Carolina Salvatore y su historia forjada en esfuerzo, sacrificio y mucha pasión. Con menos de 10 años, ya tenía claro lo que quería ser de grande: comentarista deportivo. Sin tener en cuenta que, en ese momento, no habían mujeres que ejercieran esa profesión. Con el apoyo de su familia, inició su carrera en Mar de Plata, Argentina, y la completó en, casi 4 000 kilómetros lejos, Lima, Perú.
‘Caro’, como la conocen sus amigos, sabía que para alcanzar sus objetivos debía afrontar los retos que se le presente. Fue así como se apartó de los deportes e incursionó en espectáculos y policiales. Destacó en su nación, cubriendo grandes eventos y entrevistando a destacados personajes, pero, su impulso y su sangre migrante, la llevó a buscar oportunidades en otro lares, de esta manera, se mudó a un país vecino.
Perú la recibió con los brazos abiertos y los seis meses que tenía contemplado se convirtieron en doce años. Hoy en día, Salvatore brilla en GOLPERU, comentando los partidos de la Liga 1, primera división de fútbol nacional. Es más fue la primera mujer en hacerlo. Está viviendo su sueño despierta, no obstante, no se duerme en su laureles y va en búsqueda de más logros, tales como formar parte de un Mundial.
En ese sentido, Carolina le abrió su corazón a Infobae Perú y le contó episodios inéditos de su formación como periodista. Asimismo, habló de su día a día fuera del ámbito laboral y sus más grandes objetivos personales.
Conociendo a ‘Caro’
- ¿Cómo fue Carolina antes de llegar al periodismo? Cuéntanos un poco de tu infancia, dónde creciste y esa relación con tus padres...
Nací en Mar del Plata, le dicen la ‘Perla del Atlántico’, es una ciudad en la provincia de Buenos Aires, tuve una infancia súper feliz con mi hermano, tres años mayor, mi papá ingeniero y mi mamá docente, familia de clase media, laburante, siempre el ejemplo de verlos trabajar. Mi familia es de migrantes italianos, por eso lo de migrar e ir por el mundo, lo tengo en la sangre, por mi abuelo que se fue a Italia huyendo de la guerra con sus hermanos.
- ¿Desde niña sabías qué querías ser de grande?
Sí, siempre supe iba a estar vinculada al mundo del fútbol, cuando no habían mujeres vinculadas a este deporte. Tengo el momento exacto donde tomé la decisión, me acuerdo que tenía 7 u 8 años, estaba en la puerta de una pinturería, mi papá se bajó a comprar. Víctor Hugo Morales estaba en la radio, él narró el gol de Maradona a los ingleses en el Mundial 86, y le dije a mi mamá ‘yo quiero hacer eso’. Ella me dijo ‘cuando seas grande lo serás’. Y yo le respondí ‘pero no hay mujeres’ y ella contestó ‘cuando seas grande, ya van a haber mujeres que lo hagan’. Una visionaria mi ‘vieja’. Siempre estuve convencida de lo que quería hacer, mi colegio era de contadores, pero mis compañeros me acompañaron a ver la carrera de periodismo deportivo a la universidad porque estaba decidida.
- ¿Qué fue lo más difícil de tu proceso formativo como profesional?
Estudié en el colegio Carmelitas, eso fue lo difícil, porque mi mamá era directora del colegio, era un karma estar ahí, no porque no quería ir, sino por la formación que era más contable, administrativa, sufría. Mis años de colegio los disfruté con mis compañeros, pero por el otro lado los padecía porque no estaba estudiando algo que no quería. De ahí, hice dos carreras a la par, Periodismo Deportivo y Productor Integral de Radio y Televisión, era dos institutos distintos, en la mañana iba a la carrera de Productor, salía y trabajaba en el quiosco de periódicos de mi primo, era ‘canillita’, salía de ahí y estudiaba periodismo deportivo en la noche. Mis viejos me pagaban la carrera de Periodismo Deportivo y yo me pagaba la otra con lo que trabajaba en el quiosco. Te digo que todo influye porque estaba en el lugar de la noticia, tenía los diarios seis horas y leía todo, en la mañana o en la tarde llegaba súper informada. Fueron años de sacrificio, pero disfruté de ese proceso.
Su periplo en el periodismo
- En Argentina tuviste la oportunidad de ejercer el periodismo en diferentes rubros, ¿de qué forma te sirvieron estas experiencias?
