La inversión privada en el Perú registró una fuerte contracción en el primer trimestre del año, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Entre enero y marzo cayó 12%, cifra que marcó su mayor retroceso desde el tercer trimestre del 2009, sin considerar los años de pandemia del covid-19. En proyecciones del BCRP, el escenario dibujará una caída al cierre de este año en 2,5%.
Las razones de la caída se sustentan en la disminución de la inversión minera (-23,2%) y la caída de la inversión proveniente de otros sectores económicos (-11%). Este resultado se atribuye a las paralizaciones y una menor confianza empresarial como consecuencia de los conflictos sociales, y la ausencia de nuevos megaproyectos mineros, sostiene el Banco Central en su informe macroeconómico.
En diálogo con Infobae Perú, el economista Armando Mendoza señala como factores del congelamiento de la inversión privada a la desconfianza empresarial que existe en estos momentos. “Esa incertidumbre de no saber si el Gobierno se va a quedar o si los contratos por Asociación Público Privada (APP) que uno firma se van a respetar o no”, indica.
Como segundo factor atribuye a la menor demanda interna producto de los ingresos insuficientes de los peruanos que no van acorde al ritmo inflacionario actual (6,46% en junio, muy superior al rango meta). “Un empresario invierte si es que hay negocios y mercados. En los últimos años, la capacidad adquisitiva de los peruanos ha caído sustancialmente y en los últimos meses se ha contraído mucha demanda por factores de la recesión”, explica.
Para Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores, es muy difícil revertir la confianza empresarial, y con miras al mensaje a la Nación del 28 de julio habría que esperar un anuncio que destrabe la inversión, “la llegada de un gran proyecto que influya en el total de inversión y obras de infraestructura que mejoren las expectativas que están bien castigadas”, sostiene a este medio.
Según el especialista, un débil avance de la inversión privada afecta en la generación de empleos, además de la pérdida de la capacidad adquisitiva de las personas.
“Se necesita un clima de confianza para revertir los conflictos sociales y dinamizar la inversión privada. A medida que esta caiga, tiene un efecto negativo sobre la generación de empleo. Vemos que en el caso de Lima ha subido el empleo informal y el formal no ha crecido. En neto estamos hablando de un estancamiento del mercado laboral en últimos tres meses como ausencia de una mayor dinámica de la inversión privada”, sostiene Odar.
El escenario se torna más complicado, sobre todo cuando una economía está en recesión, pese a que el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras, asegure ante la prensa que hablar de ese término “es antojadizo”. De acuerdo con el economista Luis Arias Minaya, casi todos los indicadores del primer semestre confirman una recesión,
“Están en caída la inversión privada, el IGV interno, el consumo de cemento y las importaciones; mientras que en una fuerte desaceleración: el consumo privado, generación de electricidad, crédito y empleo”, anota el también exjefe de Sunat.
Ante ese turbio escenario, Infobae Perú recogió las voces de los gremios de los principales sectores tales como la SNI, Confiep, AGAP y Capeco, quienes demandan al Gobierno de Dina Boluarte una serie de pedidos como un clima de estabilidad política que permitea revertir la confianza empresarial.
Por un lado, la Sociedad Nacional de Industria (SNI) señala los preocupantes resultados de su Encuesta de Opinión Industrial del II Trimestre del 2023, donde el 69% de empresas industriales menciona que no realizarán inversiones durante este año.
Para el gremio, los factores que saltan a primera vista son la incertidumbre política y las perspectivas que está teniendo la economía peruana ante el fenómeno El Niño Global entre moderado a fuerte. Adicionalmente, se debe mencionar la menor demanda interna producto de la reducción en los salarios reales por la propia inflación.
“Hay una situación complicada, donde la inversión privada que viene del 2021 y 2022 no se ha recuperado y no lo hará rápidamente. Por otro lado, la inversión pública, también estancada, tendría que compensar, pero en el primer trimestre también ha disminuido en -1%”, detalla el economista Armando Mendoza.
