La tragedia aérea ocurrida en Huanchaco (Trujillo), el último viernes 28 de julio del 2023, ha terminado consternando al país entero y pone en tela de juicio la falta de compromiso de seguridad para con los tripulantes, estudiantes y pasajeros por parte de algunas empresas dedicadas al rubro de la aviación.
Aunque hasta el momento se desconoce las causas por las que la avioneta Cessna 172, de matrícula OB1334, de la Escuela de Aviación Juan Bielovucic Cavalier (JBC), terminó perdiendo contacto con el Aeropuerto Internacional Capitán FAP Carlos Martínez de Pinillos la noche del último viernes, no se descarta que se haya debido a una falla mecánica debido a las denuncias públicas que han mencionado los familiares de los desaparecidos.
De las cuatro personas que desaparecieron en el mar de Huanchaco, hasta el momento solo se han logrado rescatar los restos de la joven estudiante Fabiana Hernández (18). Mientras que, la Marina de Guerra continúa realizando los labores de búsqueda de los otros tres jóvenes desaparecidos: Mike Jiménez (19), el instructor Santiago Aldaz (30) y Boris Corrales (24).
Esta tragedia, seguida de una presunta negligencia por parte de la escuela de aviación, dueña de la aeronave siniestrada, deja a cuatro familias sumidas en el dolor y a todo un país consternados por la pérdida de jóvenes peruanos que eran promesa de desarrollo.
También trae a la mente de la población peruana otras tragedias similares ocurridas en años anteriores. Episodios trágicos que posiblemente muchas personas aún recuerden, y otras pocas estén a punto de olvidarlas, pero que sin duda nos demuestra que ese mínimo grado de riesgo de este transporte suele ser fatal y trágico.
Aeronave CESSNA 207 de Aero Santos
En febrero del 2022, una aeronave perteneciente a la empresa Aero Santos inició su despliegue con siete personas a bordo. Al poco tiempo de iniciar dejar el suelo del aeródromo María Reiche de la ciudad de Nazca, en Ica, la nave terminó impactando el suelo, presuntamente por fallas técnicas.
El siniestro de la aeronave CESSNA 207, de matrícula OB-2179, no dejó a ningún sobreviviente. Las siete personas, dos peruanos, tres neerlandeses y dos chilenos, murieron rumbo al viaje turístico para conocer las líneas de Nazca. Sus restos fueron hallados en la zona de Majoro, en la orilla de un camino.
“Tras el impacto de la avioneta con el suelo se produjo una gran explosión, provocado que los cuerpos de las víctimas quedasen calcinados”, informó Canal N.
Helicóptero UH-1HII de la PNP
La Policía Nacional (PNP) informó sobre el accidente del helicóptero UH-1HII, de matrícula PNO 356, perteneciente a esta la unidad de aviación de esta institución estatal. El pasado 19 de mayo del 2021, medios de comunicación informaron que la aeronave que realizaba el recorrido de Puerto Maldonado a San Gabán sufrió un desperfecto mecánico causando un desenlace mortal.
La unidad se había precipitado a tierra y terminó explotado con cinco tripulantes a bordo. Los restos fueron hallados en la jurisdicción de la reserva nacional del Manu, a 109 millas náuticas al noreste de San Gabán, provincia de Carabaya (Puno), tras una intensa búsqueda de dos días.
La tripulación fallecida estuvo conformada por el mayor Jaime Pomar Pérez (piloto) y el teniente Cristhian Acosta Vásquez (copiloto), así como por los suboficiales Harrison Ccasani Aliendres, Edgar Núñez Espinoza Cusipaucar y Juan Ore Chávez.
Helicóptero MI-171SH de la FAP
En diciembre del 2021, el helicóptero MI-171SH, perteneciente a la Fuerza Aérea del Perú (FAP), despegó desde el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima rumbo a Pucallpa. Llevaba en su interior a cinco tripulantes militares que tenían la misión de prestar ayuda en las labores de rescate por las intensas lluvias en la selva peruana.
Alrededor de las 12:49, la aeronave perdió contacto y terminó cayendo en la provincia de Huarochirí, cerca del distrito San Mateo (Lima), en una zona de difícil acceso. Debido al clima de aquel día, las labores de búsqueda se pospusieron y encontraron a los cinco tripulantes sin vida un día después, el 8 de diciembre.
