En el distrito de Ubinas (Moquegua), algunas personas caminan con mascarillas y lentes de protección como si la pandemia del coronavirus no hubiese acabado. Esta enfermedad no es el motivo por el cual los habitantes viven de esta manera sino el aire contaminante con el que se han visto obligados a vivir desde que el volcán del mismo nombre comenzó a emitir explosiones más recurrentes.
La actividad volcánica ha provocado la dispersión de cenizas y gases tóxicos sobre el distrito que lleva un panorama desolador. Una especie de manto grisáceo cubre esta jurisdicción la cual es la más cercana al volcán Ubinas. Aunque las condiciones del aire no siempre dirigen lo emitido del macizo hacia este lugar, lo cierto es que muchas personas viven en una situación preocupante que afecta su salud, la de sus animales, así como cultivos y zonas de pastoreo.
Ubinas distrito comprende un total de 24 comunidades, albergando actualmente alrededor de 3 mil 500 residentes. Esta cifra es inferior a la registrada en años anteriores, cuando la población oscilaba entre 4 mil y 5 mil habitantes, según lo indicado por Denis Quispe Aymara, gerente municipal del distrito Ubinas.
En una entrevista exclusiva para Infobae Perú, la autoridad municipal señala que a raíz de la actividad eruptiva en el área, muchas familias se vieron forzadas a dejar atrás sus hogares, enfrentando un futuro incierto. Como resultado, emigraron hacia las regiones de Arequipa y otras localidades de Moquegua en busca de una nueva perspectiva de vida. Quienes se quedaron, consideran que en esta zona no hay futuro ni esperanzas, sin embargo, no tienen manera de abandonar sus hogares por los distintos motivos que los detienen, entre ellos el temor por el qué ocurrirá con sus animales.
La población de Ubinas requiere de ayuda para proveer medicinas y alimentos a sus animales, los cuales están sufriendo debido a la acidificación de los cultivos y áreas de pastoreo, lo que resulta que los ganados y otros se enfermen de diarrea. Aunque el Ministerio de Agricultura y Riego (Midagri) ha distribuido alimentos concentrados en la zona, esta acción no resolverá completamente el problema.
La autoridad local menciona que el municipio no cuenta con un presupuesto para afrontar la emergencia que se vive en la localidad. Ello, debido a un marcado recorte en el presupuesto anual para su sector.
“Antes, el presupuesto era de S/.12,000,000, S/.15,000,000. Ahora, con la reducción de presupuestos, nos asignaron S/.1,200,000 de los cuales hemos ejecutado el 60% en lo que va del año. Para hacer frente a emergencias como las de ahora no tenemos presupuesto. El gobierno central nos declara en emergencia pero no nos otorgan ni un sol. Nos expresan: ‘Con su propio presupuesto ustedes vean’”, dijo Quispe Aymara.
Conjuntivitis, infecciones respiratorias y problemas estomacales en Ubinas
En Ubinas solo hay un centro de salud de atención primaria donde los habitantes acuden para tratar sus problemas oculares, infecciones respiratorias y problemas estomacales que son relacionados por la actividad volcánica.
José Minaya es el médico general a cargo del Puesto de Salud que atiende a la población. Según reveló para este medio, los casos reportados en este establecimiento son pocos a diferencia de lo registrado en el 2019 cuando hubo apariciones constantes de fumarolas de más de 400 metros de altura.
En aquel entonces, el pueblo de Ubinas, el más cercano al volcán, fue cubierto completamente por las emisiones del volcán, situación similar pero en menor proporción a lo que se vive este año.
“Tenemos algunos casos con enfermedades oculares y en el caso de infecciones respiratorias, más que todo son alergias que vienen con congestión nasal y estornudos. A nivel de la piel, aún no se han presentado casos. La cantidad de pacientes que estamos atendiendo no es tan alta como en 2019; todavía es una cantidad mínima”, manifestó Minaya a Infobae Perú.
Es necesario tener en cuenta que la cantidad de personas que llegan al centro de salud con problemas referentes a la contaminación ambiental no refleja la cantidad total de pobladores que viven cerca al volcán y que lentamente desarrollan enfermedades crónicas.
Al tratarse de un establecimiento de atención primaria, el lugar no permite el internamiento ni cuenta con equipos radiográficos y otros para contemplar de una forma más detallada y certera cómo se encuentra la salud de los habitantes. En situaciones más críticas que son detectadas por el puesto de salud, los pacientes son derivados al hospital de Arequipa, el cual se encuentra a tres horas de viaje.
Hasta el cierre de este informe, se cuenta con un inventario suficiente para enfrentar la coyuntura presente en el puesto de salud. Según Minaya, existen cantidades adecuadas de medicamentos para tratar infecciones respiratorias, así como gotas oftálmicas para atender afecciones oculares. No obstante, advierte sobre la necesidad de tomar medidas preventivas para evitar que las personas que actualmente con diagnósticos de no gravedad desarrollen condiciones crónicas en el futuro.