Soy inquieta, a mí me gusta todo. Me encanta leer de política, los policiales, estar en los tribunales, derecho es una carrera que tengo pendiente. Me voy a Italia a hacer un ‘Work and Travel’ para aprender mejor el idioma, cuando regreso había entregado un curriculum para poder entrar a un canal de televisión, nunca me habían llamado, entonces me salió la oportunidad en Italia, me fui tres meses y me quedé año. Cuando volví a firmar mi ciudadanía, me llaman del canal, todo fue cuadrando mágicamente, me dicen que hay un puesto para espectáculos y un rubro que no me gusta es ese, pero dije ‘es la puerta de entrada, yo voy’, toda caradura (risas). Fui, nunca había hecho tele y le encantó al director, pero me dijo que me veía muy chica para el noticiero. Fuimos a tomar un café, le comenté que viajé y lo fui convenciendo. Él me da la oportunidad de hacer espectáculos. Hacía espectáculos, pero quería ser reportera, tenía en claro que quería trabajo en campo. Se fue un compañero, le dije que quería ser reportera y me dijo que no porque tenía una imagen vinculada al espectáculo. Le dije ‘hagamos una cosa, no te pido más, ahí viene pagar el derecho de piso, no te pido más plata, voy a dobletear, quiero demostrarte que puedo hacerlo’. Ahí arrancó toda mi experencia. Siento que eso fue base para expresarme de cualquier manera, tener solvencia para desarrollar un comentario sobre la marcha o tener cultura general para hablar de cualquier cosa en cualquier momento. Me parece que está bueno que el periodista pase por todas esas instancias.
- ¿Alguna anécdota que te acuerdes o que te marcó?
Por policiales un montón y no gratos. Era llegar a un lugar y ver una escena de familiares, me sonaba el teléfono y decía ‘debe ser terrible estar en una situación así’. Estás en un mundo donde tienes que desarollar la empatía, estás con familiares de la víctimas y te metes mucho. Te queda un trauma de la vulnerabilidad de la vida y que todos podemos estar en una situación así. También he cubierto la Cumbre de las Américas, cuando estaba Bush (George) en Argentina, quemaron toda la ciudad, fue una las experiencias más fuertes, la cumbre y contracumbre, en esta última estaba Hugo Chávez, Diego Maradona, fue un caos la ciudad, incendiaron los bancos. A mí me tocó cubrir el caos.
- Cuéntanos más de tu anécdota con Diego Armando Maradona...
Estuve dos veces cerca de Diego. Lo entrevisté dos veces entre la multitud. Cada vez que te acercas a él es imposible estar mano a mano, siempre es una locura, tengo la imagen en CD, lo guardo como una reliquia. Habían bastantes periodistas, te hablo de mis tiempos, era micrófono con cable, tu camarógrafo tenía que estar pegado, me ha pasado en campañas electorales, que corriendo me han roto cables, pensaba que tenía una nota y mi camarógrafo no estaba. Con Diego, había mucha gente, me acuerdo que le pregunté, él me vio y me respondió.
- Pocas personas conocen la historia de cómo llegaste al Perú. ¿Cómo sucedió? ¿Se te hizo complicado separarte de tus padres?
Amo lo que hago, tengo una pasión muy fuerte con el periodismo, en mi casa son totalmente distintos, mi hermano diseñador, mi papá ingeniero, entonces es raro que me entiendan, pero siempre me han apoyado. Son los principales fans y críticos también. Estaba trabajando en Argentina, se me da la oportunidad de estudiar periodismo económico en una fundación, gano una beca a España y ahí conozco a dos peruanos, Darwin y Rosalin, nos hicimos muy amigos. Regreso a Argentina y al mes me sale una beca para ir a Italia. Después de esos dos viajes, dije ‘hay un mundo, quiero viajar y conocer’. Empecé a mandar curriculum, Darwin me pasa el contacto y me comuniqué con Eduardo Guzmán, editor de Frecuencia Latina (ahora Latina TV), comencé a mandar algunos reportajes de peruanos en Argentina. Luego, le dije que tenía ganas de ir a Perú, mi idea era estar seis meses e irme a Panamá donde estaba mi hermano, llegué, lo que era seis meses se transformó en 12 años.
- Tu experiencia en Reporte Semanal fue provechosa en todo sentido...
Siempre digo que mi maestría fue trabajar en un dominical que era en ese momento Reporte Semanal, programa donde hacías investigaciones fuertes y tenía un nivel de audencia súper alto. Digo que fue mi maestría porque en Argentina no hay ese tipo de formato. Aprendí mucho de periodismo de investigación ahí, de pelear una noticia, de llorar madrugadas editando una entrevista, de que te falta el material, fueron tres años intensos, pero impagables, es más que me paguen por hacer eso fue una locura.
- Después de estar en el dominical, pasas a participar en programas deportivos. ¿Te costó la transición?
