¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar en el futuro de nuestro trabajo? ¿Seguiremos siendo parte de la fuerza laboral que necesita el mundo? En esta oportunidad quiero invitarlos con estas preguntas a una reflexión sobre la importancia que tiene mirarnos a nosotros mismos y pensar en las tendencias del mercado laboral y ser conscientes de mantenernos actualizados profesionalmente, ser competentes en conocimientos, así como en el desarrollo de las habilidades blandas.
La línea de la historia de los negocios, la industria y el mundo del empleo han experimentado cambios muy disruptivos y probablemente seguiremos en esa línea. Para Gartner, la cuarta revolución industrial ha cambiado el enfoque para siempre, el futuro del trabajo se está reinventando, la retención del talento es compleja y las competencias laborales del futuro van más allá del conocimiento técnico y de la disciplina, trascendiendo hacia el desarrollo de la creatividad, innovación, la inteligencia emocional y la inclusión.
Desde luego, la actualización profesional no queda de lado. Es aquí donde la responsabilidad de las instituciones educativas consiste en revisar y adelantarse hacia estos desafíos, motivados por el avance de la tecnología que replantean el mundo laboral constantemente, exigiendo un perfil profesional capaz de adaptarse y ampliar los conocimientos, además de expandir el alcance de la profesión para que la inteligencia artificial, la robótica y la nanotecnología sean parte de esta nueva construcción personal.
¿Hay que temerle a la tecnología? La respuesta clave es obviamente que no. Hay que sumarse a ella para agilizar las respuestas y resultados de la organización. Los profesionales deben desarrollar y capacitarse a un nivel en el que la tecnología y la transformación digital no sean un obstáculo, sino parte de la cultura y el desarrollo de las personas. Sobre ello, el Foro Económico Mundial menciona que el pensamiento analítico es fundamental para el presente y el futuro laboral y hoy forma parte de las habilidades más requeridas en los procesos de selección.
Las oportunidades y los retos están para todos por igual, la diferencia consiste en prepararse para enfrentar el futuro del trabajo y ser competitivo, capacitándose en estas nuevas competencias para adaptarse a las nuevas tendencias y conseguir mejores empleos, lograr un mejor presente y sostenibilidad del futuro.
Como parte de los que generamos oferta educativa tenemos la responsabilidad de “reimaginar” ese futuro y colocar la mejor propuesta de transformación al alcance de todos. Los invito a no dejar de aprender.