“El lugar es muy descampado y difícil. Estamos hablando de 4.800 metros sobre el nivel del mar, con una geografía muy accidentada”, precisó el jefe del Grupo de Fuerzas Especiales de la FAP, coronel Ronny Santillán Valle.
Según el alcalde del distrito de Carampoma, Lucio Julca, la ubicación del accidente corresponde a una zona destinada al pastoreo. Fue un hombre que se encontraba realizando esta tarea quien presenció el momento en que la aeronave se precipitó y de inmediato informó a las autoridades pertinentes.
Las víctimas fueron identificadas como el comandante FAP, Luis Antonio Córdova Elías; capitán FAP Irving Espinoza Ávila, capitán FAP Rubén Fernando Moscol Puertas, técnico de 1ra FAP Alejandro Paz Mío, y suboficial de 3ra FAP Edy Rolando Loayza Llontoy.
Helicóptero MI-17 de la FAP
La aeronave MI-17, perteneciente a las Fuerzas Aéreas del Perú (FAP), transportaba alimentos del programa social Qali Warma al distrito selvático de Imaza (Bagua), cercano a la frontera con Ecuador, cuando perdió comunicación con la torre de control un martes 07 de julio del 2020.
La tripulación de un total de cuatro militares y tres pasajeros se disponía a brindar ayuda humanitaria a los escolares de una de las zonas más vulnerables del país, quienes a raíz de la pandemia de la Covid-19 habían dejado de recibir los desayunos del programa estatal.
Un día después, el miércoles 08 de julio, un equipo de rescate ubicó la aeronave junto a las personas fallecidas en las cercanías de la comunidad de Chija.
Los fallecidos fueron identificados como: el comandante FAP Luis Manuel Humberto Flores Muñoz, capitan FAP Bryan Steve Calleja Martins, técnico de primera FAP Ronal Wilton Cortez Miñope y técnico de segunda FAP Nicolás Estrada Orejon; así como tres pasajeros identificados como Elmer Herrera Chuquimes, Reu Wisum Pitug y Sabino Shawit Najamtai.
Vuelo 251 de Faucett
Faucett fue la pionera aerolínea nacional, sin embargo, el accidente del vuelo 251 en febrero de 1996, donde perdieron la vida 123 personas que iban a hacer escala en Arequipa, marcó uno de los últimos capítulos de la compañía y en la historia peruana, el accidente aéreo más grave que alguna vez se registró en nuestro país.
Las condiciones climáticas de aquella oscura noche del 29 de febrero causó que el avión Boeing 737-222, con registro OB-1451, volara casi a 300 metros por debajo de la altitud a la que los tripulantes creían que estaban volando. Habían partido desde el aeropuerto Internacional Jorge Chávez con destino a su igual, Alfredo Rodríguez Ballón de Arequipa.
El avión terminó estrellándose contra la Cordillera de los Andes, en una quebrada de Yura, en el sector conocido como Ciudad de Dios aquella noche del 29 de febrero.
“En mi opinión estaba manipulado el altímetro. Hay dos hipótesis: fue a propósito o se malogró durante el vuelo. El piloto tenía otra lectura sobre la altura del vuelo. Sin embargo, los resultados que trajo el fiscal de Lima era que el accidente fue culpa del piloto y ese altímetro estaba en buen estado. Para mí alguien manipuló el altímetro y no era culpa del piloto”, señaló el exfiscal Alfredo Arana Miovich, quien fue sacado del caso por pedido de la fiscal de la Nación de ese entonces, Blanca Nélida Colán.
El accidente fue fatal y causó la muerte de los tripulantes y pasajeros de forma instantánea, según algunos rescatistas de la PNP y personal del Ministerio Público que se aproximaron aquella noche con la esperanza de escuchar el llamado de auxilio de alguna víctima.
“Era una desgracia. Teníamos que avanzar rápido y convocamos a la Policía, Ejército, Cruz Roja, la Marina, Fuerza Aérea y autoridades. La estrategia era que el Ejército con su personal forme una vía desde la carretera hasta la zona del accidente para que ingresen los camiones y trasladen los cadáveres. Los hospitales comenzaron a preparar camillas, bolsas para los cuerpos y hacer espacio en la morgue”, explicó Arana.
