El mundo está continuamente cambiando, ahora mucho más rápido que nunca. La incertidumbre y los contextos de crisis pueden volverse una constante y, ante ese escenario, tenemos dos caminos: o nos mantenemos en carrera o, simplemente, nos rendimos antes de la llegada.
Si decidimos seguir adelante, necesitamos prepararnos tanto como personas y como profesionales. Como personas, en el sentido de cuidar nuestro espíritu, nuestra salud mental y nuestro propio cuerpo. Asimismo, igual de importante es cultivar relaciones afectivas positivas y no perder de vista nuestros propósitos de vida y de felicidad.
Como profesionales, también tenemos desafíos. Hoy en día, las instituciones, ya sean grandes empresas, emprendimientos que recién se inician, organizaciones sociales o entidades públicas, se enfrentan al reto de adaptarse a estos nuevos escenarios cambiantes. Lamentablemente, estos retos no necesariamente se logran o se superan al ritmo y velocidad que los mercados demandan.
En tal sentido, encontrar profesionales que puedan liderar a estas instituciones, sin importar su tamaño o sector, para hacerle frente a los cambios no está siendo fácil. Por un lado, el avance de la tecnología implica tener conocimientos y habilidades que se orienten a una provechosa gestión de esta misma tecnología. Si no sabes cómo aprovecharla, estás fuera.
Por otro lado, los profesionales, para hacerse más competitivos, también requieren de cualidades que potencien y actualicen sus carreras, perfiles o conocimentos ya adquiridos, como por ejemplo, capacidades de autosprendizaje y pensamiento crítico; resiliencia, tolerancia al error y flexibilidad de cambio; digitalización y orientación al uso de los datos, entre otros.
En esa línea, educarnos permanentemente es la única salida para hacerle frente a estos retos de transformación y adaptación en contextos como los que estamos viviendo hoy en día.
No podemos asegurar cómo será el mundo mañana, si habrá crisis o no, si la economía nos será favorable o si las IA dominarán el ámbito profesional y harán a un lado a los seres humanos. Lo único que podemos asegurar es que la educación continua, a lo largo de nuestras vidas, nos proporcionarán las herramientas y oportunidades para seguir creciendo y mantenermos vigentes en un mundo que se nos presenta cada vez más desafiante y retador.