¿Por qué el 30 de agosto es feriado? Su impacto social y cultural en América Latina

El Perú tiene una larga tradición religiosa que se ve representada en festividades de esta naturaleza durante todo el año. Solo basta recordar actividades como la procesión del Señor de los Milagros o fiestas como la de San Juan, San Pedro o San Pablo. Lo cierto es que estamos a poco de celebrar a una de las Santas más famosas de la región y miles se alistan para conmemorarla como es debido.

Durante esta fecha en el Perú se celebra el Día de Santa Rosa de Lima, fecha en la que miles de devotos conmemoran a la primera Santa de América, patrona de las América, Indias y Filipinas, que desde su juventud recorrió un camino de obediencia y consagró su vida al servicio de Dios, ayudando a los enfermos y niños.

La vida de Santa Rosa, que ha dejado un legado de amor y servicio, así como los numerosos milagros y premoniciones que se le atribuyen, influyeron para que en el año 1671, el papa Clemente X la declarara patrona principal de América, Filipinas y las Indias Orientales.

Al año siguiente, el 12 de abril de 1671, fue canonizada por el pontífice, quien fijó su festividad el 30 de agosto. De este modo se convirtió en la primera sudamericana canonizada y es ahí donde radica su importancia, ya que es una de las Santas más famosas en la región, con miles de devotos que cada año le rinden honra en su día.

Santa Rosa de Lima es, además, Celestial Patrona y Protectora de instituciones como la Policía Nacional del Perú. El título fue proclamado el 18 de septiembre de 1989 mediante el Decreto Supremo 27-89, publicado en el Diario Oficial El Peruano.

Así, cada 30 de agosto se conmemora el “Día de Santa Rosa de Lima y de la Virtud Policial”. Durante esta fecha se le recuerda con todos los honores propios de su investidura.

Isabel Flores de Oliva, mejor conocida como Santa Rosa de Lima, nació en la capital, en el año 1586. Su nombre hace referencia a las mejillas sonrosadas que presentaba desde pequeña y que inspiraron a su madre, María de Oliva, a elegir ese nombre que perduraría en la historia. Su padre fue Gaspar Flores y vivió en una numerosa familia compuesta por trece hijos.

Desde su niñez Isabel mostró una convicción religiosa orientada hacia la obediencia a Dios. Era una joven solidaria y comprometida con el amor al prójimo. Para 1606, decidió vestir los hábitos en la iglesia de Santo Domingo, teniendo como su ejemplo a Santa Catalina de Siena. Durante aquellos días en Lima se vivía una gran fervor religioso.

Rosa, desde su vivienda, daba ayuda voluntaria a los enfermos y a los niños, además, practicaba la penitencia y la oración como parte de su fe. La vida de la primera Santa de América fue breve, ya que falleció una madrugada del 24 de agosto de 1617 con tan solo 31 años, producto de una enfermedad que le causó hemiplejia.

Cabe resaltar que este es uno de los lugares más famosos cuando se habla de la festividad por el día de Santa Rosa de Lima. La leyenda cuenta que la Santa se colocó una vez una cadena de púas y arrojó las llaves a un pozo, sin embargo, Dios tuvo compasión de ella y abrió sus cadenas.

Este milagro llevó a sus fieles a visitar el pozo luego de la muerte de Rosa. Hoy en día, miles de personas acuden a este lugar para lanzar sus cartas y pedir a Santa Rosa que los ayude con sus peticiones. Este lugar está ubicado en el Jirón Chancay 223, Cercado de Lima.

Santa Rosa de Lima fue una figura notablemente venerada por su santidad en el Perú, el Nuevo Mundo y Filipinas, siendo proclamada patrona de estos lugares antes incluso de ser canonizada en 1671 por el Papa Clemente X, convirtiéndose en la primera santa de América. El Papa Inocencio IX elogió su impacto, destacando que pocas misiones lograron tantas conversiones como sus oraciones y sacrificios.

Tras su fallecimiento, su cuerpo no mostró signos de deterioro y la población de Lima se volcó en homenajes y visitas. Milagros diversos ocurrieron al interactuar con su cuerpo o al invocar su nombre, casi como si ya hubiera sido canonizada. Las autoridades y la población en general participaron masivamente en las ceremonias fúnebres, rindiendo tributo a quien consideraban su santa.

La fama de su santidad trascendió fronteras y su influencia se evidenció en santos posteriores. A pesar de su impacto en la identidad americana, se destaca que centrarse en aspectos sociales o políticos podría desvirtuar su legado y mensaje. Fray Antonio Rodríguez afirmó que, dada la cantidad de personas que acudían a venerarla, el Papa habría canonizado a Santa Rosa si estuviera presente en su muerte.