Durante su última investigación, interrogó a un piloto de Aeroperú que estaba en la aeronave que seguía al avión siniestrado. El piloto de Aeroperú le reveló que el capitán Juan Mayta, piloto del avión de Faucett, estaba solicitando repetidamente a la torre de control del aeropuerto de Arequipa que encendiera las luces de la pista de aterrizaje. Sin embargo, el personal de la torre le informó que las luces ya estaban encendidas. A pesar de ello, Mayta continuaba insistiendo: “Aumenten la potencia” ya que no veía ninguna luz. En ese momento, dejó de comunicarse, aparentemente se dio cuenta de que estaba volando muy bajo, y posteriormente se estrelló.
Al exfiscal le resultó sospechoso que, ese año ocurra ese accidente devastador que quebró a Faucett y pocos meses después ocurriera otro siniestro con un avión estrellado de la empresa Aeroperú que también desapareció del mercado.
Según, Arana Miovich, solo 30 cuerpos rescatados estaban sin daño, los otros cadáveres estaban carbonizados o desmembrados y siete restos humanos desaparecieron, no se encontró rastro de ellos hasta el día de hoy.
“Al día siguiente la fiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, llegó a Arequipa y me entregó siete bolsitas, me dijo que las repartiera a los familiares que les hacía falta. No estuve de acuerdo, pero era mi superior. Igual en reunión con las familias les pedí comprensión y brindarles santo sepulcro aunque tal vez no sean sus parientes. Qué penoso, que tal desgracia”, recuerda.
La tragedia de Alianza Lima
Otras de las tragedias dolorosas que seguramente recuerdan muchos peruanos, pero sobre todo los aficionados al fútbol peruano, es la del avión Fokker F-27 de la Marina de Guerra del Perú, el cual trasladaba al equipo futbolístico de Alianza Lima, un 8 de diciembre de 1987.
La gravedad de esta tragedia radica en la muerte de un total de 43 personas, incluyendo a todo el equipo de los conocidos “potrillos” y otros pasajeros a bordo.
Los futbolistas regresaban a Lima luego de un partido ganado en Pucallpa cuando el avión, que se encontraba a escasos kilómetros del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, a la altura de la localidad chalaca de Ventanilla, se precipitó al mar y desapareció.
Tras una exhausta búsqueda por parte de la Marina de Guerra y otras autoridades, se rescataron los cuerpos ya fallecidos de ciertos pasajeros.
La ceremonia de despedida estuvo marcada por un intenso dramatismo. El último balón utilizado por los jugadores del equipo, conocidos como “los potrillos”, durante su último partido en Pucallpa, fue recuperado del mar y exhibido ante todos los seguidores de Alianza Lima como el último recuerdo de aquellos que perdieron la vida en Ventanilla.
Solo hubo un sobreviviente, el piloto Edilberto Hernán Villar Molina, quien luego de la tragedia que lo involucraba, se fue del país y se cambió de nombre. Hasta la actualidad, se desconoce su nueva identidad y su lugar de residencia.
Vuelo 508 de LANSA
Era diciembre de 1971 cuando el último Lockheed Electra de Líneas Aéreas Nacionales S.A., una aerolínea peruana con sede en Lima, emprendió un vuelo rumbo a Pucallpa, con 92 personas a bordo.
El vuelo 508 despegó en medio de un clima y vientos favorables. Todo era seguro hasta que en el cielo de la selva amazónica peruana apareció una tormenta eléctrica en su camino.
Aunque el piloto intentó salir de las turbulentas corrientes de aire para buscar un lugar de aterrizaje de emergencia, se dice que un rayo impactó en el ala derecha del avión e incendió el tanque de combustible (hecho que en realidad nunca fue probado con certeza). Momentos después, un fallo estructural general partió la aeronave a nivel de la cola.
Juliane Kopcke fue la única sobreviviente de este lamentable suceso. La peruana-alemana contó los momentos de desesperación que se vivió en el avión, donde su madre falleció. Sobre esta historia que dejó 91 personas fallecidas, incluso se filmó dos películas: ‘Los milagros todavía ocurren’ y ‘Alas de Esperanza’.
El avión se partió en dos justo delante mí a unas filas de la cola, por momentos la ingravidez acompañó la sensación de vértigo de un abismo visible a nuestro alrededor. Mi madre desabrochó forzada su mano de la mía para no volver a tocarla viva nunca más.
El suceso dio la vuelta al mundo y consternó tanto que la aerolínea peruana, establecida en 1963, nunca más volvió a operar.