Por otro lado, Marco Almerí, cardiólogo y especialista en Salud Pública, dijo a este medio que ha notado un incremento en las visitas clínicas externas debido a infecciones respiratorias en la zona de Ubinas. Esto se basa en su revisión del informe proporcionado por la Dirección Regional de Salud de Moquegua el cual alberga a más establecimientos de salud.
Almerí advierte que la exposición a estos componentes, de forma frecuentes, produce enfermedades respiratorios como asma, bronquitis, hiperreactividad bronquial e incluso cáncer de pulmón a largo plazo. A nivel de piel, las personas más sensibles desarrollan lesiones como la dermatitis de contacto y en los ojos una conjuntivitis del tipo químico y problemas estomacales como la diarrea.
“Estamos hablando de 2.5 micrómetros o menos (de las partículas contaminantes en el aire). Al ser inhaladas por una persona, estas partículas atraviesan todo el sistema respiratorio, incluyendo la tráquea, los bronquios y los bronquiolos, alcanzan finalmente los alveolos pulmonares. Una vez allí, traspasan la barrera alveolo-capilar y se introducen en el flujo sanguíneo. Este proceso puede generar daños en todo el sistema corporal”, dijo.
Actualmente, los habitantes de Ubinas y las zonas circundantes buscan protección usando mascarillas y gafas de seguridad. No obstante, es importante destacar que no todos optan por estas medidas, y algunos caminan sin estos implementos de seguridad. Aunque estas precauciones contribuyen considerablemente a evitar la exposición a diversos contaminantes, su eficacia no es total, como advierte el especialista.
Respecto al próximo traslado de los pobladores afectados a un albergue temporal, Almerí dice comprender la complejidad que implica lograr una exposición cero para aquellos que se resisten a abandonar su vida en Ubinas. No obstante, él sostiene que es una medida que debería ser contemplada.
“De lo que estamos hablando son enfermedades crónicas que no aparecen al día siguiente de la erupción, sino en años. Entonces, son personas que tal vez no están plenamente conscientes de que al quedarse en las zonas aledañas al volcán Ubinas, están potencialmente comprometiendo la duración de su esperanza de vida. Son personas que por tener estas enfermedades crónicas, sus expectativas de vida se reduce y se reduce de manera considerable”, indicó.
Albergue Sirahuaya
El Gobierno Regional de Moquegua ha anunciado que ha puesto en marcha el plan de evacuación hacia el refugio de Sirahuaya, situado a 12 kilómetros del distrito de Ubinas. Este refugio fue construido entre los años 2018 y 2019 durante el gobierno de Martín Vizcarra. Surgieron críticas en relación a este sitio debido a que los residentes que se trasladaron a estas viviendas en aquel entonces se encontraron con la desagradable sorpresa de que carecían de servicios esenciales como agua, alcantarillado y electricidad.
En aquel entonces, las familias optaron por regresar a sus hogares en Ubinas, lo que dejó el lugar abandonado hasta el presente año, cuando las nuevas autoridades decidieron tomar medidas al respecto. Aunque han transcurrido cinco años, el único cambio observado en este refugio es la adición de suministro eléctrico, según señaló Denis Quispe.
“Lo que faltaba antes era la energía eléctrica, ahora ya hay. Lo que es agua potable todavía, recién van a hacer la conexión. También se está implementando las habitaciones porque antes todas las habitaciones de los módulos estaban vacíos, no había ni cama, ni frazadas, ni colchón. Nos han dicho que la semana que viene van a traer los colchones porque la semana pasada el volcán ha estado produciendo explosiones casi constante. De repente empeora, entonces tendremos que evacuar lo antes posible”, sostuvo.
Aunque las autoridades competentes trabajan para acondicionar estos lugares, lo cierto es que el aforo no es suficiente para la cantidad de personas que deben ser evacuadas. “Ahorita hay 224 módulos, pero hemos pedido a la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros) que nos doten de otros 100 módulos más para poder albergarnos. Lo que nos han dicho es que solo van a traer carpas”, informó el gerente municipal.
La autoridad municipal coincide con lo que el especialista en Salud Pública y el médico del puesto de salud en Ubinas consideran necesario. Se necesita una solución más concreta: la reubicación de más pobladores en las pampas de Jaguay.
“La población acá en Ubinas está en stand by desde el 2006: ‘nos quedamos’, ‘nos vamos’. Hay incertidumbre. La solución es ese proyecto grande en las pampas de Jaguay — ubicado en la zona de La Rinconada, región Moquegua — eso ya debe enfocarse con el gobierno central porque mañana más tarde siempre vamos a estar con el mismo dilema”, puntualizó.