El legado de conservar un área que antes fue un basural y ahora refugia a 79 tipos de aves en Tumbes

Susana Chang, especialista en hotelería, está cargo del Área de Conservación Privada Bosque Seco Amotape, la única que existe Tumbes. El terreno fue comprado por su padre a fines del siglo pasado y ahora es un espacio dedicado a la conservación.

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Todo esto fue un gran basural. Todo este terreno que Susana Chang recorre esta mañana de agosto fue, hace más de dos décadas, un terreno baldío salpicado de residuos de langostino, aves de rapiña y moscas: un espectacular cuadro de devastación.

Eran los últimos albores del siglo XX, aún se mantenía la tensión con Ecuador y su padre sorprendió a la familia con una noticia: había comprado este predio de 123 hectáreas en Tumbes para pasar sus días frente al océano cuando llegara su jubilación.

Susana Chang sigue el legado se su padre para proteger el Bosque seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
Susana Chang sigue el legado se su padre para proteger el Bosque seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
“Mi madre cuenta que se imaginó otra cosa y que casi se desmaya cuando vio el terreno primera vez —sonríe Susana, especialista en hotelería—. Hay fotos de esos años y, de verdad, lo de mi padre fue una idea bien loca”.

No hubo marcha atrás. Con paciencia oriental, Javier desalojó a la gente que se había metido a vivir con la basura y empezó a reforestar mientras Teresa, su esposa, le repetía: “¿Qué has hecho, en qué te has metido?”. Dispersaba semillas allí donde pensaba que jamás crecerían, ordenaba la tierra que había sido removida para emplearla en construcciones ilegales y limpiaba los restos de langostino con ayuda de Adán Huamán, un joven que había migrado de la sierra de Piura.

“El señor me decía: un poco más, un poco más. Fue arduo. Tardamos dos meses en esa siembra —recuerda Adán, devenido, veinte años después, en el guardaparques de este vertedero que se convirtió en el Área de Conservación Privada (ACP) Bosque Seco Amotape, la única que existe Tumbes—. Y justo ese año, el 97, llovió, fue un año de lluvia por El Niño y una ayuda tremenda porque el algarrobo y el huarango brotan mucho más cuando se produce este fenómeno”.

Susana Chang, representante de la ACP Bosque Seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
Susana Chang, representante de la ACP Bosque Seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.

Así, por una idea desquiciada y una lluvia sobrenatural, floreció un paraje. La historia ha sido incluida en portales especializados, en guías turísticas, en folletos de viajes. “Se cuenta fácil, pero fácil no fue”, dice Susana Chang, promotora de la economía verde y el turismo local.

La ACP fue registrada en 2010 y, a la fecha, es uno de los pocos bosques que tienen vegetación y mar, uno a un lado del otro. La familia ha reforestado más de 250 mil algarrobos y se asoció con el Laboratorio de Ornitología de Cornell (Estados Unidos) para monitorear las 79 especies de aves que viven aquí, 16 de las cuales se encuentran solo en esta región fronteriza con Ecuador.

Según Mongabay, que cita un estudio de la revista Conservation Biology, casi dos millones de hectáreas de tierra en Sudamérica se encuentran bajo estos esquemas de protección, administrados en gran parte por comunidades campesinas y propietarios familiares como los Chang.

Aunque los actores independientes deben cumplir con ciertos criterios ambientales y de mantenimiento antes de emprender la solicitud, la mayoría de los gobiernos de la región ofrecen pocos incentivos para que conserven sus tierras, incluso en zonas críticas de biodiversidad.

Adán es el cuidador principal del (ACP) Bosque Seco Amotape, área que tiene una extensión de ciento veintitrés hectáreas con tres mil metros cuadrados (123.3 ha) y se encuentra políticamente en el distrito de Zorritos, provincia de Contralmirante Villar, en el departamento de Tumbes. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
Adán es el cuidador principal del (ACP) Bosque Seco Amotape, área que tiene una extensión de ciento veintitrés hectáreas con tres mil metros cuadrados (123.3 ha) y se encuentra políticamente en el distrito de Zorritos, provincia de Contralmirante Villar, en el departamento de Tumbes. Foto: Paula Elizalde / Infobae.

De hecho, Susana Chang, la heredera de esta hazaña ecológica, administra un hotel ―el Amotape Home—, cuyos ingresos son clave para sostener esta ACP.

El espacio, que promueve la ciencia ciudadana y la inclusión en el turismo vivencial, ideó un aplicativo con QR que sirve de guía para el visitante y contiene información científica de las aves ―cinco ornitólogos trabajan en la zona— y especies vegetales que crecen en el lugar; y empezó a colocar carteles en braille para impulsar el aviturismo inclusivo digital. “Hay una frase de Mahatma Gandhi que dice que, si de verdad quieres cambiar algo, debes empezar por ti —remarca—. De manera que este es el primer paso”.

