El parto es posiblemente uno de los eventos más importantes en la vida de una mujer. Esto se debe principalmente al cambio de etapa que representa para muchas, así como el nivel de esfuerzo que se requiere para traer a un bebé al mundo.
Desde siempre, las mujeres han experimentado este evento con normalidad, salvo casos excepcionales. Y es en este punto donde aparecen las cesáreas como una opción, aunque se cree que las primeras ejecuciones de esta práctica no se realizaban con el fin de salvar vidas ya que su tasa de mortalidad era sumamente alta y la madre generalmente no sobrevivía.
Con el pasar de los años y la llegada de tiempos modernos con prácticas médicas menos rudimentarias, las cesáreas disminuyeron su tasa de mortalidad y se convirtieron en un proceso que podía darle una oportunidad tanto a la madre como el bebé, sin embargo, debían usarse únicamente en casos donde el parto vaginal fuese imposible.
Hoy en día nos encontramos con una realidad diferente y bastante particular en cuanto a esta cirugía de emergencia.
Partos por cesárea en Perú van en aumento
Según la Organización Mundial de Salud (OMS), idealmente la tasa de partos por cesárea deberían oscilar 10% y el 15%, sin embargo en Perú, conforme a los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar 2022 (ENDES) más de un tercio de los nacimientos entre 2017 y 2022 se han hecho mediante cesárea, alcanzando un 36.6 %.
La cifra es motivo de observación especialmente cuando se aprecia que la tasa de nacimientos mediante este procedimiento tiene una tendencia al alza tanto en las áreas rurales como urbanas.
Al respecto, Infobae Perú conversó con Glenda Furszyfer, educadora perinatal, doula y escritora del libro “Tu poder de dar a luz” (Planeta 2023), quien aseguró que “es preocupante esta epidemia de cesáreas que estamos teniendo”.
“Cuando un órgano, una función, deja de usarse evolutivamente, tiende a mutar. ¿Qué va a pasar con el futuro de la humanidad si las mujeres dejan de dar a luz vaginalmente?”, indicó la autora, quien reconoce que el procedimiento es sumamente valioso para salvar vidas, sin embargo, son pocos los casos en los que realmente se requiere.
“Ese aluvión de cesáreas no es necesario médicamente, hay muchos intereses socioeconómicos, hacer una cesárea toma una hora y si las programas cuántas cesáreas puedes hacer en un día [ ...] versus un parto normal a libre evolución que toma mínimo doce horas y que la mayoría son a la mitad de la noche y en fines de semana”, aseguró.
¿Por qué las mujeres ya no quieren dar a luz de forma natural?
Sin embargo, este alejamiento del parto natural por parte de las mujeres hoy en día estaría también ligado a una falta de información por parte de las gestantes respecto de sus opciones para acceder al parto. En tal sentido, Furszyfer asegura que tener información oportuna respecto de los riesgos que implica una cesárea es vital.
“Es una cirugía abdominal mayor, donde se cortan nueve capas de piel y músculo, con riesgos enormes para la mujer de hemorragias, de trombosis, laceraciones a otros órganos, de dificultades en siguientes embarazos y riesgos también para el bebé, sobre todo de mayor dificultad respiratoria, mayor necesidad de irse internado en una unidad de terapia intensiva”, precisó.
Para la conferencista, las cesáreas también tienen implicancias más allá del nivel físico, como dificultades de apego con el niño, una lactancia difícil o bebés que desarrollan heridas de abandono y ansiedad. Por otro lado, explicó que, además de la desinformación, también hay un miedo latente al dolor que implica dar a luz.
“Hay un profundo miedo a sentir en general en estos tiempos, la gente vive empastillándose para no sentir angustia, para no sentir dolor, para dormir, y hay mucho miedo a sentir dolor también. Hay todo un tabú en Occidente que no es así en Oriente, con el hecho de atravesar sensaciones dolorosas, que en realidad son creadas por nuestro mismo cuerpo; si no nos inyectan nada sintético desde afuera por principio de supervivencia tu cuerpo no te va a dar más dolor del que puedes tolerar”, aseguró Glenda.
La violencia obstétrica como un problema latente
¿Cómo volver a conectar a las madres con un trabajo tan natural como es el proceso de un parto? En este contexto, explica Glenda es importante brindarle a las mujeres un parto humanizado, es decir, uno donde se respeten los deseos y necesidades de cada mujer.
Desafortunadamente, esto se da en muy pocos casos y las madres son sometidas a prácticas que, según la normativa vigente, constituyen violencia obstétrica.
Conforme explica un documento elaborado por la Defensoría del Pueblo a través del informe de Adjuntía N° 023-2020 - DP/ADM, desde 2016 la violencia obstétrica ha sido reconocida en la normatividad nacional como una modalidad de violencia de género y puede ser ejercida por médicos, obstetras, enfermeras, laboratoristas, ecografiastas o cualquier persona que participe de la atención de la salud sexual o reproductiva.
Situaciones como la práctica de procedimientos invasivos sin consentimiento, realizar cesáreas sin que haya una necesidad real para practicarlas, uso de medicamentos de manera inadecuada, no permitirle a la madre elegir la posición del parto, permitir la presencia de personas extrañas con fines de docencia, entre otros, son situaciones de violencia obstétrica.
