En las áridas tierras del desierto de Ocucaje, en Perú, yace un exuberante tesoro oculto, un edén paleontológico que despierta asombro y desafía nuestra percepción habitual del entorno. Este paraje se ha convertido en el escenario de un gran descubrimiento: las primeras vértebras de un gigante olvidado, el Perucetus colossus, el animal más pesado de la historia de la Tierra, una especie misteriosa que dominó las costas peruanas hace unos 39 millones de años.
Mario Urbina es el descubridor del fósil que acapara ahora la atención del mundo científico. Este apasionado paleontólogo peruano se embarcó en una odisea en las desoladas arenas de Samaca, dentro del desierto de Ica, con el objetivo de descubrir restos de antiguos cetáceos. Su hallazgo representa un vínculo tangible con un pasado lejano y deslumbrante, un enigma de la historia de la vida.
Los fósiles presentes en el desierto de Ocucaje representan un tesoro paleontológico para el Perú, un recurso con potencial turístico que desafía la forma en que percibimos nuestro entorno.
En palabras de Urbina, el proceso de la búsqueda de fósiles puede llevarlo a estar seis meses solo en el desierto, una tarea que implica una minuciosa exploración en busca no de los restos obvios, sino de aquellos enterrados profundamente. Su costumbre es seleccionar únicamente los fósiles de mayor calidad y con bastante transcendencia.
Estos fósiles, de innegable relevancia, capturan la atención de turistas e investigadores en todo el mundo, gracias a sus características y estado de preservación. Esto permite no solo su investigación y exhibición, sino también su correcta conservación, pues sin ello, estos yacimientos paleontológicos estarían condenados a desaparecer bajo la influencia del clima y la actividad humana.
El descubrimiento de la “criatura más imponente”
En la zona de Samaca se encontraron 13 vértebras gigantescas pertenecientes al Perucetus colossus, una de ellas llegando a superar los 200 kilogramos. Los expertos realizaron excavaciones que revelaron también cuatro imponentes costillas y un hueso pélvico.
No obstante, fue el 2 de agosto, recientemente, que la comunidad científica dio a conocer, a través de la revista Nature, la existencia de este mastodonte que habitó en tierras peruanas, a escasa distancia de la capital. La revista científica anunció este mes al mundo el descubrimiento del Perucetus colossus, presentándolo como la criatura más imponente conocida hasta ahora.
El animal más pesado de la Tierra cuenta con dimensiones superiores a las de cualquier dinosaurio conocido, se estima que el esqueleto de este coloso sobrepasa las siete toneladas, más del doble del peso de una ballena azul, el ser terrestre más pesado hasta la fecha, con sus 190 toneladas.
Aldo Benites Palomino, uno de los paleontólogos detrás de este hallazgo, compartió a través de su cuenta de TikTok una narrativa que abarca siete años de trabajo y los fascinantes descubrimientos en tierras peruanas. Esta investigación tiene como propósito comprender cómo los cambios del pasado impactaron la evolución de diversas especies, incluyendo ballenas, tiburones y delfines, que coexistieron con perezosos acuáticos, cocodrilos marinos y aves marinas gigantes.
Otros descubrimientos
El desierto de Ocucaje guarda los restos fósiles de la singular ballena de cuatro extremidades, la única de su tipo en Sudamérica. Tres años atrás, en 2019, se anunció el descubrimiento de esta especie en la zona árida del Perú. El hallazgo tuvo lugar en Ocucaje, Ica, y consistió en los restos fosilizados de una ballena de 42.6 millones de años de antigüedad. Este ejemplar tenía la habilidad de desplazarse tanto por tierra como por agua con mucha habilidad.
Aproximadamente a una distancia de 500 metros de la orilla de Media Luna, en el extremo sur de la región de Ica, emerge un espacio desértico compuesto por estratos rocosos que datan entre 45 y 30 millones de años en el pasado. Fue en este lugar donde se encontró el fósil bautizado como “Peregocetus pacificus”, un nombre que traduce como “la ballena peregrina del Pacífico”.
En un honor hacia su descubridor, Mario Urbina Schmitt, el espécimen debería haber sido nombrado “Cholocetus”, en reconocimiento a su hallazgo en territorio peruano.
En el año 2007, Urbina divisó otro hallazgo trascendental, se trataba de un pez gordo. Años después se conoció que era primer cetáceo cuadrúpedo registrado en Sudamérica. Pero lo más asombroso radica en que esta criatura era capaz de transitar por tierra firme y poseía un astrágalo de doble articulación, semejante al que presentan los artiodáctilos, como los hipopótamos y cerdos, entre otros.