Fue víctima de abuso sexual, luchó contra el alcoholismo y enfrentó un tumor cerebral; tres capítulos de su vida que tuvo que superar con resistencia. Silvia Vásquez-Lavado se ha convertido en la primera mujer peruana en llegar a la montaña más alta del mundo, el Everest, además de alcanzar otras seis cimas.
Estar a más de ocho mil metros de altura de este monte marcó el comienzo de su historia de resiliencia. En esta ocasión, Silvia abrió su corazón a Infobae Perú en una conversación que se extendió por casi dos horas. A pesar de los ruidos del entorno, esta vez no habría nadie que la obligara a guardar silencio y evitar que alzara su voz en medio de un Perú que debe enfrentar otro tipo de pandemia, la violencia de género.
Dialogar con Vásquez-Lavado es emprender un viaje del cual no deseas regresar, pero no precisamente para escalar montañas, sino para sumergirte en su historia y abrazarla. Un caso que se ha repetido en el Perú con cifras de 3,700 niñas, niños y adolescentes víctimas de abuso sexual en lo que va del año, según datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), lo cual pone de manifiesto la vulnerabilidad de los menores de edad.
Después de que alcanzara el Everest junto a otras compañeras que también habían sido víctimas de abuso, sufrió un accidente en bicicleta. Los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral, por lo que ella sabía que podía morir o vivir; dos opciones que le causaron miedo y desde ese momento tomó la decisión de contar lo que tanto había guardado y lo que había prometido hacer cuando estuviera en la cúspide.
Menciona que subir a este monte le ayudó a recuperar su confianza y a decirle a ella misma que puede lograr muchas cosas cuando se lo propone. La también activista define esta escala como un “proceso de sanación”.
“Y digo: ‘Si el tumor resulta maligno, mañana dejo mi trabajo, porque ya no estaba contenta con lo que hacía. Buscaré alguna manera de contar la historia, de seguir inspirando a los jóvenes que representan el futuro, y trataré de continuar ascendiendo en lo que pueda’. Y eso fue, podríamos decir, la nueva semilla que me dio eventualmente el valor para compartir la historia”, declaró a Infobae Perú.
El abrazo de la montaña
La montañista estuvo en cuidados intensivos después de una operación en el cerebro y pasó casi un año en recuperación. Fue en ese tiempo cuando el alcoholismo que había estado “apagado” volvió en algunos momentos, pero Silvia ya no podía controlarlo. Es decir, su adicción regresó.
“Un trago más o tu vida. Entonces tuve que tomar una decisión. Cuando empecé a tener sobriedad fue cuando dije que sí puedo caminar esta senda”, relató y enfatizó que quería contar su historia de manera abierta y honesta.
Confiesa que al escribir cada línea de su libro El abrazo de la montaña (Planeta 2023) ha sido imposible no derramar algunas lágrimas al describir lo que sucedía en casa. Un abrazo que no podía encontrar en el interior de su domicilio, porque cuando tenía apenas seis años pensaba que estaba bien lo que pasaba y recordaba los mensajes nocivos.
Dentro de este libro existe una frase repetitiva de su padre hacia Vásquez-Lavado y sus hermanos que probablemente todavía se siga utilizando en los hogares, pero que ocasionó guardar el más grande silencio de su vida.
La activista señala que la pequeña Silvia de seis años le ha perdonado y hoy más que nunca la sigue abrazando. Asimismo, refiere que eso le salvó la vida para continuar por el camino que siempre menciona.
“Mi niñita interior, creo que ya me ha perdonado. Ahorita está un poco tímida, porque nunca se imaginó esto [recibimiento de las personas]. Ella solo quería caminar en una montaña. Estos regalos y bendiciones que se nos han presentado no lo imaginé”, sostuvo.
Desde que sus ejemplares salieron a la venta solo ha recibido esos abrazos que necesitaba, pero también ha descubierto y escuchado otras historias similares. Por ello, su objetivo es ayudar a más personas a que no callen más y que ninguna mujer tenga la culpa de ser lastimada.
Un silencio
Antes, hablar de violencia sexual era un tabú, y más aún si se trataba de ser víctima de un familiar cercano. Sin embargo, las estadísticas del Ministerio de la Mujer revelan que en su mayoría el agresor se encuentra en el interior de los hogares.
Es así como recuerda que muchos padres se culpan por lo sucedido o en algunas ocasiones no creen a sus hijos. También relata que al principio fue difícil cuando decidió publicar su primer libro en inglés, porque incluso parte de su familia le pidió que no lo hiciera. Sin embargo, la montañista cuenta que, al decidir subir al Everest, tenía una presión similar porque arriesgaba su vida. Eso le sirvió de impulso.
“No debemos contar la historia para dañar a alguien, sino contarla de una manera muy objetiva. Por eso, en mi caso, escribir el libro estando sobria era muy importante. Con el alcohol era para esconderse a cada rato”, reveló.
Aunque ahora no es posible retroceder en el tiempo, si lo hubiera hecho se conectaría con ‘Silvita’, a quien abraza y no puede soltar. Sabe que, al igual que ella, existen muchas ‘Silvitas’ que guardan silencio por estar bajo amenaza.
Una semilla
La historia de Silvia Vásquez-Lavado no solo quedará en un libro, sino también llegará a las pantallas grandes. La activista reafirmó que la protagonista será Selena Gómez. Muestra su felicidad y admiración por la joven actriz, pero resalta que su caso pueda seguir expandiéndose para ser leídas por más mujeres.
También ha formado su propia ONG que comienza desde el 2005 a colocar la primera “semilla”, pero recién en 2014 pudo tener más claro sus objetivos, dando frutos entre los años 2016 y 2017. Es así como comenzó primero en la ciudad de Cajabamba (Cajamarca) con ayuda de jóvenes que habían sido víctimas de su profesor.
Desde ese momento ha continuado trabajando con más mujeres para ayudarlas y contribuir con su empoderamiento. Su próximo objetivo es que el libro se pueda publicar en quechua para que llegue a las regiones del país, donde existen más casos y que, en muchas ocasiones, no son atendidos.
“El mundo ha cambiado y hay maneras de romper el círculo vicioso, tienes que confiar y vas a estar bien, generalmente los primeros años van a ser difíciles. No ha sido tu culpa, así te lo digan. Debes escuchar ese yo interior. Todas tenemos nuestro Everest o nuestro sueño más gigante que se puede lograr”, aconsejó.