Glenda Furszyfer lamentó que se hayan institucionalizado y hasta normalizado este tipo de maltratos dentro de los consultorios. Narra también que ha podido encontrar casos que dejan en evidencia estas prácticas que no dan paso a un parto realmente natural humanizado, sino que representan partos medicalizados y violentados.
“Muchas mujeres se acercan a mí diciéndome, bueno, pero yo tuve un parto natural. Bueno, ¿en qué posición estabas? ¿Acostada? ¿Y te levantaste en algún momento? No, estuve el 90% del tiempo acostada. A mi marido no lo dejaron pasar, entraba gente a cada rato y me revisaban cada 10 minutos, me hacían un tacto vaginal, incluso estudiantes, y me estaba tardando demasiado. Entonces me pusieron más oxitocina y vinieron y me rompieron la fuente. Luego vino una enfermera cuando acabé de dilatar para acelerar el pujo y me dio una ‘ayudadita’, que es básicamente que se tiran encima con el brazo para empujar al bebé hacia abajo, con lo cual te pueden fracturar una o varias costillas. Y el médico me hizo el cortecito que se hace en la vagina, la famosa episiotomía”, detalló explicando que este tipo de situaciones son recurrentes para muchas gestantes.
La labor de una doula y la importancia de la educación perinatal
En otro momento, la escritora habló sobre la importancia de la educación perinatal y tomar cursos de preparación para el parto como una forma de vencer el miedo, manejar el dolor y tomar decisiones conscientes e informadas al momento de dar a luz.
Este tipo de cursos hoy en día pueden ser dictados por una doula, que son mujeres que acompañan los procesos de gestación y parto y pueden hacer que la experiencia sea mucho más amena y dulce, así como acortar el tiempo de parto, reducir el uso de las inyecciones epidurales y cesáreas. Para ella, esto puede hacer toda la diferencia en lo que representa un parto para la madre de cara al futuro.
“Es importante conocer tu cuerpo, saber cómo funciona, reconectar con tus sensaciones, aprender a escucharlo, saber qué es normal y qué es una emergencia en un parto, conocer cuáles son las diferentes fases del trabajo de parto, qué vas a sentir en todo momento, y qué puedes hacer para llevarlo de manera más fácil, orientar a la pareja también para que se involucre y que juntos faciliten el nacimiento del bebé”, comentó.
Destacó también algunas de las funciones de una doula durante el proceso de embarazo y el momento del nacimiento de un bebé.
“Siempre, a lo largo de la historia, las mujeres hemos dado a luz acompañadas de otras mujeres más experimentadas que ya atravesaron ese camino”. En tal sentido, es importante recordar que el parto en sí mismo es una experiencia nueva e impactante tanto para la madre como para el padre, ya que ambos requieren contención emocional.
“A nivel físico la doula puede sugerirle a la madre cambios de posiciones, ciertos movimientos que pueden facilitar la colocación del bebé para que sea un parto mucho más fluido, darle masajes, o más bien guiar al acompañante, a la pareja de la mujer”, precisó. En tanto, a nivel emocional, permite que las mujeres secreten la hormona oxitocina que es necesaria para las contracciones.
“Esta hormona es muy tímida, solo se secreta si la mujer se siente muy protegida, cuidada, respetada, no observada, no juzgada. Entonces en ese sentido las doulas también ambientamos el espacio que la mujer eligió para dar a luz, para que sea un ambiente íntimo, silencioso, con luces bajitas, con aromas ricos, con una música suave, con una luz muy suave donde la mujer pueda realmente conectar a fondo con su intuición”, manifestó.
Revalorando el parto natural
Le educadora perinatal destacó la importancia del parto natural a través de su libro “Tu poder de dar a luz”, el cual escribió con el propósito de informar a las mujeres de sus opciones y derechos durante el parto.
En tal sentido, la escritora explicó a Infobae Perú que la experiencia de parto es trascendente, incluso en los pocos casos en los que realmente se necesita una cesárea. “No tiene por qué convertirse en un evento frío, medicalizado, donde la mujer sea tratada como un número más. Sigue siendo el nacimiento sagrado de su hijo y hay muchas cosas que puede pedir”, aseguró.
Respecto al rol de los médicos, enfatizó la necesidad de una formación con estrategias para brindar partos humanizados y ayudar a cambiar el paradigma de atención escuchando las necesidades de las madres.
Glenda Furszyfer señaló que dar a luz de forma natural es una forma de descubrir y conocer el verdadero potencial.
“Es darle a tus hijos el mejor regalo, que es un parto en conciencia. Descubrir que eras mucho más fuerte y poderosa de lo que creías, y animarte a tener todos estos regalos de crecimiento a todo nivel que nos deja un parto en conciencia, conociendo, calzándonos nuestros miedos al hombro, quizás haciendo una terapia para ver de dónde vienen tantos miedos, pero aun con el miedo a cuestas ejercer tus derechos y animarte a hacerlo, y darte cuenta de que eran solo limitaciones mentales”.
Finalmente, aseguró que la experiencia es un momento que prepara a las mujeres para las demandas que plantea la maternidad. “Si ya pude con esto, que es lo más inimaginablemente difícil que existe en la vida, parir un bebé sobre mis dos pies, no hay nada con lo que no pueda, y ese es el gran regalo de un parto, te abre el telón de tu vida y dices: vengan a mí desafíos”, finalizó.