8 de la noche, y nadie me decía (algo). Nadie me daba razón. Nadie me explicaba nada. El día lunes no esperé y me fui a la comisaría a hacer la denuncia para la búsqueda de mi hijo, para seguir buscando a los responsables, ¿quién ha sido el que se llevó a mi hijo?”, narró.
El último domingo 13 de agosto, la familia Casado Meza recibió una llamada, mediante la cual le indicaron que habían encontrado restos óseos cercenados de un joven. El hallazgo se dio cerca de la casa de la víctima.
Tres días después, le informaron al papá del menor que se había hallado otra bolsa con parte del fémur de un adolescente.
“Hemos recibido una llamada a las 5 y media, 6 de la tarde. Nos llamaron diciendo que han encontrado parte del cuerpo de mi hijo y que teníamos que acercarnos. Eran unos vecinos de Santa Rosa y nosotros hemos llegado. Nos llegaron a dar en una bolsita lo que era parte de la pelvis”, aseguró.
Los restos óseos encontrados deberán someterse a pericias legales para determinar si se pertenecen al adolescente.
Las autoridades explicaron a la familia del menor de edad que este proceso tardará.
“Nos dijeron que eso va a demorar (...) porque van a hacer la investigación. (...) A mí me tienen que notificar para yo poder también ver sobre el ADN y todo”, indicó.
Antes de la desaparición del menor, la mamá desconocía detalles sobre presuntas amenazas contra su hijo. Recientemente, sus amigos le dieron información nueva que podría ayudar a dar con los responsables.
Dijo que en solo una ocasión vio que el adolescente tenía un golpe en el rostro. Sus compañeros del colegio le contaron que él había sido amenazado y que le pegaron en las afueras del colegio.
“A mí no me comentaba nada. No sospechaba nada porque él aquí se quedaba en la casa. Me apoyaba bastante mi hijo. Simplemente un día cuando vino del colegio, he visto su cara renegrido. Pregunté y me dijo que está golpeado y yo comencé a consultar a uno de sus compañeros que tiene por acá por donde vive. (...) Ellos me dijeron que él tenía una amenaza, pero que no le habían pegado en el colegio, sino fuera del colegio, que le han mandado a pegar”, comentó.
Luego de la fecha en que desapareció, la mamá buscó más información, pero sus compañeros del colegio dijeron que desconocían su paradero.
“Él estaba estudiando el tercer año de secundaria y (...) yo quisiera que él descanse. Yo pido a las autoridades que se me haga justicia. Justicia quiero porque yo no lo voy a aceptar. Hasta que no agarren a los culpables, no voy a estar tranquila, por lo que le han hecho a mi hijo”, sostuvo.