“Es importante generar confianza para que las inversiones privadas retornen a nuestro país. Esperamos un cambio en las políticas públicas del Gobierno para cambiar esta tendencia, de lo contrario podríamos llegar a un PBI cercano o menor al 1%, que haría elevar la pobreza a niveles del 30% de nuestra población”, indicó la SNI a esta redacción.
Para ello, consideran necesario destrabar y crear las bases de gestión para la ejecución de proyectos de interés nacional como son las irrigaciones, energía, puertos, carreteras, entre otras inversiones que permitirán que la infraestructura se sume al esfuerzo productivo industrial.
Por su parte, la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP) señala a Infobae Perú que desde la derogatoria de la Ley N° 27360- Ley de Promoción Agraria, las nuevas inversiones en el sector agrario fueron disminuyendo año a año.
“La caída del -12,04% en la inversión privada en el primer trimestre del 2023 debe alertar al Gobierno a implementar de manera urgente un plan de crisis para preservar el empleo formal y darle sostenibilidad al sector agrario moderno”, sostienen.
Apuntan que la crisis interna del país requiere un impulso mayor por parte del Gobierno para reactivar los sectores económicos en un contexto en que las inversiones actuales en el sector agrario enfrentan los embates climatológicos y mercados con comportamientos atípicos.
“A pesar de ello el sector agroexportador seguirá atendiendo el mercado exterior y a los mas de 140 países en donde llegan nuestros productos agrarios”, indican.
En el panorama externo, según el Foro Económico Mundial, son cinco los principales riesgos globales al 2023: crisis del suministro de energía, crisis del costo de vida, crisis de la cadena alimentaria, aumento de la inflación y ciberataques a la infraestructura crítica.
Mientras que al 2025 se suman: crisis del costo de vida, desastres naturales y eventos con climas extremos, confrontación geoeconómica, fallo en la mitigación del cambio climático y erosión de la cohesión social y polarización social.
Además de otros factores como la volatilidad del tipo de cambio, inflación y recesión en mercados de destino, la guerra Rusia-Ucrania, entre otros.
En las condiciones internas pesan la inestabilidad política, inseguridad ciudadana, corrupción, malas decisiones de política pública, populismo, sobre costos y riesgos regulatorios, leyes no promotoras, problemas climatológicos, movilizaciones violentas entre diciembre 2022 a febrero del 2023 y amenazas de “tomas de Lima”.
Desde AGAP, esperan que el Gobierno implemente de manera urgente un plan con medidas para enfrentar la crisis del sector a fin de preservar el empleo formal y darle sostenibilidad al sector agrario moderno.
Este y el próximo año serán muy difíciles para el sector agrario y el país. Se espera que para el 2023 el sector agropecuario solo crezca 0,4% y el PBI nacional un 2,2%, mientras que en el 2024 se espera que el sector crezca 2,7% y el PBI en un 3%; cifras que resultan insuficientes.
“Necesitamos que el Perú crezca a tasa mayores al 5%. El Perú tiene increíbles condiciones para seguir creciendo, para atraer inversión y reinvertir en el sector agrario”, señalan.
Desde la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) afirman que las consideraciones que han convertido un año muy duro para el sector privado responden a un tema global. “El hecho de que las tasas de interés, fundamentales para financiar las inversiones, están en su punto más alto de los últimos 15 años, es un golpe muy grande”, indican.
Alfonso Bustamante, presidente de Confiep, detalla que la inestabilidad política, los conflictos sociales, el ciclón Yaku y la baja confianza empresarial que hubo en el primer trimestre de este año hicieron que la inversión privada sea de unos S/25.000 millones, 12% menos al similar período del 2022.
Además, indica que a causa de las protestas antigubernamentales a inicios del 2023, las mipymes perdieron S/670 millones en las regiones y en el agro, unas 190.000 familias ganaderas de Arequipa terminaran afectadas al perder S/50 millones.
