El debate sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el mercado laboral se vuelve cada vez más relevante pues, así como puede impulsar muchos procesos, su basto potencial tambien puede significar la automatización de trabajos en distintos sectores. Sin embargo, podría ser que la industria del entretenimiento sea la que marque los precedentes en la regulación de la IA.
HereAfter es una aplicación móvil que permite crear, mediante una auto-entrevista y grabaciones, un chatbot para hablar con “un tú virtual”. Si este tipo de servicios se encuentran ya disponibles, y en constante mejora, valdría preguntarse ¿se podrá en el futuro reemplazar digitalmente a las personas?
La “Screen Actors Guild-American Federation of Television and Radio Artists” (SAG-AFTRA) entró el pasado 14 de julio en huelga lo que significa que los actores miembros del sindicato no participarán en grabaciones de películas o series, ni tampoco promocionarlas. Uno de las mayores reclamos de los artistas fue el uso de las IAs para la producción de material para cine y televisión pues consideran que es el inicio de una amenaza que distorsionará el modelo con el que funciona la industria. Los actores se han juntado a los guionistas para exigir mayores protecciones y que no se recurra a estas herramientas en los proyectos.
Estos temores no son necesariamente exagerados. La especialización de la IA en imagen, voz, y texto implica un cambio crucial en las reglas de juego para los artistas pues las computadoras están demostrando su capacidad para desempeñarse no solo en trabajos rutinarios, sino creativos. Modelos de lenguaje entrenados con una amplia variedad de datos y textos, como ChatGPT, son capaces de escribir historias, mientras que IAs gráficas como Leonardo.ai y MidJourney son capaces de generar imágenes de alta calidad según las indicaciones del usuario. Estas herramientas permiten a una sola persona realizar varios procesos creativos incluso sin ser un especialista en ellos. Por otro lado, las técnicas de suplantación digital (deepfake) se han sofisticado enormemente gracias a las IAs, permitiéndoles ser más precisas, realistas y fáciles de usar para simular rostros o voces. Combinando estas tecnologías con nuevas técnicas de animación y efectos especiales será posible que los actores grabados digitalmente actúen infinitamente o incluso “revivir actores muertos”, algo ya visto en varias ocasiones, para películas hechas con cada vez menos personal humano.
La “Alliance of Motion Picture and Television Producers”(AMPTP) declaró que uno de los puntos que se negoció con el sindicato, previo al anuncio de la huelga, fue una “revolucionaria propuesta de IA que protege la imagen digital de los artistas, incluyendo el requisito del consentimiento del artista para la creación y uso de réplicas digitales o para alteraciones digitales de una actuación”. Duncan Crabtree-Ireland, negociador de SAG-AFTRA, afirmó que la AMPTP ofreció a los actores de fondo un día de sueldo para poder escanear y utilizar su imagen en futuros proyectos, siendo las compañías las dueñas de su imagen y pudiendo usarla sin compensaciones adicionales.
En el caso de los actores, el reemplazo digital puede ir más allá de lo laboral e involucrar discusiones éticas sobre la identidad de los artistas y hasta qué punto el actor digital, que podría grabar escenas infinitamente sin cansarse y para varias películas a la vez, desplazaría al actor real en su industria. De concederse varias de las peticiones solicitadas los resultados de esta huelga podrían llegar a revolucionar no solo los estándares laborales, sino las leyes sobre el uso de la imagen de las personas. Otras industrias que empiecen a adoptar las IAs podrían basarse en estos resultados referentes y, en lugar de automatizar ciertas posiciones, negociar para usar las herramientas como apoyo y no como reemplazo de los trabajadores.
En conclusión, la huelga de actores es otra muestra de cómo la inteligencia artificial está revolucionando el mercado laboral. Los resultados de esta huelga afectarán los estándares laborales, y podrían servir como referencia para otras industrias que enfrenten la adopción de esta tecnología. A medida que la IA se expanda, la regulación podrá complicarse, pero será crucial para garantizar que la IA se use de manera ética y justa.