A veces todavía hay quienes ingresan al bosque a quemar ejemplares de algarrobo o a talarlo de manera ilegal para producir carbón, aun cuando se encuentra amenazado.

“Entonces, debo ir a denunciar con la Policía porque, como somos una ACP, nuestra tarea mantener el estado de conservación o aumentar el número de árboles, no diminuir ―dice—. En realidad, es una tarea entre comillas. Hemos entendido que sin conservación no hay futuro. Ahora es una responsabilidad”.
Bosque seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
Bosque seco Amotape. Foto: Paula Elizalde / Infobae.

Lo que alguna vez fue pensado como un lugar de reposo para la familia Chang es ahora un lugar de acción ante el inminente cambio climático. Ahora, Susana se desliza por una breve colina. Suda, pero no hace pausa. Después, cuando sopa el viento, cierra los ojos. Y siente.

-En Perú hay actualmente más de 150 Áreas de Conservación Privada (ACP), pero la historia de este espacio que tienes a cargo es quizá una de las más peculiares. Decías que tu mamá casi colapsa cuando supo que tu padre había comprado este terreno.

Sí. Mi papá iba y venía por trabajo a Tumbes. Como le gustó la zona, decidió adquirir los terrenos en época de guerra con Ecuador. Cuando vino mi mamá a ver las cosas aquí, casi se desmaya. Siempre nos cuenta que le dijo: ya, qué me queda. Y comenzó el trabajo de limpieza, reforestación y cuidado. Ahora podemos ver 22 especies de árboles arbustos, 79 especies de aves registradas por ornitólogos, cinco especies reptiles y cuatro de mamíferos mayores. El ecosistema de bosque estacionalmente seco solo existe en el 2.5% del territorio peruano. O sea, se ha creado un hábitat.

Es el resultado de más de 25 años de cuidado y reforestación a cargo de personas amantes de la naturaleza. En este lugar, además, se pueden ver otro tipo de ecosistema, el marítimo. En forma práctica, lo que buscamos es proyectar el mensaje de que si uno puede hacer el cambio que quiere ver el mundo, solamente tiene que ser esfuerzo y dedicación.

Una imagen del antes y después del Bosque seco Amotape cuando era un basural. Foto: Paula Elizalde / Infobae.
Una imagen del antes y después del Bosque seco Amotape cuando era un basural. Foto: Paula Elizalde / Infobae.

-También es particular por las iniciativas. Por ejemplo, el turismo inclusivo en braille. ¿Cómo surgió la idea?

La desarrollamos gracias a una beca de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental que ganamos el año pasado. Es un tipo de turismo vivencial, ecológico e inclusivo que estamos iniciando. La cosa es dar el primer paso. No es una frase cliché. Verdaderamente, es un primer paso porque conservar es una palabra mayúscula, un tema complejo que demanda mucha responsabilidad. Yo les digo a los chicos: cierren los ojos y toquen, van a ver qué difícil es y qué difícil es ponernos en el lugar de las personas con esa condición.

En Perú existe una ley para que los restaurantes y los servicios operativos tengan al menos 5% de sus actividades en sistema Braille y sistema inclusivo. La idea es que sea completo. La idea, en rigor, es meternos a ese camino.

¿A tu padre siempre le gustó reforestar?

Sí. Supuestamente, esto sería su casa de retiro en la playa. Mi papá siempre ha trabajado toda la vida. Entonces, le dijeron, ¿cómo vas a ser sostenible? Bueno, se hizo un hospedaje. Y paralelamente se reforestó. No es que desde el inicio dijo: ‘quiero hacer un área de conservación privada’, no. Sobre la marcha uno va adecuándose a la situación. Somos ACP desde el 2010. Pero, como digo, estamos reforestando desde el inicio. Eso no varió. Un bosque genera más vivo que talado.

Tumbes ha empezado a reactivarse en todo sentido desde la pandemia y la última emergencia climática. ¿Cómo evoluciona y qué panorama puede venir?

Para el turismo, claro que fue un golpe. Pero de ese golpe salió algo bueno. Creo que la vida es así: tiene cosas buenas y malas, claroscuros. Justo cuando buscaba la forma de continuar este trabajo, un amigo me pasó la voz de un concurso subvencionable de Turismo Emprende. Gestionamos y pusimos lo del aplicativo con sistema QR. Ganamos y lo desarrollamos en seis meses. Optamos por el turismo ecológico porque es economía verde. Solo existe un planeta y depende de nosotros cuidar esta casa. Tenemos que cambiar el chip con pequeñas cosas. Son esas pequeñas cosas las que generan grandes conquistas.

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