El papa Francisco recibirá informe sobre el Sodalicio en tres meses

La comisión especial enviada por el papa Francisco, integrada por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu, ha tomado en cuenta los testimonios de al menos una veintena de personas en Lima, sobre los abusos cometidos dentro de la organización religiosa Sodalicio de Vida Cristiana (SCV). La comisión se especializa en delitos de abusos en la iglesia católica y se ha reunido con víctimas, investigadores e involucrados en casos de violencia sexual, física, psicológica o con problemas legales.

Este grupo de personas regresará el próximo domingo al Vaticano. Se espera que la misión realice un informe que será entregado al papa Francisco en entre uno y tres meses. Luego, el sumo pontífice, decidirá el destino del Sodalicio.

El SCV, fundado por Luis Figari en 1971, ha sido objeto de denuncias por abusos desde el año 2000. Un libro que recopila 30 testimonios de víctimas, “Mitad monjes, mitad soldados”, fue publicado hace 8 años. Aunque las denuncias han sido persistentes, es la primera vez que los principales directivos del Sodalicio han sido interpelados por estos casos.

La misión Scicluna-Bertomeu ha generado expectativas positivas debido a los resultados obtenidos en casos anteriores de abusos clericales en Chile, donde la investigación provocó la renuncia de todos los obispos de la conferencia episcopal. Las víctimas del Sodalicio esperan que este proceso lleve al cierre de la organización y a la sanción de los responsables. Cabe indicar que Luis Figari reside en Roma desde 2011 y pudo evadir a la justicia peruana.

Durante los cinco días de trabajo en Lima, la comisión se reunió con periodistas, congresistas, miembros de la cúpula del SCV y comuneros que denuncian el despojo de tierras por parte de empresas vinculadas a la organización. Los testimonios han sido recogidos en un informe que será entregado al papa Francisco, y se espera conocer los resultados para fin de año.

La Conferencia Episcopal Peruana ha manifestado que ha mantenido comunicación con la Santa Sede sobre el caso del Sodalicio desde el 2015, y la Iglesia peruana siempre ha actuado al respecto.

El excongresista Alberto de Belaunde, quien investigó al Sodalicio en el Congreso, destacó la escucha activa por parte de la comisión y su interés en conocer los detalles. De Belaunde califica al Sodalicio como un grupo de características sectarias que abusó física y psicológicamente de sus integrantes.

Las víctimas esperan que, tras esta misión, el papa Francisco tome acciones para desactivar el Sodalicio y se haga justicia por los abusos sufridos durante décadas en esta organización religiosa.

Por otro lado, según un informe difundido este jueves por La Encerrona, Daniel Murguía, miembro del SVC y acusado de pederastia había sido cocinero personal, secretario y asistente de Luis Figari, quien reclutaba a adolescentes de colegios privados de clase alta y los llevaba a vivir en comunidad como “soldados de Cristo”.

A Daniel Murguía lo llamaban ‘El Italiano’ y, en octubre de 2007, fue capturado in fraganti en un hotel del Centro de Lima, cuando abusaba de un menor al que previamente le había ofrecido “figuritas de Pokemón”.

Aunque negó la acusación, los agentes de la Policía le incautaron una cámara fotográfica y comprobaron que había captado a otros dos niños. Después fue dispuesto a representantes del Ministerio Público y recluido por cargos de violación.

“Le gustaba tomar fotos [...] Eran cosas muy, muy complicadas [...] Eran cosas escabrosas”, declararía Jean Pierre Teullet, sacerdote sodálite, a la comisión investigadora del Congreso que, presidida en 2016 por el exdiputado Alberto de Belaúnde, siguió los abusos de este grupo.

Los hallazgos, a los que accedió Infobae Perú, fueron enviados al archivo por los Parlamentos siguientes, sin difusión ni debate, hasta que la legisladora Susel Paredes (Juntos por el Perú-Cambio Democrático) solicitó desempolvarlos en noviembre de 2022 y remitió las copias al Vaticano.

Según La Encerrona, Murguía también fue enfermero de sus padres y, dentro de la organización, cumplía el rol de filtrar los correos electrónicos que los sodálites enviaban a sus familiares.