Los apodos forman parte del folclore del fútbol. La mayoría tiene relación con animales. Por ejemplo, en el Perú, al escuchar ‘La Foca’ se viene a la mente el nombre de Jefferson Farfán, uno de los máximo artilleros de la selección nacional. Así también se le conoce a Roberto Farfán, exdelantero de Universitario. No obstante, tiempo atrás, en los años ochentas, Mario Gonzáles brilló como técnico bajo ese apelativo.
Benites inició su carrera en el banquillo de Juan Aurich, para luego desfilar por Sport Loreto, Deportivo Municipal, Deportivo Aviación y Carlos A. Mannucci hasta llegar a Deportivo Sima, donde consiguió su primer título en 1971. Ganó la segunda división y dio el salto al extranjero al asumir el mando de Nacional, club histórico de Paraguay. Ahí se mantuvo por dos temporadas y regresó a su país sin pena ni gloria.
‘La Foca’ continuó pasando por varios clubes tanto nacionales como internacionales (Melgar, Barcelona SC, Cerro Porteño, Deportivo Junín y León de Huánuco) hasta tuvo la oportunidad de dirigir a la selección peruana juvenil. Se encontraba en búsqueda de logros, pero, se le hizo esquivo.
Es así como en 1977, con un curriculum extenso, volvió a su casa: Alianza Lima. Gonzáles, que también se desempeñó como futbolista profesional, se formó en La Victoria, desafortunadamente, no pudo cumplir su sueño de vestir la ‘blanquiazul’, algo que sí consiguió como DT.
Sus ganas de triunfar, sumado a su amor por los colores del club ‘íntimo’, le permitieron tener éxito rápidamente a la cabeza de grandes jugadores como Hugo Sotil, Teófilo Cubillas, José ‘Caíco’ Gonzales Ganoza y más. Se ubicó en el Grupo A del Torneo Interzonal tras competir con equipos como Sport Boys, Sporting Cristal y Melgar y selló su clasificación a la Liguilla Final.
En contraparte a su logro, en uno de sus últimos partidos, Alianza cayó goleado 4-0 ante uno de sus clásicos rivales, Cristal. Esto puso en la cuerda floja a ‘La Foca’, la cual recibió el “respaldo” de la directiva en primera instancia y encabezó la gira a Estados Unidos, donde se midió ante LDU, Millonarios y a las selecciones del país en mención y México. Su balance no fue negativo ni positivo, debido a que registró una derrota, una victoria y dos empates.
Pero minutos después de bajar del avión, recibió una dura noticia. El ‘equipo del pueblo’ le comunicó que no continuaba en su cargo, es más, ya tenía su reemplazo: Juan Eduardo Hohberg, uruguayo que ya sabía lo que era campeonar en el Perú, pues lo hizo con el ‘compadre’, Universitario. La novedad, como era de esperarse, cayó como un baldazo de agua fría.
Mario Gonzáles reaccionó lanzando una maldición contra el club: la de no volver a salir campeón. Esta no tuvo efecto inmediato, pues el ‘charrua’ levantó el trofeo a final de temporada y repitió la hazaña en la siguiente. Tardó, pero llegó. A partir de 1978, Alianza Lima permaneció 19 años sin sumar una estrella. Cada campaña sin éxito que pasaba, las palabras de ‘La Foca’ se venían a la mente de los millones de hinchas.
“Alianza hizo su gira a Estados Unidos, él era el técnico y Alianza ya tenía listo al uruguayo Hohberg. Entonces en el aeropuerto se entera cuando iba a desembarcar y lo amenaza a Walter Lavalleja (directivo). Le hace una maldición y le dice ‘nunca vas a campeonar’. Fue una cosa de amargura. Fue su reacción, hasta lo amenazó con matarlo”, le contó Armando Leveau, historiador de Alianza, a Infobae Perú.
Los directivos del conjunto ‘victoriano’ también consideraron un inédito motivo para el despido del estratega peruano. “En los ochentas y noventas llegaron al país los ejercicios de elongación, pero Mario los realizaba desde antes. Cuando terminaba el entrenamiento, él mandaba a poner una salsa en los parlantes, los jugadores terminaban bailando y relajándose. Los jugadores tendrían que terminar muertos, pero con Mario era un jolgorio. Eso no le gustó mucho a Lavalleja y determinó su salida”, agregó Leveau.
Eso sí, Armando aseguró que Gonzáles no le guardó rencor al club. “No vivió resentido con Alianza Lima, sus grandes amigos estuvieron ahí como Víctor Rostaing y ‘Pitín’ Zegarra, símbolos de Alianza en los años sesenta”, exclamó el historiador. Y desde el otro lado, tampoco hubo sentimientos negativos, incluso lo consideraron en una campaña de presentación de su camiseta en 2015.
Su carrera como entrenador no finalizó ahí. Bajó a dirigir a Copa Perú y triunfó con Juventud La Palma en 1978. De esta manera, una vez más, emigró a Paraguay y afrontó su segunda etapa en Nacional. El club no pasaba un buen momento, producto de ello perdió la categoría. Gonzáles retornó al país vecino con el objetivo de devolver a la ‘academia’ en el lugar que se merecía y así fue.
El peruano se convirtió en un ‘trotamundos’, desembarcando en varios lugares como Ecuador (Barcelona SC), Bolivia (Jorge Wilstermann y Destroyer’s), Venezuela (Portuguesa), Colombia (Cúcuta Deportivo) y Costa Rica (Deportivo Saprissa), pero, encontró su lugar en el mundo en tierra guaraníes, residiendo por 14 años y ganando su último título.
“En Paraguay fue ídolo, yo lo acompañé en dos Sudamericanos de menores, Mario era un ídolo. Tenía que haberse quedado a vivir en Paraguay, entrenaba a los equipos de los ministerios, era muy querido. Tuvo dos hijos, la nostalgia de no poder llevar a su hija, lo hizo volver a Perú”, aseguró el historiador.
En su retorno al país, se dedicó a descubrir nuevos talentos femeninos y del fútbol escolar (campeonó ADECORE con el Almirante Guise). Finalmente, se alejó de este deporte y, según, varios hinchas, recorría las calles de Cercado de Lima, distrito donde se crió. Mario Gonzáles, la verdadera ‘Foca’, falleció a los 86 años y no solo dejó un legado y una huella en el balompié nacional e internacional, sino también fuera de las canchas.