Sí y no, porque estuve en Reporte, después empecé a hacer el noticiero los domingos, había un programa llamado ‘El Bendito Programa de las 12′, ahí pude meterme un poquito, pero era de entretenimiento con deporte. Me acuerdo que me llama el canal 7, no había mujeres en programas deportivos, me ofreció la oportunidad de formar parte de un programa y le dije ‘si yo me siento ahí, voy a debatir’, me respondió ‘eso es lo que quiero’. Ese fue el puntapié. Luego me llamó la gente de GOLPERU, me dijeron que si me animaba a comentar partidos, no había mujeres, dije que sí, me empecé a preparar con comentaristas de Argentina y estudiar mucha táctica de fútbol porque no es lo mismo hablar que analizar, decía ‘soy mujer y me van a decir cualquier cosa’. También estuve en los Panamericanos en el canal 7 que fue una buena experiencia, era estar de 8 am a 4 pm, te ponían deportes y tenías que comentar el deporte que te tocaba.
- ¿Qué se te pasa por la cabeza al saber que fuiste la primera comentarista mujer de la Liga 1?
Siento que hay un montón de mujeres que están capacitadas para comentar o trabajar en programas de fútbol, no es una cuestión de género, sino netamente de capacidad. No soy la primera en participar en programas, pero el comentar era un desafío porque no había mujeres, ni siquiera en Argentina. Fue un reto enorme y lo asumí con mucho profesionalismo, me sigo preparando, la recepción fue buena, por más que haya insultos, los insultos no son ‘anda a lavar los platos’ sino los insultos son ‘seguro tú eres ‘crema’ o ‘tú eres de Alianza’. Eso quiere decir que te escuchan y les hinca tu opinión.
- ¿Cómo preparas un partido?
Le dedicaba cuatro horas, ahorita un poquito menos, me siento como pez en el agua, el comentar en la cancha es un poco más estresante, tienes que estar muy atento a las jugadas, en la cabina tienes la repetición. Estudio a los equipos, intento hablar con los entrenadores, converso con algunos protagonistas para ver cómo fue la semana, cómo llegan, las lesiones, intento buscar historias detrás de ellos, porque son previas de una hora, más el partido, más la post sala, entonces siempre tienes que tener ese dato distinto. Intento mirar los partidos anteriores para ver cómo jugaron y cómo salieron a la cancha. Es un poco de fanatismo por mi parte. Hice un curso de videoanálisis en Argentina para saber manejar estadísticas, estas tienen que ser puestas en un contexto, quien subestima la estadística es porque no conoce. Hice cursos en el Barcelona, análisis táctico de fútbol, una maestría en couching y psicología deportiva. Trato de ver el 360 para entender el fútbol en su totalidad.
- ¿Qué prefieres, entrevistar o comentar?
Me gustan las dos cosas, es como a quién quieres a tu mamá o tu papá, ahí a los dos (risas). Me encanta entrevistar y me fascina comentar. Es un sueño, a veces no me detengo a ver qué hice porque la vida pasó tan vertiginosamente, a veces hay gente que me dice ‘no te das cuenta de lo que has conseguido’, a veces me emociono, uno debería aprender a frenarse a ver todo el camino o lo que estoy construyendo, me falta un montón, y todo la gente que me ayudó en ese camino.
El lado ‘B’ de ‘Caro’
- Dejando de lado el periodismo y el ámbito laboral, ¿qué haces en tus tiempos libres? ¿Tienes algún hobby?
Soy aburrida (risas), mirar netflix, tengo tan poco tiempo libre que me gusta disfrutar con amigos. Me gusta estar sola, entonces si comparto mi tiempo es con gente que siento que llenan mi vida. Como hobbies, tengo miles, pero de ahí a hacerlos no. Entreno por obligación, por cuidado y salud. Si tuviera tiempo, jugaría fútbol, handball (balonmano) y vóley. Fuera del deporte, me gusta cantar.
- Si no hubieras estudiado periodismo, ¿qué carrera hubieras ejercido?
Hubiera sido abogada, creo que lo voy a hacer en algún momento, me había anotado en la carrera antes de venir a Perú, pero me terminé quedando. A mí me gusta todo vinculado al arte, me gusta actuar, cantar, eso más como un hobby. El derecho me encanta y la psicología también.
- ¿Un sueño personal?
Tengo muchos, soy cabalera, por eso prefiero guardármelos. Siento que todo lo que he soñado, poco a poco se fue dando y no en el tiempo que quería. Tengo un montón de sueños, me encantaría trabajar en una cadena internacional, comentar un Mundial, unos Juegos Olímpicos. Personalmente, encontrar un compañero de vida, pero con este ritmo de trabajo quién se va a aguantar (risas).
- Perú para ti es...
Perú es mi primera casa, 12 años aquí ya es mi primera, lo que más me sorprendió es que yo venía de tres a seis meses. Tuve mucha suerte, tengo una familia adoptiva, mi papá tenía un amigo que vino acá a trabajar y él mandó un correo a sus amistades y una familia le respondió. Aldo Torres y María Moreno. María, sobre todo, le dice que me iba a recoger al aeropuerto y me podía quedar en su casa. Ella no sabía si yo era una asesina serial, pero fueron y me recogieron. Hoy son mis padres. Han estado en situaciones duras que me han tocado pasar aquí, por eso siento que soy una persona con suerte.