Durante este primer semestre del año dan cuenta de un efecto estadístico negativo de Quellaveco al finalizar el proyecto de construcción, así como la postergación de proyectos mineros.
Hay que anotar que algunos sectores se han visto más afectados que otros por el contexto actual. Entre ellos está la pesca (-71%) porque no hubo temporada de pesca de anchoveta a causa del Yaku y del Niño Costero. En el rubro de la construcción (-10%), hay una menor ejecución en proyectos de infraestructura y bajo dinamismo de la autoconstrucción.
“La única receta para generar desarrollo, empleo y bienestar en el país es el crecimiento económico, lo cual solo es posible con inversión privada. En estos momentos debemos ser muy agresivos como país para atraer inversiones. El capital está disponible afuera, hay que ponernos imaginativos, invitar al capital y generar las condiciones para hacerlo”, indica el representante del gremio.
En detalle, a fin de mejorar la regulación que promueva la actividad empresarial plantea:
Por el lado de la minería, Apoyo Consultoría señala que solo estará en construcción un proyecto grande, la ampliación de Toromocho, y dos proyectos medianos, San Gabriel y la optimización de Inmaculada. No comenzará la ejecución de ningún proyecto de gran escala ya que la decisión para iniciar Yanacocha Sulfuros (proyecto de Newmont en Cajamarca) se postergó para el 2024.
El gremio de empresas constructoras de Perú (Capeco) señaló a Infobae Perú que ante la elevada desconfianza, no hay medidas que permitan tener predictibilidad con relación al funcionamiento de los programas de vivienda social, nuevos proyectos de infraestructura y obras de impacto inmediato para la prevención de un posible fenómeno El Niño.
El PBI de la construcción acumula una caída de más del 10% en los primeros cinco meses del 2023. Para que el resultado del año no sea negativo, “el sector debería crecer al menos 8% en el segundo semestre, situación muy difícil de lograr dada la falta de nuevas inversiones en el sector”, refiere Capeco.
Uno de los factores es la imposibilidad de tomar acciones rápidas para evitar los casos de corrupción en la contratación de obras públicas y en los programas de vivienda social. Lo que esperan es resolver los conflictos de competencia entre el Ministerio de Vivienda y algunas municipalidades respecto a la generación de oferta de vivienda social.
Por ello, consideran urgente la adopción de un presupuesto multianual de subsidios para vivienda social que oriente la inversión al menos en los próximos tres años.
“El país tiene grandes oportunidades para el desarrollo de proyectos de vivienda, de comercio, industria, infraestructura turística entro otros. Sin embargo, se necesita un clima de estabilidad política, estabilidad jurídica, predictibilidad”, coincide el gremio de empresas constructoras.
Algunas medidas reactivadoras de corto plazo como un adecuado presupuesto de subsidios de vivienda o algunos incentivos tributarios a la inversiones privada permitirían retomar la confianza e impulsar el desarrollo de nuevos proyectos en el país, sostienen.
Armando Mendoza hace hincapié que si bien existe una crisis global, el Perú está en la cola de los países de Latinoamérica, cuyas economías están creciendo bien porque impulsan su inversión, gastan en programas sociales o destinan transferencias monetarias a la población para elevar el gasto, las cuales impulsan el consumo y por ende, la demanda.
En el primer trimestre, la economía peruana se contrajo, mientras países como Colombia, Brasil y Mexico crecieron. “La última proyección del Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que la economía mundial crecería en 3% el 2023 y la región Latinoamericana crecería 1,9% en el 2023; en ambos casos por encima de Peru”, refiere Mendoza.
Según Moody’s, agencia internacional de calificación de crédito, el Perú cerraría este 2023 con la tercera tasa más baja de crecimiento (por debajo de 1,5%), solo por encima de Chile y Argentina. De acuerdo a las previsiones de los agentes económicos consultados en la más reciente encuesta del BCRP, el PBI peruano crecería entre 1,8% y 2,0%.